29 septiembre 2020

FUE EL 2 DE MAYO...


    … de 1808, hace más de dos siglos, cuando las buenas gentes de Madrid se alzaron en armas contra el francés invasor. He imaginado a Goya, como un reportero actual con la Hasselblad en ristre (si es que todavía alguien usa esa cámara) captando cada detalle de aquellos días infaustos. La mañana del día 2 con  la carga de los mamelucos en Sol, los sables al aire, las navajas  hiriendo el vientre de los caballos, la confusa muerte; la noche del día siguiente y los fusilamientos de represalia, la luz de un farol proyectada  en el rostro del que va a morir con los brazos en cruz, los impersonales soldados del pelotón, la ciudad oscura al fondo… No hubo fotos, claro está,  pero sí dos cuadros magistrales.

     Cuando vivía en Ceuta,  alguna mañana del 2 de mayo asistí al homenaje que la corporación municipal  rendía al teniente Ruiz cuyo busto mejora una placita que se asoma al Revellín, la calle principal.  Jacinto Ruiz Mendoza era ceutí y estaba destinado en Madrid el día  que rememoro. Enfermo como estaba, se unió a los capitanes Daoiz y Velarde para  alzar un puñado de voluntarios  y enfrentarlos a las tropas  de Napoleón, unos dos mil soldados. Los capitanes murieron y Ruiz quedó malherido, pero se recuperó y, ascendido a teniente coronel, intervino en numerosas batallas de la  llamada Guerra de la Independencia. En la Plaza del Rey de la capital hay una estatua de cuerpo entero hecha por Benlliure; en Ceuta, ya digo, un busto de mármol junto a la calle Real. Dos símbolos de cuando España recordaba a sus hombres buenos y no se avergonzaba de ensalzarlos ni buscaba estúpidas coartadas para derribar sus estatuas.

    Sin causa justificada, hoy   he considerado decente acordarme de la ciudad donde viví más de 50 años, y una vieja postal de la plaza Ruiz ha servido para encadenar estas líneas. Las quiero terminar con otro eslabón que une  la Guerra de la Independencia con Ceuta. Porque precisamente allí murió, a los 71 años, Agustina Saragossa i Domènech, natural de Barcelona,  conocida como Agustina de Aragón, heroína de la defensa de Zaragoza. Cuando derribaron  la casa donde falleció  edificaron un  inmueble de cinco pisos cuyo portal da a una calle que honra el nombre de Agustina. En ese edificio vivían dos amigos de la niñez colegial, y en sus escaleras y rellanos corrimos no pocas aventuras imaginadas. Nostalgias.

                                                                   José Ramón Torres Gil


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Por favor: Se ruega no utilizar palabras soeces ni insultos ni blasfemias, así todo irá sobre ruedas.
Reservado el derecho de admisión para comentarios.

Buscar