16 enero 2019

INVIERNO

INVIERNO
En otoño los árboles comienzan a despojarse de sus hojas. Van dejando ver el tronco con nudos y rugosidades o tersos con piel de juventud.
El invierno los deja totalmente desnudos
Inermes, desamparados, débiles, trémulos ante cualquier  leve soplo de viento, que parece acercarlos unos a otros buscando el contacto que les de calor.
Ha pasado la primavera con su exuberancia, el colorido entra por los ojos.
Los árboles tienen ojos.
Las ramas que crecen se van buscando para acariciarse.
Los árboles tienen manos.
Ya no pueden más y ese acercamiento explota en miles de frutos de todos los colores y sabores diferentes.
Han dado de sí todo lo que tenían, la vida vegetal, que ha hecho revitalizar la vida animal, bajo su fronda.
Hay un paréntesis de calma, en la desnudez la savia transcurre despacio o se detiene esperando volver a explotar.
Dos adolescentes o dos que lo han vivido todo, sienten que no todo es invierno, que dentro algo fluye. 
Algo como los árboles, como las hojas, como lo que ha explotado en la naturaleza.

Algo puede empezar o algo puede resurgir.
La vida no se para y mientras un soplo acuda a unos labios trémulos, el corazón sentirá el amor.
Aun en invierno
 José-luis
 
 

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