Haciendo un poco de memoria y dejando volar
nuestro pensamiento e imaginación, a traves de la Historia, y remontándonos al
origen del mundo; exactamente al principio, cuando no existía ni el propio
mundo como tal, hasta que Dios dio origen a la creación del Universo.
Al principio Dios creó los cielos y la tierra,
imagino un mundo maravilloso, llenándolo de luz. Creó el Sol, la Luna y las
Estrellas, y cubrió la tierra llenándola de plantas, árboles y toda clase de
animales. Y vio que todo era bueno.
Por último creó al hombre, dándole la capacidad de
pensar, convirtiéndolo en Señor de todos los seres que habitaban la Tierra.
Pero pasaban los días y el hombre se sentía muy solo; y dijo Dios: le daré una
compañera para que comparta todo esto, porque no es bueno que el hombre esté
solo. Entonces mientras dormía, Dios creó a la mujer, … y ahí comenzó el
problema. Al principio la cosa iba de maravilla, pero la convivencia diaria
hizo que llegara la monotonía, y ya sabemos lo que eso conlleva: que si el
aburrimiento, la apatía, y claro está, lo que más les llamaba la atención era
una zona prohibida a ala que no podían acercarse, porque Dios había puesto un
árbol, del que les estaba prohibido coger sus frutos, y ellos tenían sus
tentaciones, claro, y lo que estaba prohibido era justamente lo que les llamaba
la atención. Era tanta la curiosidad que tenían, que ni cortos ni perezosos, se
dirigieron al mencionado árbol, dejándose tentar por la serpiente, lo probaron
y…. ¡Oh!, desgracia!. Dios muy enfadado los echó de ese maravilloso Paraíso, y
encima los castigó de por vida. Al hombre a ganarse el pan con el sudor de su
frente y a la mujer, entre otras cosas, a parir sus hijos con dolor. Pero lo
que Dios no se dio cuenta, fue de que la mujer, aparte de ese castigo, también
ha tenido que ganarse el pan con el sudor de su frente. Y obviamente, a partir
de ese momento, entre el hombre y la mujer, empezaron las diferencias. Y yo me
pregunto: ¿Quién estaba en el momento de la Creación para saber si Dios creó al
hombre antes que a la mujer?.
¿Acaso porque es dogma de fe, o porque en
realidad, la historia del origen del hombre fue precisamente escrita por un hombre
y se ha puesto él en primer lugar?.
La consecuencia de todo esto es que desde hace
2.000 años, el hombre sigue siendo la parte dominante de la sociedad, y
tendríamos que cuestionarnos por qué esta sociedad diferencia tanto a hombres y
mujeres en cuanto a jerarquía y funciones.
Antiguamente las sociedades estaban marcadas por
un líder, siempre hombre, como parte dominante y la mujer dominada. Tenía un
escaso valor.
A través del tiempo, la mujer ha demostrado que
puede, perfectamente, desempeñar cualquier tipo de papel dentro y fuera de la
sociedad.
En el mundo mitológico la mujer era Tierra, la
sustancia de la que procedía la vida misma y la que aseguraba la continuidad de
la vida.
Tenemos muchos ejemplos de mujeres que han pasado
a la historia porque han desempeñado un papel que estaba hecho exclusivamente
por y para el hombre.
En el antiguo Egipto, la madre del Faraón Tutmés
III, llamada Hapshepsut, se proclamó faraón de Egipto, y adoptó la vestimenta
de hombre, reinando durante veinte años.
De esas mujeres tenemos varios ejemplos: Juana de
Arco vistió armaduras de hombres y se puso frente de los ejércitos franceses
con tan solo diecisiete años, o como Mary Read, que vistió de hombre y se
alistó como soldado en un regimiento de Infantería de Flandes.
Más recientemente ha habido mujeres que han sido
jefas de Estado, o que han ocupado el poder por un periodo de tiempo: Isabel
Aquino, Violeta Chamorro o Benazir Buto, por nombrar algunas, que rigieron los
destinos de sus países con prudencia y sabiduría, pero entre todas ellas no
podemos olvidara aquéllas otras mujeres que se encerraron en una fábrica
textil, en la que murieron reivindicando los derechos de la mujer, para que
hubiese una sociedad más justa, en la que pudieran vivir en igualdad, tanto
hombres como mujeres. Posiblemente ellas fueron la punta del iceberg.
Han pasado muchos desde aquello, pero no cabe duda
que se inició la `revolución de la mujer´. (CONTINUARÁ)
Remedios Escribano
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