01 marzo 2022

INSÓLITOS CAMBIOS EN LAS PERSONAS

 

Cuando nos asomamos a la cosmopolita ventana de la comunicación mediática, al igual que cuando observamos esa realidad más próxima a nuestro pequeño entorno vivencial, tomamos conciencia de una peculiar transformación que nos llama poderosamente la atención y para el que no hallamos una fácil o concluyente respuesta.  ¿Cuál es ese “fenómeno”, cambio o contraste que experimentan, de manera no fácil de explicar, muchas personas y que provoca extrañeza, duda y curiosidad en el contexto social y posiblemente también en los propios “actores” protagonistas? Veamos algunos fáciles ejemplos, que avalen este planteamiento.

Comencemos con el fácil y universal mundo del deporte. Surge un joven profesional que, en muy poco tiempo, alcanza la cima de la fama y el prestigio, por sus excelentes resultados en la actividad competitiva en la que esté especializado. Su fotografía cubre, casi a diario, las portadas de los periódicos y diarios informativos, tanto la especializada en el deporte, como aquellas páginas específicas de cualquier empresa mediática, ya sea de radio, prensa o televisión. Esta joven promesa, que a poco es “idolatrado” por millones de seguidores y aficionados, en la cima de su fama específica decide cambiar de equipo, tras firmar un “exagerado” pero buen contrato que mueve millones y millones de euros, pagándose cifras exorbitantes en un contexto de elemental irracionalidad. Los dirigentes de su nuevo club, que han hecho tan descomunal esfuerzo económico, hipotecando incluso el futuro de la sociedad, se las prometen muy felices al poder contar entre sus filas con esa “joya” que los va a colocar en la cima de los resultados competitivos. El propio deportista ve también multiplicados los elevados ingresos que ya percibía en su club de procedencia, sintiéndose divinizado en medio de toda la aureola y fanatismo que socialmente su imagen despierta.

Sin embargo y sin que nadie encuentre fácil respuesta, en modo alguno logra mantener el rendimiento con el que venía precedido, sino que, para desesperación de los dirigentes que lo han contratado y de los seguidores que esperaban disfrutar con el “éxtasis” místico de su habilidad y potencialidad deportiva, se  le ve inadaptado en su nuevo equipo, su rendimiento es cada vez más vulgar e insustancial para los resultados y la fama sociomediática que lo encumbró ahora lo critica con acritud, evidenciando sin piedad sus defectos. Comienza el proceso del olvido y esos hipócritas lamentos por la exagerada millonada invertida en el ahora tan denostado personaje. El ídolo, sumido en la realidad de los pies de barro, ha perdido, rápida y estrepitosamente ese exagerado o infundado prestigio, aureola que su imagen despertaba entre el fanatismo social que nos invade. Y todo el episodio sucede entre “la noche y la mañana” sin poder encontrarse respuestas consoladoras o razonables para ese inexplicable cambio en su rendimiento.  

Vayamos a otro caso frecuente en estos cambios personales. Un escritor, que no ha cumplido las tres décadas de vida y al que apenas nadie conoce, se presenta a un certamen literario, con la que es su primera novela, trabajo al que ha dedicado un par de años para elaborarla. El jurado del concurso, integrado por expertos en literatura, decide conceder, de manera inesperada, el primer premio a la obra presentada por esta joven promesa de las letras, galardón que lleva aparejado una importante dotación económica. Para mayor sorpresa, la obra premiada se convierte en un gran best seller, agotándose las primeras ediciones en las librerías, ante la sorprendente aceptación popular. Conferencias en centros culturales, firmas de ejemplares, entrevistas en los medios de comunicación, negociaciones con productoras cinematográficas, todo ello lo va convirtiendo en un personaje popular. Los dirigentes de la editorial que ha convocado el prestigioso concurso, viendo el éxito en las ventas, le ofrecen un bien retribuido contrato, ya que consideran que han descubierto un gran filón al que “explotar”, a fin de reflotar la rentabilidad empresarial. Sin embargo, las siguientes dos obras que escribe el premiado e idolatrado escritor suponen un gran fracaso en las ventas, recibiendo de manera paralela severas críticas por parte de los especialistas o comentaristas literarios. Los problemas de creatividad e inspiración aturden y desaniman a este autor, que sufre el hundimiento drástico de su prestigio, sin poder recuperar el éxito de aquella su primera novela. El tiempo avanza con la rapidez del calendario y el duro olvido entre los lectores que lo encumbraron es manifiesto. El fracaso de su segunda y tercera novela hace que estas ediciones sólo encuentren acomodo en las ferias del libro de ocasión. Un ejemplo más de autor conocido por una sola obra.

Hay alumnos que tienen un expediente sobresaliente en primaria o secundaria. En todas las materias destacan por encima de sus compañeros, ante la gozosa admiración de sus padres y profesores. Sin embargo, llega un aciago momento en que “todo se tuerce”, sin saber exactamente el por qué. Comienzan a sentirse infelices, sus calificaciones y proyectos caen en picado, aparecen los suspensos, las recuperaciones, las repeticiones de curso, los manifiestos y dolorosos fracasos. Este hundimiento escolar y personal puede ocurrir tanto en la secundaria como en la propia universidad, al cambiar de etapa educativa o de centro escolar. Nadie se explica los motivos de este drástico declive o retroceso, que provoca el desconcierto y preocupación entre los padres, los profesores, los amigos y, por supuesto, entre ellos mismos.

Se han expuesto tres ejemplos, a los que cada lector podría añadir algún nombre y apellido, historias que reflejan el contraste entre un “sublime” y prometedor presente y ese futuro teñido de mediocridad, fracaso y frustración, en el mundo del deporte, en la creatividad literaria y en la formación reglada o escolaridad. Y nos preguntamos ¿cuál ha podido ser la causa de este negativo viraje, en la vida de tantas personas?

Parece evidente que no existe una motivación única. Cada protagonista es un mundo diferencial con respecto a otras personas. Habría que estudiar detenidamente las circunstancias en cada uno de los casos.

Puede ocurrir que haya habido una exagerada hipervaloración inicial a la hora de considerar las excelencias de estos seres tan prometedores. El entorno social necesita muchas veces encontrar “ídolos” o mitos a los que venerar. Y con la misma rapidez en que son elevados a los altares de la fama, son después derribados al oscuro o anónimo sótano de los olvidos, sin causas objetivas o suficientes que justifiquen esta acelerada variabilidad. Muchos progenitores se esfuerzan en “modelar” descendientes que compensen no pocas de las frustraciones de su propia historia, en una irrealidad que más pronto que tarde surge poderosa para el sufriente desconcierto. Tampoco habría que olvidar los cambios orgánicos, ambientales y circunstanciales que se producen en casi todas las personas, transformaciones que son de naturaleza interna y externa. La escenografía, las circunstancias familiares, los cambios en la edad, los problemas sobrevenidos, etc. Todo ello puede influir, sin duda, en esos “inexplicables” cambios de ruta.

En este punto de la exposición, tal vez sea necesario volver a incidir una vez más en una realidad tantas veces olvidada o postergada. El punto medio es, sin duda, el más adecuado para el saludable equilibrio. La exageración, el fanatismo, el auto engaño, la soberbia no resultan buenos compañeros de viaje. La racionalidad, la sencillez, la prudencia, el esfuerzo diario son apreciados valores en los que siempre hay que confiar. No son dioses, ni demonios. Sólo … personas. -

José L. Casado Toro

Marzo 2022.


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