06 marzo 2025

ABUELITA

 

Un cuento de Hans Christian Andersen

Abuelita es muy vieja, tiene muchas arrugas y el pelo completamente blanco, pero sus ojos brillan como estrellas, sólo que mucho más hermosos, pues su expresión es dulce, y da gusto mirarlos.

También sabe cuentos maravillosos y tiene un vestido de flores grandes, grandes, de una seda tan tupida que cruje cuando anda. Abuelita sabe muchas, muchísimas cosas y esto nadie lo duda, pues ya vivía mucho antes que papá y mamá, incluso antes que hubiera luz eléctrica.

Tiene un libro de cuentos con recias cantoneras de plata; lo lee con mucha frecuencia. En medio del libro hay una rosa, comprimida y seca, y, sin embargo, la mira con una sonrisa de arrobamiento, y le asoman lágrimas a los ojos. ¿Por qué abuelita mirará así la marchita rosa de su libro de cuentos? ¿No lo sabéis? Cada vez que las lágrimas de Abuelita caen sobre la flor, los colores cobran vida, la rosa se hincha y toda la sala se impregna de su aroma; se esfuman las paredes cual si fuesen pura niebla, y en derredor se levanta el bosque, espléndido y verde, con los rayos del sol filtrándose entre el follaje, y Abuelita vuelve a ser joven, una bella muchacha de rubias trenzas y redondas mejillas coloradas, elegante y graciosa; no hay rosa más lozana, pero sus ojos, sus ojos dulces y cuajados de dicha, siguen siendo los ojos de Abuelita.

Sentado junto a ella hay un hombre, joven, vigoroso y apuesto. Huele la rosa y ella sonríe -¡pero ya no es la sonrisa de Abuelita!-, sí, y vuelve a sonreír. Ahora se ha marchado él, y por la mente de ella desfilan muchos pensamientos y muchas figuras; el hombre gallardo ya no está, la rosa yace en el libro de cuentos, y… Abuelita vuelve a ser la anciana que contempla la rosa marchita guardada en el libro.

Ahora Abuelita se ha muerto. Sentada en su silla de brazos, estaba contando una larga y maravillosa historia.

-Se ha terminado -dijo- y yo estoy muy cansada; dejadme echar un sueñecito.

Se recostó respirando suavemente, y quedó dormida; pero el silencio se volvía más y más profundo, y en su rostro se reflejaban la felicidad y la paz; se habría dicho que lo bañaba el sol… y entonces dijeron que estaba muerta.

La pusieron en el negro ataúd, envuelta en lienzos blancos. ¡Estaba tan hermosa, a pesar de tener cerrados los ojos! Pero todas las arrugas habían desaparecido y en su boca se dibujaba una sonrisa. El cabello era blanco como plata y no daba miedo mirarla. Era siempre Abuelita, tan buena y tan querida. Colocaron el libro de cuentos bajo su cabeza, pues ella lo había pedido, con la rosa entre las páginas. Y así enterraron a Abuelita.

En la sepultura, junto a la pared del cementerio, plantaron un rosal que floreció espléndidamente, y los ruiseñores acudían a cantar allí y desde la iglesia el órgano desgranaba las bellas canciones que estaban escritas en el libro de cuentos, colocado bajo la cabeza de Abuelita.

La luna enviaba sus rayos a la tumba, pero Abuelita no estaba allí; los niños podían ir por la noche sin temor a coger una rosa de la tapia del cementerio. Los muertos saben mucho más de cuanto sabemos todos los vivos; saben el miedo, el miedo horrible que nos causarían si volviesen. Pero son mejores que todos nosotros y por eso no vuelven.

Hay tierra sobre el féretro, y tierra dentro de él. El libro de cuentos, con todas sus hojas, es polvo, y la rosa, con todos sus recuerdos, también se ha convertido en polvo. Pero encima siguen floreciendo nuevas rosas y cantando los ruiseñores, y el órgano suena y sigue vivo el recuerdo de la vieja Abuelita, con los dulces y queridos ojos eternamente jóvenes. Los ojos no mueren nunca. Los nuestros verán a Abuelita, joven y hermosa como antaño, cuando besó por vez primera la rosa, roja y lozana, que yace ahora en la tumba convertida en polvo...


05 marzo 2025

LOS MEJORES LIBROS EN ESPAÑOL DEL SIGLO XXI ( y IV)

 

Artículo publicado en la revista digital The Conversation.

 

Cuando el pasado mes de julio el diario The New York Times presentó su lista de los mejores libros publicados en lo que llevamos del siglo XXI, muchas voces se alzaron para reclamar lo que parecían ausencias sonadas.

La lista del periódico estadounidense solo incluía seis menciones a escritores latinoamericanos, y dos de esos libros (“La maravillosa vida breve de Oscar Wao”, de Junot Díaz, y “Fortuna”, de Hernán Díaz) habían sido escritos originalmente en inglés. Pero nosotros siempre hemos defendido la potencia, la pluralidad y la riqueza de nuestro idioma como transmisor de conocimiento.

Así que, para que la representación de la literatura en español no quedase solo a cargo de quienes habían logrado hacerse un hueco en aquella selección, contactamos con 38 expertos de diversas universidades españolas y latinoamericanas para elegir los 20 mejores libros escritos originalmente en español desde el 1 de enero de 2000.

Les pedimos a nuestros voluntarios que eligiesen un primer libro y dos menciones. En base a eso elaboramos la lista de veinte, que hemos preferido no numerar por los diversos empates que se han dado en ella. Algunos de los autores que votaron los libros elegidos han escrito unas líneas para explicar qué tiene de especial esa obra. Y al final del artículo se incluyen todos aquellos números 1 de los seleccionadores que no entraron en la lista de ningún otro compañero pero que merecieron un primer puesto en su corazón.

Las listas, al final, más que para establecer un orden de preferencia o de calidad, sirven para recuperar títulos que algunos no recordábamos, o que no sabíamos que habían gustado tanto. Nadie duda de la calidad de los tres primeros seleccionados, que están en boca de todos desde su publicación, pero algunos de los otros libros seleccionados pueden suponer un descubrimiento para muchos lectores.

Como siempre sucede con los ránquines, aunque son todos los que están, por supuesto no están todos los que son.





El invencible verano de Liliana, de Cristina Rivera Garza

 

 “‘El tiempo lo cura todo, excepto las heridas’. Esta es la historia novelada de la vida de Liliana, hermana de la autora, quien fue asesinada en julio 1990 por un exnovio en Ciudad de México. La novela trata del feminicidio en México como trasfondo, pero en realidad habla sobre las mujeres y la violencia en sus vidas, la impunidad de los delitos, y sobretodo del duelo y cómo lo procesa cada quien a su manera.

Un trabajo de reconstrucción familiar doloroso que es a la vez la reconstrucción memoriosa de nuestra sociedad. Liliana es más que su muerte. Liliana podemos ser (somos) todas”.

María Teresa Orozco López, profesora de Escritura Creativa y Literatura Infantil, Universidad de Guadalajara





Ordesa, de Manuel Vilas

 

 Ordesa, de Manuel Vilas, nos ofrece una versión sumamente original de un viejo tema literario como es el duelo por la pérdida de los padres. En la novela asistimos a un emocionante y desgarrador desnudo del propio autor, donde deja aflorar de manera muy convincente, apenas sin encubrimientos ni trucos literarios, sus miedos, fobias y temores ante la pérdida, la soledad, la muerte y el fracaso, con los que lograron empatizar muchísimos lectores.

Pero, sobre todo, Ordesa nos deslumbra por esa inconfundible marca "Vilas”, un estilo único y especialmente reconocible, que aúna lucidez, valentía y elegancia con un inteligente sentido del humor".


Teresa Gómez Trueba, catedrática de Literatura Española, Universidad de Valladolid





Los aires difíciles, de Almudena Grandes


 

 “Los aires difíciles son los vientos que se cruzan en la costa gaditana –el levante y el poniente–, pero también son metáforas de las vidas de Juan Olmedo y Sara Gómez. Ambos personajes escapan de un pasado en Madrid que les atormenta y en el entorno de una urbanización turística se encontrarán gracias a la asistenta de ambos, Maribel.

Los aires difíciles es una extraña historia de amistad entre desconocidos que nunca se hubieran encontrado en la que sin tapujos abren sus corazones para que los vientos del sur arrastren las propias pesadumbres que lastran sus vidas en busca de un futuro posible”.

 

José María Fernández Vázquez, profesor de Literatura Española, Universidad Pablo de Olavide





Línea de fuego, de Arturo Pérez Reverte

 


 “Línea de fuego recrea la batalla del Ebro de la guerra civil española con un relato más atento a la intrahistoria unamuniana que a la dimensión histórica de la contienda.

Y este es, creo, su principal atractivo: saber mirar en profundidad a los hombres y mujeres que protagonizaron los hechos (sus sentimientos, sus miedos, sus expectativas, sus esperanzas, sus valores, sus miserias) y justipreciar, en un logrado y nada fácil equilibrio, cuánto de admirable y cuánto de reprobable hubo en ambos bandos, con un estilo caracterizado por la intensidad narrativa, la precisión en los detalles y la viveza en los diálogos”.

Santiago Alfonso López Navia, catedrático de Filología, Universidad Internacional de La Rioja





Hecho en Saturno, de Rita Indiana

 

 “El viaje de desintoxicación de Argenis Luna a La Habana, desde su natal Santo Domingo, nos lleva a enfrentarnos con el desencanto de una revolución fallida y la desilusión ante unos ideales artísticos consumidos por el capitalismo.

En esta magistral novela de la escritora dominicana Rita Indiana, una de las figuras más importantes de la literatura latinoamericana del siglo XXI, Argenis encarna las contradicciones de una generación que ha quedado a la deriva ante el derrumbe de los relatos redentores de unas ideologías que, como Saturno, han devorado a sus hijos”.

María Teresa Vera Rojas, profesora e investigadora de literatura hispanoamericana y española, Universitat de les Illes Balears



Menciones a…

·         Agosto, octubre, de Andrés Barba

·         Los sordos, de Rodrigo Rey Rosa

·         Revolución, de Arturo Pérez-Reverte

·         Las cosas que perdimos en el fuego, de Mariana Enríquez

·         Poesía completa de Mariluz Escribano

·         La noche de los tiempos, de Antonio Muñoz Molina

·         Himmelweg, de Juan Mayorga

·         La madre de Frankestein, de Almudena Grandes

·         Lo que hay, de Sara Torres

·         En la orilla, de Rafael Chirbes

·         El padre de Blancanieves, de Belén Gopegui

·         Dublinesca, de Enrique Vila-Matas

·         Antígona González, de Sara Uribe

·         Mentira, de Enrique de Hériz

·         Ventanas de Manhattan, de Antonio Muñoz Molina

·         Bartleby y compañía, de Enrique Vila-Matas

·         Ensayo general, de Francisca Aguirre

·         Cuatro por cuatro, de Sara Mesa

·         Dentro de la tierra, de Paco Bezerra

La habitación de Nona, de Cristina Fernández Cubas

02 marzo 2025

TRUMP Y LAS SEIS RECETAS BOLIVARIANAS PARA COCINAR EL POPULISMO AUTORITARIO

 

Artículo de Carmen Beatriz Fernández, Profesora de Comunicación Política en la UNAV, el IESA y Pforzheim, Universidad de Navarra. Publicado en la revista digital The Conversation.

 

Había una vez un país con una democracia imperfecta, pero funcional. Un país con problemas de corrupción, ineficiencia en el gobierno, inequidad. En ese país emergió un líder carismático y populista, un hombre fuerte que ofrecía ruptura con el establishment y venir “a poner orden”.

¿Todavía no adivina? Más pistas. Había comandado una revuelta contra las instituciones del Estado y debilitado la separación de poderes, sin importarle a sus electores.

Última pista. Era un gran comunicador político y su verbo simple, agresivo y rupturista convencía a las audiencias, pues definía con claridad y sencillez dónde estaban los culpables del malestar que impregnaba a la sociedad. ¿De qué país hablamos y quién es el líder carismático?

El contexto de actualidad señala a Estados Unidos y a su presidente, Donald Trump. Pero podríamos estar hablando de la Venezuela de Hugo Chávez. Ambos casos se ajustan a las descripciones anteriores y comparten un común denominador: el populismo autoritario. Y lo más llamativo es que, a pesar de la distancia ideológica, tanto uno como otro repiten ciertos patrones en su estrategia y acción política.

¿Qué es el populismo autoritario?

El populismo autoritario es un fenómeno político que combina elementos del populismo clásico con una tendencia a la concentración del poder y el debilitamiento de las instituciones democráticas. En términos generales, los líderes populistas autoritarios se presentan como los únicos capaces de representar la voluntad del pueblo, mientras deslegitiman a sus opositores y a las estructuras tradicionales del poder.

Este modelo político no es nuevo, pero en las últimas décadas han ganado relevancia con figuras como Hugo Chávez en Venezuela y Donald Trump en Estados Unidos. Ambos líderes, aunque provenientes de contextos radicalmente distintos, comparten estrategias y discursos similares que los posicionan como protagonistas de este fenómeno global.

Chávez y Trump en seis patrones

A primera vista, Chávez y Trump parecen personajes opuestos. Chávez, un militar de izquierdas con una retórica revolucionaria. Trump, un magnate inmobiliario de derechas con un discurso nacionalista. Sin embargo, al analizar sus estrategias políticas, encontramos al menos seis patrones en común.

1. El caos por diseño

Chávez y Trump saturaron e intoxicaron la discusión pública. Al punto de resultar extenuante seguir el ritmo de los cambios. Los frentes abiertos en simultáneo son muchos y la sensación de vértigo puede ser agobiante. La noticia es que todo ello es intencional.

Quizás la mejor explicación de esta táctica la diera Steve Banon en 2016, cuando era asesor de Donald Trump: “El partido de la oposición son los medios de comunicación. Y los medios de comunicación sólo pueden centrarse en una cosa a la vez. Todo lo que tenemos que hacer es inundar la zona” (flood the zone, en inglés).

Al incidir en unos temas y silenciar otros, los medios fijan los asuntos sobre los que hay que debatir. Es parte de la teoría de agenda, pero ocurre que cuando la “zona está inundada” el debate público se satura y lo que impera es la desorientación y la intoxicación.

2. Construcción de un enemigo común

Tanto Chávez como Trump cimentaron su liderazgo en la identificación de un enemigo común. El primero definió su lucha contra “el imperialismo yanqui”, la oligarquía y la burguesía venezolana. Trump, por su parte, estableció a los inmigrantes, los medios de comunicación y el “Estado profundo” como sus adversarios. Ambos utilizaron la polarización afectiva como herramienta para movilizar a sus bases y consolidar su poder.

3. El culto a la personalidad y el liderazgo carismático

Los populistas autoritarios dependen en gran medida de su imagen personal. Chávez monopolizaba la comunicación a partir de su programa Aló Presidente, donde establecía una relación directa con el pueblo y minimizaba la importancia de los otros poderes del Estado. Fue también un tuitero pionero, desde su cuenta @chavezcandanga. Trump, con su uso magistral de su intranet Truth, la plataforma X-Twitter y sus multitudinarios mítines, también logró convertirse en la figura omnipresente de la política estadounidense.

4. Deslegitimación de las instituciones democráticas

Ambos líderes mostraron un claro desprecio por las instituciones democráticas. Chávez socavó el poder del Congreso y el Tribunal Supremo, mientras que Trump, tanto en su primera como segunda gestión, ataca sistemáticamente a los medios de comunicación, al FBI y al sistema electoral, llegando incluso a no reconocer su derrota en 2020.

Como señala recientemente Anne Applebaum, “Trump, al igual que Chávez y Orbán, buscó erosionar la estructura burocrática del Estado para reemplazarla con lealtades personales y una administración afín a su visión de poder absoluto”.

He who saves his Country does not violate any Law.

— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) February 15, 2025

5. Política económica basada en el cortoplacismo

El modelo económico de Chávez se basó en la redistribución masiva de recursos del Estado, con subsidios y programas sociales financiados por el petróleo. En el caso de Trump, el populismo económico se manifiesta en recortes de impuestos masivos y en una guerra comercial arancelaria con México, Canadá o China. A través de esta estrategia, El presidente estadounidense busca dar la impresión de que protege los intereses nacionales. Ambos enfoques, aunque distintos en ideología, ignoran las consecuencias a mediano y largo plazo.

6. Dicotomías: rural-urbana y élites-pueblo

Las dicotomías rural-urbana y élites-pueblo estuvieron claramente presentes en el chavismo en Venezuela. También en los Estados Unidos y el trumpismo. Esas “masas”, en el sentido orteguiano del término, que en Estados Unidos ganaron la elección de 2016 (la perdieron en el 2020 y la volvieron a ganar en 2024), se concentran en las áreas geográficas menos urbanas. Un territorio de crecimiento o hinterland de los Estados Unidos, que contrasta con la diversidad que caracteriza a las ciudades y, en general, se opone a los valores urbanos.

¿Inspiró Chávez a Trump?

Trump fue el alumno más aventajado del fallecido expresidente venezolano Hugo Chávez. Como él, logró convertirse en el epicentro de las campañas. Los medios les ayudaron, en gran medida, pues eran noticiosos y difíciles de ignorar. Trump y Chávez recibieron los más virulentos ataques y ambos acabaron imponiendo su agenda en las contiendas.

Podría ser una mera casualidad, producto del uso de técnicas y habilidades comunicacionales de dos políticos exitosos. A fin de cuentas, el populismo puede también ser un estilo de comunicación política orientado a ganar cobertura y espacio en medios de comunicación.

Pero podría también haber una deliberada imitación, a resultas del cuidadoso seguimiento y aprendizaje de los éxitos políticos de Chávez.

Donald Trump pudo haber tenido interés por la contienda electoral venezolana de 1998. En ella, alguien como el Comandante Chávez, con una imagen de populista, buscapleitos, algo patán y provocador, le quitó a una reina de la belleza la corona presidencial que parecía asegurada. Se dice que Irene Sáez, ex Miss Universo, tenía amistad con el magnate y había ido a visitarle en plena campaña electoral.

Estela antidemocrática

El populismo autoritario deja huellas profundas en las democracias donde se instaura. En Venezuela, la erosión institucional llevó a una crisis humanitaria sin precedentes, con hiperinflación y un éxodo masivo de ciudadanos. En Estados Unidos, el trumpismo generó a partir de 2016 una crisis de confianza en el sistema democrático, culminando con eventos como el asalto al Capitolio en enero de 2021. Su segundo capítulo está en pleno desarrollo.

La persistencia del populismo autoritario en distintas latitudes muestra que no es un fenómeno exclusivo de izquierda o derecha, sino una dinámica de poder que explota el descontento social y las fallas estructurales de las democracias. En ambos casos, el denominador común es la promesa de una solución fácil a problemas complejos, con un líder fuerte que desafía el sistema establecido.

Lecciones que se repiten

En definitiva, el populismo autoritario es un desafío para las democracias contemporáneas. Si bien es efectivo para movilizar masas y capitalizar el descontento ciudadano, sus efectos a largo plazo suelen ser perjudiciales para la estabilidad institucional y el respeto al Estado de derecho. Para contrarrestar este fenómeno, es fundamental fortalecer la educación política, promover instituciones democráticas resilientes y fomentar un debate público sereno y alejado de la retórica polarizante. La lección que nos dejan Chávez y Trump es clara: cuando una sociedad otorga demasiado poder a un solo líder en nombre del “pueblo”, el riesgo de debilitar la democracia se vuelve inminente.

El populismo autoritario no es una historia nueva, sino un cuento repetido. La pregunta es si aprenderemos la lección a tiempo.


01 marzo 2025

CITAS PARA REFLEXIONAR

 

”Amar no es mirarse el uno al otro, es mirar juntos en la misma dirección.”

(Antoine de Saint-Exupery; Lyon 1900 – Mar Tirreno 1944; Novelista y Aviador francés; entre sus obras destacan: Tierra de hombres, Correo del Sur y Vuelo nocturno; durante la segunda guerra mundial y encontrándose en Nueva York escribió “El Principito” que es uno de los libros más leídos y famosos de la historia.)

 

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