28 enero 2012

REINVENTARSE

Cada día escuchamos muchas palabras, aparentemente nuevas, que han entrado con fuerza en nuestras vidas, como tablas de salvación para todo lo que pasa a nuestro alrededor. Nos las presentan como la panacea para todos los males en estos tiempos difíciles; recalcadas a todas horas en grandes titulares:
Reciclar, recalificar, reestructurar, relanzar, redistribuir, readaptar, reconectar, redescubrir, recomponer, revivir, reeducar, reconcentrar, recolocar, recompensar, reeditar, etc.
Deberíamos replantearnos si tanta redundancia de “re”, puede hacernos olvidar la raíz, que es la razón principal y que existen otros términos igualmente válidos que lamentablemente están cayendo en desuso porque los modernos parecen más impactantes. Se empobrece nuestro idioma por mimetismo con otros que sí los necesitan para ampliar su exigua lengua.
Tenemos que redoblar nuestros esfuerzos, para que no nos sigan remachando con esta epidemia de vocablos renovados.
De lo contrario nos veremos reducidos a un puñado de locos recalcitrantes, obligados a rebelarnos hasta reencontrar los orígenes de nuestro rico vocabulario, y reconciliarnos con él. Perdón, creo que me he contagiado con este virus altamente resistente.
Me gustaría llamar la atención sobre el significado de una de estas palabras, con la que nos aturden a todas horas, como abejas zumbadoras y en mensajes nada subliminales.
Nos pasamos la vida intentando encontrarnos a nosotros mismos y cuando lo conseguimos, unos por edad, otros por convicción y el resto por agotamiento, van y nos dicen que nos reinventemos…

Esperanza Liñán Gálvez

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