Adentrarse
en un escrito de queja puede inducir a pensar en quien lo lee cierto grado de
descortesía. Espero que no se interprete así.
La agencia de viajes que, en exclusiva, ofrece
sus servicios en AMADUMA utiliza torpes argumentos para justificar las
condiciones que impone a sus usuarios. Las plazas de tren o avión, el número de
habitaciones del hotel o de autobuses a contratar u otras razones de logística
no pueden ser, de facto, causa para
que ningún socio se vea privado de su derecho a participar en los viajes. Dar
un plazo para inscribirse y limitar las plazas es de una arbitrariedad
fronteriza con el abuso. ¿Se llegará al extremo de hacer noche a las puertas de
la agencia para conseguir una plaza como las jovencitas con el cantante de moda?
Sería
deseable que quienes, voluntariamente, rigen AMADUMA, mostrasen su disconformidad con esta actitud
y exigieran de estos un cambio radical en su postura. En un mercado tan
competitivo como el actual, existen agencias con capacidad suficiente para dar
sobrada respuesta a cualquier demanda que se les plantee. Es un error
justificar, amparar y excusar estas actitudes profesionales que solo persiguen
asegurarse
el negocio frente al servicio. Me niego a claudicar sin resistencia ante el <<esto es lo que hay>>
Nono Villalta, octubre 2014
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