21 septiembre 2021

RINCÓN MUSICAL

 

                       Beethoven: "Himno a la alegría"

Ludwig van Beethoven (BonnArzobispado de Colonia16 de diciembre de 1770 - Viena26 de marzo de 1827) fue un compositordirector de orquestapianista y profesor de piano alemán. Es considerado uno de los compositores más importantes de la historia de la música y su legado ha influido de forma decisiva en la evolución posterior de este arte.

Beethoven estudió a Johann Sebastian Bach, recibió clases de Wolfgang Amadeus Mozart y trabajó con Joseph Haydn y con Antonio Salieri. Todos ellos influirán en sus años de aprendizaje como intérprete, carrera que tendrá que interrumpir bruscamente a consecuencia de la sordera que comenzó a afectarle a partir de 1796 y que desde 1815 le privó por completo de audición, entregándose por este motivo a una febril actividad creadora.

 Los editores se disputaban sus obras, por lo que Beethoven dejó de necesitar los conciertos y recitales en los salones de la corte para sobrevivir. Avergonzada, quizás,  por la muerte de Wolfgang Amadeus Mozart en la pobreza, la aristocracia austríaca, entre la que se encontraban algunos de sus grandes admiradores como el archiduque Rudolf, el príncipe Lobkowitz y el príncipe Kinsky, le asignó una pensión anual de 4000 florines, lo que le permitió vivir sin  preocupaciones económicas. Dicha pensión lo convirtió en el primer artista y compositor independiente de la historia de la música.  La única condición que le pusieron fue no abandonar la ciudad de Viena, condición que fue aceptada por el compositor gracias sobre todo a los consejos de la condesa Anna Marie Erdödy, vieja amiga del compositor.

No llegó a casarse nunca, pero se le atribuyen varios romances, sobre todo entre damas de la nobleza. Algunos desengaños amorosos le hicieron sufrir penalidades que unido a su sordera, lo hicieron poco sociable.

Los últimos años de la vida de Beethoven estuvieron marcados por la soledad y una progresiva introspección, pese a lo cual prosiguió su labor compositiva creando sus obras más impresionantes y avanzadas.

No cabe duda que, como compositor, señala un antes y un después en la historia de la música y refleja, quizá como ningún otro artista (a excepción del pintor español Francisco de Goya, contemporáneo suyo), no sólo el cambio entre el gusto clásico y el romántico, entre el formalismo del primero y el subjetivismo del segundo, sino también entre el Antiguo Régimen y la nueva situación social y política surgida de la Revolución Francesa.

 

“Novena Sinfonía”: “Himno a la alegría”

El 7 de mayo de 1824, diez años después de su “Octava Sinfonía”, Beethoven presenta en el Teatro de la Corte Imperial de Viena su “Novena Sinfonía en Re menor, Op. 125”, posteriormente conocida como “Coral”, cuyo cuarto y último movimiento, conocido como “Himno a la alegría”, fue concebido para ser interpretado por un coro y solistas basándose en la Oda a la Alegría (Ode An die Freude) escrita por Friedrich von Schiller en 1785.

Era la primera aparición en escena de Beethoven después de tanto tiempo; la sala estuvo llena. Nadie quiso perderse el estreno de la sinfonía y de la que se presumía sería la última aparición pública del genio alemán, y efectivamente así fue: en los tres años siguientes, se recluyó en casa aquejado de diversas enfermedades que lo postraron hasta su muerte.

Beethoven no podía escuchar la música, pero con una copia de la partitura en la mano, fue siguiéndola, imaginando en su mente los sonidos que todos los demás escuchaban. Al final de la ejecución, él todavía estaba enfrascado en su partitura sin poder oír los aplausos. Uno de los solistas le tocó el brazo y le hizo girar para que pudiera ver las manos que aplaudían y los pañuelos que se agitaban en el aire. Entonces él se inclinó y saludó a la audiencia.

El impacto que ha tenido el “Himno a la alegría” desde su origen se debe, en primer lugar, a ser el primer movimiento coral inserto dentro de una sinfonía, gracias a que Beethoven decidió tomarse la libertad de “hacer hablar” a la que fue su última obra sinfónica. En segundo lugar, se debe también a los valores expresados en el poema de Schiller, convirtiéndose en una referencia universal de la música y valorado como un cántico a la fraternidad universal.

Es más larga que cualquier otra sinfonía y excepcionalmente exigente desde el punto de vista orquestal, siendo la primera en incluir un segmento coral, algo que no se hacía en el género de la sinfonía. Básicamente se necesitan 150 intérpretes para montar la "Novena", exigidos al máximo, y en especial el cuarto movimiento puede tomar entre 25 y 30 minutos.

De hecho, su influencia ha sido tan grande que ha pasado de la música académica a la música pop. Por ejemplo, la versión que hizo el cantante español Miguel Ríos.

Desde 1985 es el “Himno de la Unión Europea (UE)”, en una versión adaptada por Herbert von Karajan.

Hoy os proponemos una audición un poco diferente. Se trata de un flash mob (acción organizada de un cierto número de personas que se reúnen de repente para realizar algo inusual, en este caso interpretar el “Himno a la Alegría” de Beethoven). Esperemos que os guste.



Nuni Yáñez y José Ramón Vega


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