Artículo de Ana
Isabel Cobo Cuenca, Profesora titular en la Universidad de Castilla la
Macha (UCLM). Grupo IMCU, Universidad de Castilla-La Mancha y de Antonio Samprieto Crespo, Médico
especialista en Urología, Servicio de Salud de Castilla-La Mancha. Publicado en
la revista digital The Conversation
 El
otro día, los padres de una amiga se quejaban de que no duermen bien. Al hecho
de ser mayores se suma que se despiertan muchas veces para ir al baño, y por la
mañana se levantan bastante cansados. Estas quejas son más comunes de lo que
pensamos y tienen un nombre: nocturia del adulto. Según la Sociedad Internacional
de Continencia, se define exactamente como la necesidad de
despertarse para orinar al menos dos veces por la noche.
Este problema, que afecta al sueño y a la
calidad de vida, es más frecuente según envejecemos. Se estima que tres de cada cinco personas mayores de 70 años la sufren,
aunque también se puede dar en edades más tempranas. Y afecta por igual a
hombres y mujeres.
Un
amplio abanico de causas
Dos causas pueden dar origen a la
nocturia: la disminución de la capacidad de la vejiga y/o una mayor producción
de orina, lo que se conoce como poliuria.
En el primer caso, hablamos de un órgano
con una capacidad de entre 300-600 ml, que puede verse reducida a su vez por
dos factores:
·        
Una
alteración anatómica. En hombres, lo más común es que se deba a una hipertrofia
benigna de la próstata, y en mujeres, a la obesidad y el prolapso de órganos
pélvicos.
·        
Problemas
funcionales como síndrome de vejiga hiperactiva, cistitis, infecciones…
En lo que se refiere a la poliuria, la
producción nocturna de orina suele disminuir por la acción de la hormona
antidiurética, pero a medida que cumplimos años, la liberación de esta
sustancia se reduce por la noche.
Esta es una de las principales causas,
aunque también pueden precipitarla diversas
enfermedades –diabetes, estados edematosos producidos por insuficiencia venosa
o insuficiencia cardiaca, hipertensión arterial…–, el aumento de la ingesta de
líquidos por la tarde-noche y el consumo de cafeína, alcohol o tabaco.
Además, hay medicamentos cuyos efectos
secundarios pueden aumentar la producción de orina o alterar la función de la
vejiga. Los más comunes son:
·        
Diuréticos:
se usan para tratar la retención de líquidos y reducir la presión arterial.
·        
Anticolinérgicos:
suelen utilizarse para tratar el síndrome de vejiga hiperactiva. Pueden
interferir con las señales nerviosas que controlan este órgano y causar un
aumento en la frecuencia urinaria, incluida la nocturia.
·        
Medicamentos
para la hipertensión arterial, como los antagonistas de los canales de calcio y
los inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina.
·        
Algunos
antidepresivos, como los inhibidores selectivos de la recaptación de la
serotonia, que bloquean la acción de la hormona antidiurética.
·        
El
litio, un fármaco utilizado para tratar el trastorno bipolar.
Es importante tener en cuenta que no todas
las personas que toman estos medicamentos experimentarán nocturia como efecto
secundario. Si alguien sospecha que tiene este efecto o está preocupado por
dicho síntoma, es importante que hable con su médico o médica, para que le
proporcionen alternativas o ajusten el tratamiento.
Cinco
medidas para atajarla
El manejo de la nocturia debe plantearse
individualmente, ya que influyen muchos factores. He aquí algunos consejos
elementales.
1. Cambios en el estilo de vida:
reducir el consumo de líquidos 4-6 horas antes de acostarse, evitar el alcohol
y la cafeína por la noche, dejar de fumar y perder peso si hay sobrepeso.
También es aconsejable orinar antes de acostarse y hacer ejercicios de suelo
pélvico. Y si sufre retención de líquidos en piernas, conviene elevarlas unas
horas antes de que llegue la noche.
2. Si la nocturia es causada por una
dolencia, como diabetes o enfermedad cardíaca, tratarla adecuadamente puede
reducir los síntomas. Es importante seguir los controles con los profesionales
de salud de atención primaria.
3. Modificar horarios de tratamientos farmacológicos,
diuréticos e inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina. Se debe
consultar primero con los profesionales de la salud, para que puedan ajustar el
tratamiento y minimizar los efectos secundarios.
4. El tratamiento de suelo pélvico y el
entrenamiento de la vejiga con fisioterapeutas puede ser útil para enseñar a
controlar mejor la micción.
5. A veces, tras una valoración
individual, el médico o la médica pueden prescribir medicamentos para tratar la
poliuria nocturna: diuréticos (administrados a media tarde), análogos de la
hormona antidiurética y antidepresivos tricíclicos, que aumentan la producción
de dicha hormona.
En resumen, aunque la nocturia es muy
común en personas mayores, no deja de afectar al sueño y, por consiguiente, al
descanso y a la calidad de vida. Es conveniente consultarlo con los
profesionales de Atención Primaria, que harán una valoración individualizada,
teniendo en cuenta desde los hábitos de vida hasta la revisión de medicaciones
y otras patologías.
 
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