02 junio 2023

PLAZA DE LA MERCED

 

Todas las ciudades, sean grandes o pequeñas, poseen numerosos espacios públicos a los que podemos lustrar con ese grato calificativo de “lugares con encanto”. Esta plástica y bella cualidad es percibida, también es gozada, por aquellos naturales o foráneos, dotados con esa especial capacidad para captar y disfrutar de ese grato espectáculo sensitivo, que realza nuestro ánimo e ilumina la imaginación con la realidad de las cosas hermosas.

Málaga también está dotada de muchos “rincones” que añaden a su indudable belleza ese embrujo indefinible que cautiva y alimenta nuestro ensueño. Todo es opinable, desde luego, pero hay que afirmar que uno de esos encantadores lugares es la Plaza de la Merced. Este céntrico, no demasiado grande y cuadrangular lugar, está ubicado en una de las antiguas salidas históricas de la ciudad, con dirección hacia el norte: “la puerta de Granada”. En su subsuelo, a no dudar, habrá restos y cimentaciones de la gran muralla que seguía por lo que hoy es Álamos y Carretería, con numerosos trozos del recio paramento pétreo en esta arteria viaria e incluso en el Pasillo de Santa Isabel (sótanos del Hotel Vincci Posada del Patio).

Esta coqueta y acogedora placita, así llamada por el antiguo convento e Iglesia de la Merced, incendiada en los luctuosos sucesos de la Guerra Civil española (1936-39) es un óptimo lugar para el descanso, el paseo y los alegres juegos infantiles, elementos relacionales todos ellos que vitalizan la feliz convivencia. Su perímetro cuadrangular acoge numerosos bancos de piedra y madera, además de un frondoso arbolado para la sombra en el estío, espectacular riqueza vegetal de jacarandas y acacias de Constantinopla. En su centro poligonal se erige, con osada elegancia, un obelisco funerario en honor del general liberal José María Torrijos y sus 48 compañeros, luchadores por la libertad, que murieron fusilados (1831) en la playa de San Andrés, barriada del Bulto, en tiempos del absolutista rey borbón Fernando VII (“el Deseado”, “el rey Felón” (1808, 1814-33). En la cripta de este monumento se encuentran los restos de estos luchadores contra la vil opresión.

Podemos dibujar en nuestros recuerdos infantiles, unas seis décadas de distancia, que este lúdico y romántico espacio relacional, también integraba un atractivo núcleo cinematográfico de incuestionable valor. En tan solo unos metros de distancia, funcionaban tres emblemáticas salas de cine, en las que se proyectaban populares e importantes películas que mucho satisfacían a los buenos aficionados al “séptimo arte”. Estos cines se ubicaban en la zona este, cerrando ese lateral de la plaza: Victoria (1913 – 1986), Astoria (1966 – 2004) y paralelo a esos dos, con calle de por medio, el Andalucía (1958 – 2005). Esta importantísima base cultural la completaban otras dos cercanas salas: el cine Albéniz (1945 -   ) y el magno “coliseo” del teatro/cine Cervantes (1869 -  ) salas que afortunadamente aún siguen latiendo, bajo la propiedad municipal. Las películas de Hollywood, junto al mejor cine español iluminaba estas pantallas para la imaginación, el goce, la aventura del viejo oeste americano, la intriga, el miedo, las risas, las sonrisas y las lágrimas, etc. todo en fraternal empatía y connivencia entre espectadores y actores. Precisamente, en el Victoria, muchos niños nos sentimos hermanados en el disfrute con las divertidas historias protagonizadas por esa malagueña ilustre, Josefa Flores González, la encantadora Marisol (1948 -   ) que precisamente había nacido y vivido unos metros más allá, al noroeste de la plaza, en el nº 10 de la calle Refino. 

 



La plaza de la Merced se ornaba con esos “templos” para la cultura que tan bien vitalizaban el ánimo y dinamizaban nuestro quehacer. Pero el avance del vídeo, la omnipresente televisión, la maravillosa revolución de Internet, fue minando la contabilidad de estas “mágicas” empresas y en diferentes momentos estos tres añorados cines fueron cerrando sus puertas, sometiéndose al capitalista imperio de la especulación urbanística. Lo que resulta asombroso y también desalentador es que desde 1986, 2004 y 2005, cuando esos edificios cinematográficos cierran sus puertas, sus viejos edificios han ido dormitando hasta que llegó el derribo con la acción de la piqueta. Todavía hoy, mayo de 2023, sus solares permanecen mirando al cielo de las nubes y las estrellas, esperando una inteligente solución constructiva, que las controversias administrativas no ha hecho “todavía” posible. El gran solar del Victoria y el Astoria fue adquirido por el municipio, pagando a sus propietarios 21 millones de euros. En cuanto al Andalucía, también ahora ya un terrizo solar, ha sido adquirido por un inversor catalán, parece ser con el objetivo de construir un hotel. Están vallados, eso sí, pero en el erial de sus suelos, la polémica permanece acerca de qué hacer en el amplio espacio del Astoria/Victoria. ¡Incluso se pensó en construir un ¡auditorio “subterráneo” en el subsuelo! aunque el destino final parece que van a ser unos salones culturales para las diversas artes.

Hay posicionamientos políticos y ciudadanos que, razonablemente, defienden que esa gran área solar del Astoria/Victoria debería servir para ampliar la romántica, histórica y coqueta Plaza de la Merced. Con ello se la dotaría de muchos más metros cuadrados, con interesantes y atrayentes zonas ajardinadas. La ubicación de la Plaza, muy próxima a importantes zonas monumentales, como el Teatro Romano, la Alcazaba, el neoclásico edificio del Museo de Málaga (antigua Aduana) el Museo Picasso, la Casa Natal del inmortal pintor (mirando a la Plaza, en la que vio la luz de la vida y en donde vivió y jugó hasta los tres años) y siempre cerca del magno monumento religioso, renacentista y barroco, de la Santa Iglesia Catedral, convertiría a toda la zona en un sublime “barrio” cultural, para niños, jóvenes, adultos y mayores, en el que una gran Plaza de la Merced articularía la vida relacional de los ciudadanos malagueños y visitantes foráneos.

Pero si reflexionamos y observamos algunos otros espacios de la ciudad, las dudas, los engaños y las frustraciones ensombrecen tozudamente nuestras siempre “inagotables” ilusiones: el antiguo e inexplicable abandono de los Baños del Carmen (ahora parece que hay un nuevo proyecto de regeneración ¿uno más?), el todavía inexistente gran Auditorio de Málaga, la desalentadora y degradada imagen del barrio de Lagunillas (también a pocos metros de la Plaza de la Merced) la desaparición lamentable de la antigua Coracha, el “supuesto” soterramiento del “Paseo” de los Curas, la “historia interminable” del cauce del Guadalmedina, los terrenos especulativos de la antigua Repsol, la mil veces frustrada continuación del tren litoral desde Fuengirola a Estepona a Algeciras… mejor no seguir. Tal vez sea más inteligente darnos un enriquecedor paseo para los sentidos, por esa romántica Plaza de la Merced. Sentados en algunos de sus bancos, gozaremos de sus lúdicos e imaginativos latidos, viendo crecer y atardecer las vidas de todos aquellos que, con sutileza y civismo, saben disfrutar de su hospitalario y poético entorno. –



José L. Casado Toro

Mayo 2023


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Por favor: Se ruega no utilizar palabras soeces ni insultos ni blasfemias, así todo irá sobre ruedas.
Reservado el derecho de admisión para comentarios.

Buscar