09 enero 2023

Y DIOS DIJO... (II)


A principios de siglo, las funciones de la mujer seguían siendo las mismas es decir, se limitaban a las tareas de la casa, a atender al marido y a cuidar de los hijos, pero también trabajaban en el campo, en las minas, en la construcción e incluso han ido a la guerra. Eran muy pocas las mujeres que podían acceder a unos estudios, ya que parecía que era  de uso exclusivo del varón, ir a una universidad y por supuesto a acceder a un puesto de trabajo. No podía ni ejercer su derecho al voto.

En España, el papel de la mujer, hasta aproximadamente los años sesenta, se limitaba a ser el de esposa y madres ejemplares. Se vivía en un régimen completamente autártico, en el que se le negaba a acceder a un trabajo remunerado.

La legislación laboral de ésta época declaraba: “El Estado prohibirá el trabajo nocturno a mujeres, regulará el trabajo a domicilio y libertará a la mujer casada del taller y de la fábrica”. Y no solamente esto. Cuando la mujer se casaba, la obligaban a abandonar su puesto de trabajo. Afortunadamente para nosotras, estas leyes denigrantes, machistas y absurdas han quedado en el pasado, pero sí que hay que recordarlas, ya que existen todavía diferencias de salarios para hombres y mujeres, por la relación de un mismo trabajo. La discriminación salarial de las mujeres en el siglo XIX era escandalosa. A pesar de que se estableció un principio de igualdad de remuneración para los trabajos del mismo valor, lo cierto es que la discriminación salarial de las mujeres, lamentablemente , aún existe. A los trabajos realizados por una mujer, se le da una calificación muy inferior a los realizados por el hombre.

Actualmente es obvio que el mundo occidental y la sociedad en general, han avanzado progresivamente y concretamente, también en el papel de la mujer ha evolucionado, se ha equiparado y se ha igualado en muchos aspectos. El avance de las mujeres en estos últimos años ha sido espectacular, no en vano se dice que el siglo XX ha sido el siglo de la mujer.

Uno de los cambios más significativos que ha habido, ha sido precisamente la revolución de la mujer, gracias  a esto, hemos logrado eliminar la discriminación en las leyes, la igualdad en el sistema educativo; hemos podido formarnos y así poder acceder al mercado laboral, y a la vida pública y política.

No sin grandes esfuerzos la mujer va adquiriendo puestos de máxima responsabilidad a nivel político, cultural o educativo; ha tenido que luchar y eliminar muchas barreras impuestas, precisamente, por el hombre, ya que lamentablemente hay mucho camino que recorrer hasta que hombres y mujeres lleguemos por fin a una igualdad real, a sentirnos seguras en el trabajo, sin sentirnos acosadas en la calle, o dentro de casa, sin recibir malos tratos, y a no seguir viviendo en una sociedad eminentemente machista, en la que el sexo masculino sigue imponiendo sus normas.

El artículo 14 de nuestra Constitución dice claramente que todos los españoles somos iguales ante la ley, sin discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, et., pero lamentablemente no siempre es así.

Ahora, en el mundo occidental al menos, la mujer ha tomado un papel más relevante dentro del contexto social, aunque todavía haya hombres que se resisten a la entrada de la mujer en puestos de responsabilidad.

La mujer es, ante todo, un ser humano, que tiene que realizarse como persona que es.

Hay que partir de la base de que hombres y mujeres genéticamente somos distintos. Existen diferencias profundas y fundamentales entre hombres y mujeres, lo cual no implica que debamos ser tratadas de diferente manera.

-¿Es la mujer inferior al hombre?.

-¡No!.

-¿Es el hombre superior a la mujer?.

-¡No!.

-¿Es la mujer igual “en todo” al hombre?.

-¡Tampoco!.

-Entonces, qué es la mujer?.

-Distinta al hombre.

La mujer no es solamente un objeto para los hombres. Ser objeto deshumaniza a la persona. La mujer se determina a sí misma, asumiendo su propia identidad.

Dentro de muchos valores la mujer es creadora de vida. (CONTINUARÁ)

 

Remedios Escribano 

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