03 junio 2024

VEJEZ

 

Recuerdo con absoluta precisión el día en que inicié mi vejez. Era mayo, sábado quince de mayo, para más señas. ¡Nunca lo olvidaré!….. Estaba yo tendiendo ropa blanca en la azotea. El día despuntaba limpio y soleado.
Sonó el teléfono y miré mecánicamente los dígitos que aparecían en la pantalla. Sonreí. Era mi hijo Manuel. Mi pequeño.
Manuel llevaba doce años viviendo en Francia. Se había ido con un Erasmus y allí se quedó, en París VII, impartiendo clases de español. Le gustaba su trabajo y las dos veces al año que rigurosamente me visitaba (en Navidad para reunirse con toda la familia, y a finales de mayo para celebrar juntos nuestros coincidentes cumpleaños) me hacía madre orgullosa. Mi niño Manuel siempre dicharachero, efusivo en sus cariños, delicado en sus silencios. Delicioso mi pequeño.
-¡Hola mamá!-, saludó su voz alegre al otro lado del teléfono. Una sombra me nubló el pensamiento.
-¿No vienes a nuestra cita, Manuel?
-¡Pero bueno, mami! ¿Qué forma de saludar es esa? -me reprochó bromeando-. ¡Claro que voy, preciosa! ¿Cuándo he fallado a nuestro encuentro privado?
-Nunca, hijo. Lo siento. Esta llamada.
-Ay, ay, ay… pero si se me está volviendo una chica desconfiada, mi reina. Esta llamada, señora, es para anunciarle que llego pasado mañana.
-¿Y…….?.
-Vale, vale. Es imposible ocultarle cosas a una madre. Prométeme que no te reirás.
-¿Por qué voy a reírme, Manuel?
-Por el favor que quiero pedirte, mami. Verás, es que llevo unas semanas pensando más de lo normal en mi perrito de peluche. ¿Ves como ibas a reírte? El caso es que me gustaría traérmelo a París conmigo, si a ti no te importa, claro.
-Pues claro que no me importa, mi niño. Esta misma tarde lo lavo y le pongo tu colonia para que lo encuentres como siempre. Es tuyo, el peluche. Y yo pensando que no venías.
-No te hagas ilusiones, en dos días me tienes ahí. Un besote, mami.
-Un beso, pequeño mío.
Colgué el teléfono. Terminé de tender mecánicamente la ropa y entré en la casa.
Repentinamente anciana tomé en mis brazos el conocido peluche.

 

Izaskun Legarza en su blog: «Siempre con historias».

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