Artículo elaborado por José Antonio
Santacruz Lozano y Ángel Luis Clemente Remón profesores de Ciencias Biomédicas
de la Universidad de Alcalá, publicado en la revista digital The Conversation.
Cinco siglos antes de
Cristo, Hipócrates decía que “caminar era la mejor medicina del hombre”. Esta
afirmación se mantiene a día de hoy pues se ha demostrado que practicar este
hábito diariamente puede ayudar a reducir el riesgo de contraer enfermedades
y mejorar la
salud física y mental.
Pero ¿cuánto tiempo y
distancia debemos recorrer al día para generar estos beneficios? Hasta ahora
parecía que el número óptimo acordado a nivel internacional se establecía en 10 000
pasos.
¿Cuál es el origen de
esta idea? Lo cierto es que no está excesivamente claro de dónde viene esa
recomendación. Sin embargo, hay cierto consenso en que todo empezó en una
campaña de marketing realizada por una empresa japonesa en 1960.
Entonces se pretendía comercializar un podómetro denominado Manpo-Kei (que en
japonés significa medidor de 10 000 pasos) con motivo de los Juegos
Olímpicos de Tokio de 1964. El objetivo era atenuar el creciente índice de
sedentarismo que la población empezaba a tener según algunas personalidades
niponas.
¿Es necesario caminar
10 000 pasos diarios?
Diferentes estudios han
encontrado que la población
adulta sana camina entre 4 000 y 18 000 pasos diarios,
aunque otros estudios indican que la media de pasos en un adulto sedentario se
encuentra entre los 5 900 y los 6 900 diarios, bastante lejos de los
10 000 pasos.
Pero eso no debe ser un
dato desmoralizante. En ocasiones, aunque no se llegue a ese número se pueden
obtener beneficios. Esto sucede porque hay que tener en cuenta la intensidad
del ejercicio y no solo la cantidad para alcanzar las recomendaciones
de actividad física de la Organización Mundial de la Salud (OMS) propuestas
en 2020.
La OMS refuerza la idea
de que la práctica de actividad física reduce el riesgo de mortalidad por
enfermedades del corazón, disminuye la probabilidad de contraer enfermedades
como el cáncer y la diabetes, así como la presencia de síntomas de ansiedad o
de depresión.
Cómo calcular los pasos
que debe dar cada persona
Para lograr estos beneficios
es necesario que las personas adultas realicen actividad física moderada entre
150 y 300 minutos semanales, actividad vigorosa entre 75 y 150 minutos
semanales o la combinación de ambas.
Pero ¿qué se considera
actividad moderada y actividad vigorosa? Siguiendo las indicaciones
de la investigadora Tudor-Locke, encontramos que si se camina al
menos a un ritmo de 100 pasos por minuto podemos considerar que estamos
realizando una actividad de intensidad moderada. Y si se camina a 130 pasos por
minuto podemos considerarla con una actividad de intensidad vigorosa.
Usando una simple regla
de tres, un adulto sedentario (que camina entre 5 900 y 6 900 pasos
diarios) debería sumar a su hábito entre 3 000 y 6 000 pasos diarios
adicionales durante al menos cinco días a un ritmo de 100 pasos minuto para
alcanzar las recomendaciones de la OMS.
En caso de caminar
rápido (130 pasos por minuto), habría que añadir entre 1 950 y 3 900
pasos diarios durante al menos cinco días a la semana.
Recordemos que estos
siempre deben realizarse en episodios de al menos 10 minutos continuos. Así, a
partir de 7 850 pasos diarios se podrían alcanzar las recomendaciones de
la OMS.
7 000 pasos son
suficientes si el ritmo es adecuado
En esta línea, un
trabajo de la Encuesta
Nacional de Salud y Nutrición observó que las personas que
caminaron entre 7 000 y 8 000 pasos diarios comparadas con las personas
que caminaron 4 000 pasos al día tuvieron una mortalidad mucho menor por
todas las causas analizadas (hábitos no saludables como la ingesta de alcohol,
el consumo de tabaco, contraer enfermedades como el cáncer, enfermedades de
corazón o diabetes).
Así se concluía que
caminar entre 7 000 y 8 000 pasos diarios era suficiente para llevar
un estilo de vida activo y saludable. El estudio fue llevado a cabo con una
muestra representativa de adultos estadounidenses de al menos 40 años de edad.
En otro estudio
desarrollado por investigadores
de la Universidad de Newcastle (Australia) en el que se comparó
a personas de 55 a 59 años con personas de 75 a 79 años de edad, hallaron que
las personas de 75 a 79 años que caminaron entre 4 000 y 7 000 pasos
diarios lograron mantener adecuadamente el índice de masa corporal, los niveles
de colesterol en sangre y un riesgo mínimo de contraer síntomas de depresión o ansiedad.
En el grupo de 55 a 59
años, las personas que caminaron 8 000 pasos lograron similares
beneficios. Únicamente fue necesario llegar a los 10 000 pasos diarios en
el caso de las mujeres para lograr tener un índice de masa corporal adecuado y
en el caso de los hombres para conseguir los niveles adecuados de colesterol en
sangre.
Está claro que es
necesario seguir investigando para conocer mejor la cantidad e intensidad de
las caminatas para obtener beneficios. Pero debemos tener claro que la próxima
vez que veamos en el reloj (o en el móvil) el reto de 10 000 pasos
diarios, no nos debemos desmoralizar si no logramos el objetivo.
Recordemos entonces lo
que expone la OMS en su campaña “Cualquier Movimiento Cuenta”:
más vale hacer menos que no hacer nada. En definitiva, cada paso cuenta aunque no lleguemos a los 10 000.
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