24 junio 2015

LA FRAGILIDAD DE LA VIDA.

No ha sido un capricho el título que elegí para mi novela. Todos cuantos peinamos canas, -aunque las disimulemos-, y en su mayoría los que pertenecemos a Amaduma, tenemos sobrada constancia de la inseguridad en la que nos movemos de modo permanente. No hay nada de lo que se pueda tener absoluta certeza, y muy especialmente, de la salud.

En este hermoso viaje de fin de curso que hemos realizado a Suiza y Austria, tuve la oportunidad de conocer y charlar con Juan Antonio Anderica, -quien de modo tan inesperado se ha ido-, y nada en aquella conversación hacía presagiar lo ocurrido.

         Hablamos del hotel en el que se alojaba -magnífico según él- y dimos un largo paseo junto a varios compañeros por aquella amplia Avenida de las afueras de Ginebra que separaba los  hoteles en los que nos hospedábamos los dos grupos.

         Era un socio muy reciente, y le vi interesado en las actividades de la Asociación, en las que le puse al día. A lo largo del viaje intercalamos algún que otro comentario sobre lo que estábamos visitando y le encontré satisfecho de la manera en que se desarrollaba el programa. Lamento que no haya habido   tiempo para más.

          Tenemos el aquí y el ahora solamente, y hemos de aprovecharlo al máximo, sin postergar nada para otro momento, porque no sabemos cuánto puede durar. Mientras se está vivo, hay que vivir.

         Mi pésame sentido a su familia y mi deseo de que no se produzcan más noticias luctuosas que a todos nos impresionan.

         Descansa en paz, Juan Antonio.


MAYTE TUDEA.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Por favor: Se ruega no utilizar palabras soeces ni insultos ni blasfemias, así todo irá sobre ruedas.
Reservado el derecho de admisión para comentarios.

Buscar