29 mayo 2024

ALONSO CANO: CRISTO Y LA SAMARITANA

 



Alonso Cano Almansa (Granada, bautizado el 19 de marzo de 1601 - Granada, 3 de septiembre de 1667) fue un pintor, escultor y arquitecto español del Barroco. Es considerado el fundador de la escuela granadina de pintura.

Formado en Sevilla desde su adolescencia, Cano es excepcional como pintor, escultor y arquitecto. En 1638 parte a Madrid como pintor y ayuda de cámara del conde duque de Olivares; pinta diversos lienzos para el Alcázar y ejecuta retablos en iglesias y conventos madrileños. En 1651 Felipe IV le nombra racionero de la catedral de Granada; un año más tarde regresa definitivamente a su ciudad natal e instala su taller en una torre del templo, realizando el facistol del coro y las lámparas del altar mayor, además de los lienzos de la Vida de la Virgen para el retablo mayor. En 1658 se ordena sacerdote. Poco antes de su muerte es nombrado maestro mayor de la catedral y da las trazas para la fachada, pero no llega a verla construida.

 

 

Cristo y la Samaritana

Datación: ca. 1635-1637

Dimensiones: 166 x 205 cm /180,5 x 220 cm

Técnica: Óleo sobre lienzo

Procedencia: Cartuja de Santa María de las Cuevas, Sevilla; incautado por los franceses en 1810, ingresó en la Academia en 1813.


Observaciones:  La obra representa un pasaje del Nuevo Testamento recogido en el capítulo 4 de Juan. Es un lienzo bellísimo en que el maestro granadino, partiendo de una estampa del pintor holandés Saenredam, recoge a la vez lo mejor de la pintura renacentista veneciana. En un fondo de paisaje con celajes de tonos azules y grises, la samaritana apoya su cántaro en el brocal del pozo mientras escucha a Cristo. El azul y el rojo de Jesús, y los tonos violáceos de ella destacan sobre el fondo verde intenso. A la derecha, en la lejanía, se ve un paisaje árido donde destaca la figura de Cristo predicando a un grupo. Se aprecia una clara composición diagonal escalonada en planos de profundidad. La colocación del pozo en el centro confirma la ascendencia clasicista de Cano. En realidad, en cuanto a composición y tipos, las influencias mayores proceden del ámbito veneciano. Hay una gran proximidad entre la figura de la samaritana y determinados modelos del Veronés, así como hay gran influencia veneciana en los últimos planos del paisaje. Eso sí, la gama cromática está muy alejada de lo veneciano porque Cano no conocía este tipo de pintura más que por grabados. Cano estudia atentamente sus obras a través de grabados, primero, y después en su etapa madrileña, gracias a las colecciones reales, en especial, restaurando en 1640 las pinturas dañadas en el incendio del Buen Retiro. 

Este cuadro formó parte de una serie de ocho, todos de idénticas dimensiones, cuya fecha y destino original se ignoran, los cuales fueron adquiridos por la Cartuja de Santa María de las Cuevas en Sevilla, donde ya se mencionan en 1763, y en cuyo refectorio todavía los vio el historiador y crítico Ceán Bermúdez en 1800. Todos excepto éste, representan escenas del Antiguo Testamento. Los únicos que se conservan son el cuadro de la Academia; José y la mujer de Putifar, en una colección privada suiza; y Adán labrando la tierra y Eva cuidando a sus hijos, en la Pollok House de Glasgow.


En 1810 el conjunto fue requisado por los franceses y expuesto en el Alcázar de Sevilla, pero en los años siguientes fue desmembrado y a partir de entonces se pierde la pista de la mayor parte de los cuadros. En concreto este lienzo fue enviado a Madrid en enero de 1811, junto con otros dos de la serie, como parte de un lote destinado a complementar el regalo de José I al Museo Napoleón. Todos quedaron depositados en el Convento el Rosario, y fue en este punto donde desaparecieron los lienzos con las historias de David y José. Finalmente fue llevado a la Academia en mayo de 1813. 

 

Nuni Yáñez y José Ramón Vega


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Por favor: Se ruega no utilizar palabras soeces ni insultos ni blasfemias, así todo irá sobre ruedas.
Reservado el derecho de admisión para comentarios.

Buscar