21 octubre 2022

INOCULAR MIEDO


Al parecer, no teníamos bastante con la larga pandemia que hemos padecido y con sus nefastas consecuencias, ya que hace unos meses se añadió a este grave problema el acceso de locura que Putin padece, invadiendo un país que considera suyo, aunque no lo es.

        Resultado de este acto de guerra, una guerra cruel sin paliativos, son las consecuencias terribles que están sufriendo los ucranianos; los que permanecen en su país soportando la destrucción de su entorno, y los que se han visto obligados a emigrar para huir de la dureza de la contienda. Amén de la cantidad de vidas humanas que se están perdiendo sin posibilidad de retorno.

        Por los unos y por los otros solo se puede sentir compasión y admirarles por el valor y el amor que demuestran hacia su país. Y brindarles todo el apoyo posible para que su situación mejore.

        Desde la segunda guerra mundial que padecimos en Europa no se había vuelto a vivir en nuestro continente una situación similar, exceptuando los Balcanes, pero sus secuelas no nos afectaron de forma tan directa como ahora: escasez de energía, inflación y un sinfín de problemas que ha “pillado” a nuestros dirigentes con el paso cambiado. 

Nunca creímos que algo así pudiera volver a repetirse, pero tropezar con la misma piedra varias veces parece consustancial a los seres humanos y, en concreto, a los que detentan el poder y ejercen su ambición sin reparar en los pueblos que la sufren.

Ahora bien, el caldo de cultivo en el que se cuecen las “bravatas” de este político autoritario y cruel se está convirtiendo, a mi modo de ver, en una manera de inocularnos el miedo a los europeos. 




 Los telediarios se inician “a bombo y platillo” con las noticias más preocupantes sobre este tema. Y los presentadores se rodean de todo el dramatismo posible para hacernos llegar el “aterrador” mensaje. Las explosiones en los gaseoductos, la deriva del submarino atómico, los misiles destructivos y la amenaza permanente de un posible holocausto nuclear.

Me niego rotundamente a que me conviertan en un conejo asustado. Como las imágenes siempre resultan más impactantes he decidido informarme, solo lo justo, bien a través de la radio, o de la prensa.



Confío en que el sentido común prevalecerá. Y en otro caso, lo que tenga que ocurrir, pasará. Pero recuerden: el miedo nos hace dóciles. Y los que nos dirigen se frotan las manos ante un pueblo aterrorizado y manejable.

MAYTE TUDEA. 15-octubre-2022

 

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