Hay actividades que se plantean
—siempre con la mejor intención—, pero de las que no se esperan demasiado por
sus características. En este caso concreto, aunque las visitas elegidas
sabíamos que eran de interés, el tiempo establecido—solo dos días— pensábamos
que quizá no diera de sí lo suficiente para disfrutarlas.
Afortunadamente, me equivoqué. En una
salida tan breve hemos alcanzado los
objetivos que nos proponíamos. Ver todos los lugares previstos que han
resultado tan interesantes. Hacerlo, además, con unos guías competentes, un
tiempo magnífico, y disponer de un hotel estupendo, el Palacio de Oñate, no
solo en cuanto al alojamiento, sino en el trato lleno de amabilidad y las
comidas sabrosas y abundantes.
La primera mañana en Guadix visitamos
sus cuevas típicas, su iglesia—cueva, la auténtica y también la de superficie.
Admiramos el paisaje y subimos y regresamos en un trencito simpático hasta la
Catedral, una obra de arte renacentista y barroca, magníficamente explicada por
Maria Rosa, la guía.
Desde allí nos dirigimos a comer al Hotel
El Carmen, ya en Baza, muy bien por cierto. Por la tarde visita, también
guiada, de esta ciudad. Primero una introducción a la Historia y después los
baños árabes. Más tarde el Museo en el que pudimos contemplar la efigie de la
“Dama de Baza”, que aunque era una copia merecía ser vista. E igualmente el
busto del guerrero —este sí era el original— y una visión de los elementos que
el museo encierra.
Cena en el hotel. Y a la mañana
siguiente nos enfilamos hacia Gorafe lo que supuso el disfrute de una mañana
espléndida de naturaleza y de conocer las tumbas megalíticas que se conservan
de modo extraordinario. Hicimos un recorrido por la zona, bien explicado por el
guía y admiramos su orografía. Impresionantes cañones, valles, zona arbolada y
una caminata nada despreciable que nos abrió el apetito.
Regresamos al Hotel de nuevo y tras la
comida, hubo un tiempo para dar un paseo y tomar café, hasta las cinco de la
tarde que iniciamos el regreso a Málaga.
Lo mejor de esta breve salida ha sido,
sin duda, el ambiente. Ha estado rodeado de camaradería, buen feeling, el ánimo
dispuesto a disfrutar y valorar todo lo positivo que nos ha deparado el viaje.
Hubo un tiempo para bromas y risas —algo
muy sano, por cierto— y en el regreso a Málaga, sin ninguna incidencia, se
advertía el grado de satisfacción de todo el grupo. Algo muy digno de
agradecer.
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