18 junio 2013

VOLVER A LA ACTIVIDAD DESPUÉS DE UNA CONVALESCENCIA


Después de un largo periodo en cama, por diversas causas, prontamente nos descarrilamos física y mentalmente, creando un grave deterioro funcional; incluso hasta el primario principio de caminar los perdemos y mucho más si estamos avanzados en edad.

Antiguamente existía la creencia o idea que el “descanso” era la única y mejor forma para recuperarse después de un tiempo hospitalizado. Hoy en día y con los avances de la ciencia, está demostrado que “tan pronto se considere” habrá que levantarse y empezar a moverse nuevamente.

Diferentes estudios, realizados en multitud de casos, han demostrado que la actividad física desempeña una función muy activa y eficaz en el proceso de recuperación, realizando ejercicio físico para mejorar las capacidades corporales.

Hay que evitar el deterioro comentado al principio, como efecto secundario de ese internamiento transitorio, con medidas terapéuticas y de acondicionamiento físico. Circunstancias de estas características le puede ocurrir a cualquiera, pero el riesgo es mayor en las personas mayores.

La pérdida y disminución de un buen estado físico es muy frecuente en todos los casos de inmovilidad prolongada. Evitémoslo, ya que pueden surgir problemas cognitivos, no solo en la movilidad general, sino que provoquen confusión y delirio.

Hay que mantenerse lo más fuerte posible, tanto física como mentalmente, es decir, con las suficientes cualidades físicas de fuerza, acción, actividad, resistencia y destreza, de manera que si se enferma, se
cuente con las reservas y motivaciones suficientes para recuperarse.

Aunque utilizamos los términos de cualidad o capacidad física, siempre motivo de debate entre ambos términos, no desaprovechamos la ocasión para insistir en la importancia de esta acción.

Una vez hospitalizados, empezar a moverse “como pueda y cuanto antes” tan pronto lo autoricen, descubriendo las maneras de permanecer activo mentalmente. No estaría de más tener un reloj a mano para no desorientarse.

Colaborar con el equipo de atención médica sirve para minimizar la disminución del estado físico y colaborar con el plan de rehabilitación que se instaure, llevando adelante un plan de entrenamiento o instrucción organizada cuyo objetivo signifique aumentar la capacidad de rendimiento físico, psicológico, intelectual y de psicomotricidad.

Desarrollar estas cualidades es condicionar el movimiento y desarrollo de aptitudes musculares que permitan las tareas generales y específicas para recuperarse.

El acondicionamiento que relatamos es básico e intencionado para desarrollar las capacidades y condiciones físicas que se ven disminuidas con un internamiento hospitalario. La diferencia entre estar enfermo y tener una salud óptima es muy importante.

Tal condición física o estado dinámico de energía y vitalidad devolverá a la persona llevar a cabo sus tareas diarias habituales. Sabemos que la salud puede enmendarse reeducando los estilos de vida que se lleven, pero la enfermedad requiere medidas terapéuticas de mayor atención.

Nuestro organismo utiliza determinados síntomas para alertarnos que alguna acción determinada puede causarnos trastornos, es como el reloj biológico, nos avisa de los síntomas y es obvio no escucharlo.

En suma, este objetivo final es ayudar a que la persona mantenga el estilo de vida que llevaba antes y perdure el mayor tiempo posible, pues creo que no exista nadie que no lo desee.

Mantenerse sano y útil no es tan difícil, todo es cuestión de buenos propósitos.



Juan Fernández Pacheco – Junio 2.013



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