31 julio 2021

TRANSFORMACIONES POSITIVAS EN EL ÁNIMO

 

Una de las sensaciones más sutiles y dinamizadoras, sorprendentes en nuestra vida, son los cambios anímicos que muchos experimentamos en la sucesión de las horas. Ese pasar del pesimismo más desalentador a la alegría más desbordante, o al revés, nos extraña, nos desconcierta, porque a ciencia cierta desconocemos el por qué y el proceso transformador que provoca las alteraciones en nuestro equilibrio.

Los cambios en el estado ánimo se suelen presentar, en la mayoría de las ocasiones, de forma impredecible, espontánea y rápida, incluso provocando el más profundo desconcierto en nuestro autocontrol. Sin conocer el por qué, lo cierto es que nos sentimos cambiados, tanto en un sentido gozosamente positivo o, por el contrario, comenzamos a verlo “todo nublado” y entristecido, no hallando fácil la salida de esa sima en la que “sin quererlo” nos sentimos inmersos. Esas alternancias y variabilidad en nuestro carácter nos abruman y aturden psicológicamente.

Desde luego hay circunstancias externas, que influyen en este proceso motivador o depresivo. Veamos algunas, especialmente las más positivas.

Hay SONIDOS que percibimos como dinamizadores para la alegría, mientras que otros los entendemos como motivadores o potenciadores de la tristeza. Recordemos los diferentes toques de las campanas, emitidos desde un templo, ermita o basílica. También, el teclado de un piano, los sones de una trompeta, el ritmo acústico de una canción o el conjunto de una formación orquestal. Son muchas las veces que decimos: voy a poner esta grabación, porque su música me sube el ánimo.

El VISIONADO DE UNA PELÍCULA también actúa como catarsis para esa variabilidad anímica. Tal vez los géneros cinematográficos no actúen de manera igualitaria para el conjunto de las personas. El drama, la comedia, el romance, la ciencia ficción, el musical, el thriller, la comicidad, el terror, el western, etc. poseen diferentes efectos para los distintos espectadores. Es evidente que cuando hemos salido de una sala cinematográfica o hemos apagado el televisor, nos sentimos mejor o por el contrario reconocemos que la elección del título no ha sido afortunada.

Son numerosas las ocasiones en las que demandamos o suplicamos unas PALABRAS AMABLES, tranquilizadoras, confortables, para situaciones en las que no nos sentimos bien. Anhelamos que lleguen hasta nuestros oídos esas frases “cariñosas” que puedan compensar la necesidad de nuestros estados carenciales. A nuestro pensamiento fluye esa lúcida reflexión acerca de lo poco que cuesta expresar unas palabras generosas, animosas, que tanto bien pueden hacer para confortar a las personas con las que establecemos contacto.

Ya en otro momento se ha tratado en estas líneas acerca del CONDICIONAMIENTO ESCÉNICO. El cambio ambiental es de suma importancia para influir en los estados del ánimo. En este contexto nos preguntamos ¿será por el color de las paredes? ¿los materiales constructivos? ¿el mobiliario? ¿el diseño decorativo? ¿los juegos de las luces? ¿la zonificación y el entorno?  ¿la “huida” de la rutina conocida? En este apartado podemos afirmar que nos sentimos mejor o peor, cuando hemos trasladado nuestra ubicación de un lugar a otro.

Un CORREO ELECTRÓNICO o un mensaje de WHATSAPP, cuando nos llega de una forma inesperada o casual, puede cambiarnos el semblante, tanto de la sonrisa a la mueca entristecida o al revés. Cierto es que muchos de sus contenidos nos resultan inertes, pero para nuestra sorpresa algunos de ellos nos proporcionan inputs motivadores para potenciar una mejoría que siempre anhelamos.

Resulta curioso e incluso extraño, pero también la magia ejercida por una simple MIRADA, tanto la procedente de una persona desconocida o más cercana en la amistad, puede ejercer cambios extraordinarios en nuestro ánimo. Y siempre llegamos a preguntarnos si el origen de esa transformación que ejerce se halla en el autor de la expresiva mirada o en nosotros mismos.

Tal vez uno de los elementos más dinamizadores para mejorar nuestro inestable ánimo sea algo tan fundamental para la vida como es el AGUA. Lo vemos y sentimos a través de distintas modalidades, como la lluvia, el oleaje del mar, el fluir de una arteria fluvial, el chorro de una fuente, el reposo latente de un estanque o el estruendo espectacular de una cascada. El agua puede provocarnos el sosiego, la sonrisa, el frescor, la pureza, la inmensidad. Esta fuerza operativa del agua no nos es extraña, pues sin ella no habría vida. Incluso una parte fundamental de nuestro cuerpo es agua.

Determinados OLORES estimulan positiva o negativamente nuestro estado de ánimo, ya sean aromas emanados de las flores o las plantas del entorno natural. Pero no sólo es la vegetación, sino también el aroma emanado desde un horno de pan, el que procede de los libros impresos que reposan en una librería o también aquel que encontramos en una buena colonia o perfume.

¿Quién no se ha sentido gratamente motivado por la acción que ejercen determinadas IMÁGENES, como la que irradia la paciencia y el sosiego de un pescador con su caña junto al mar o a una corriente fluvial; esa frescura vital que proporciona aquella joven que se trenza pacientemente su cabello, tras haberlo alisado y cepillado; la dedicación amorosa que desarrolla el jardinero, esmerándose en el cuidado de los macizos florales: o incluso esa forma  diligente en el caminar de una persona, que transmite potencia, fuerza, seguridad y firmeza en los principios.

Finalmente, llegamos a preguntarnos ¿podemos provocar, por nuestra parte, estos cambios positivos en el alicaído ánimo que nos embarga? La respuesta no puede por menos que ser afirmativa. ¿Qué nos impide desplazarnos a un entorno vegetal, entrar en una librería, adquirir un frasco de colonia, poner esa canción que tanto nos agrada, vestirnos con esa prenda que pensamos nos cae tan bien, llamar a ese amigo que parece nunca se ve embargado por los problemas, visionar una romántica película o evitar, en lo posible, las situaciones y escenarios que sabemos nos entristecen?

Como decía el consejo de un buen amigo, “reduce el visionado de los telediarios. Sin duda, serás un poco más feliz”. –

 

José L. Casado Toro

Julio 2021


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