15 agosto 2012

¿CUANTAS VECES NOS HA DOLIDO EL CUELLO?

UNAS NOCIONES LIGERAMENTE ANATÓMICAS
La columna cervical, que movemos unas 600 veces a la hora, es una de las zonas mas dolorosas del cuerpo humano. En ella concurren tanto la movilidad como la estabilidad, destacando el sostenimiento de la cabeza (que pesa entre 3.5 y 5 kilos).
Estos segmentos cervicales participan prácticamente en todas las actividades de la vida diaria, ya que la postura del cuello es fundamental para una correcta posición de la cabeza. La columna cervical, debido a que no es recta, sino ligeramente curvada, se encuentra vulnerable a episodios traumáticos, si no se respeta la adopción de posiciones adecuadas.
Las malas posturas, los traumatismos, el estrés, la tensión nerviosa, los esfuerzos y sobrecargas musculares dan lugar al dolor de cuello, dolor de cabeza, contracturas musculares, pérdidas de movilidad, mareos, vértigos y dolor referido a los brazos y hormigueos en las manos.
La causa común del dolor cervical es la tensión o distensión muscular. A veces nos hemos despertado con un fuerte dolor en el cuello que nos impide mover la cabeza y en ocasiones en la nuca y los hombros. En estas circunstancias nos habrán dicho, más de una vez, que se trata de una Tortícolis o contractura muscular.
Este dolor se suele presentar en personas a partir de los 45 o 50 años que lleven una vida sedentaria y sobre todo con trabajos de esfuerzo, comienza siendo una molestia en la nuca que se traslada hacia la parte posterior de la cabeza y en ambos hombros, que a veces, desaparece al cambiar de postura o al acostarse.
Pues bien, el estrés, las preocupaciones y los estados nerviosos también son unos de los principales causantes de estas contracturas. Es frecuente que al día siguiente de un episodio de tensión y esfuerzo aparezca dolor en todo el cuerpo, dando la sensación de haber recibido una paliza.
ALIVIAR EL DOLOR
Generalmente, los facultativos indican relajantes musculares, masajes en la zona, (con gel o crema antinflamatoria), la aplicación de calor, onda corta y ultrasonidos. En otras ocasiones se recomienda la utilización de collarines ortopédicos para evitar que los movimientos del cuello empeoren el cuadro.
Una vez que el dolor a disminuido se aconseja realizar ejercicios para estirar y fortalecer los músculos de la espalda, acompañados de técnicas de relajación para controlar el estrés.
Y por último una reflexión: El arte de la vida es el arte de evitar el dolor. (Thomas Jefferson 1743 - 1826)


Juan Fernández Pacheco – Agosto 2.012




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