07 julio 2011

LA PRENSA

Hace unas cuantas la mañanas, iba de prisa a coger el autobús, cuando en el cruce de un semáforo antes de llegar a la parada, veo un quitasol rojo y blanco al borde de la acera y a una chica con una gorrita de estos mismos colores que se me acerca ofreciéndome un periódico de un montón que tenía en una carretilla. Como es de suponer, era un periódico gratuito de los que proliferan en las ciudades más importantes de España desde hace unos años, cogí uno y lo metí en el bolso. Al llegar a la parada no había nadie, sólo había en los asientos un par de periódicos igual al que yo llevaba. El viento movía sus hojas arrugadas y trataba de esparcirlas por la calle, hasta que lo consiguió.
La prensa gratuita en Málaga comenzó en los primeros años de este siglo. Lo hizo con un par de periódicos, pero al ser una época de buena economía hubo un aumento de estas ediciones y de sus tiradas, hasta el punto de que, los vendedores de la prensa tradicional comenzaron a protestar. Recuerdo una pegatina, en la que se veía una patera llena de quiosqueros con una flecha y un rótulo que decía: A MARRUECOS.
Al margen de esta anécdota, es cierto que por el centro de la ciudad te ofrecían periódicos por todas partes (ahora se siguen ofreciendo, pero con más moderación) la gente los cogía, y como no les costaba nada ni tenían interés en leerlos, de la misma forma los tiraban. Los días de viento, cuando iba por la Alameda, veía a las hojas dispersas formar remolinos por las aceras y la calzada, y no podía evitar pensar en el derroche inútil de papel, ni en los árboles que tendrían que ser talados para sostenerlo (el que se recicla, no llega ni al diez por ciento) y me acordaba, de la época en que las hojas de los periódicos tenían múltiples usos, entre ellos, servir de envoltorio en el pequeño comercio.
El periódico como medio de comunicación en España, suele fecharse en el año 1661 con la aparición de La Gaceta de Madrid. Hasta 1789, el periodismo se caracterizó por el dominio que el Estado ejercía sobre él. En el siglo XIX, la prensa adquiere un tinte político en el que se difunden las ideas liberales. Durante el Romanticismo, Espronceda es articulista de prensa y Mariano José de Larra fundó su primer periódico, El Duende Satírico en 1828 y El Pobrecito Hablador en 1834. Estos periódicos a pesar de su corta duración, dieron muestra del fino poder de observación de Larra y de su mordaz humor. A finales de ese siglo aparece la prensa obrera. Esta prensa, fue la que puso al pueblo en contacto con la crisis y los desastres del noventa y ocho, derivados de la pérdida de Cuba y Filipinas.
Durante la Guerra Civil desaparecieron muchos periódicos, sin embargo, en ambos lados de la contienda se imprimían otros propagandísticos, de acuerdo con sus ideologías. Luego en el franquismo, además de algunos periódicos locales, reaparecieron los de ámbito nacional como el conservador ABC o La Vanguardia (editado en Barcelona y que tuvo que llamarse La Vanguardia Española) y otros afines al Movimiento Nacional como Arriba y El Alcázar. También la Conferencia Episcopal controlaba los diarios de tendencia católica; Ya y El Debate.
En la Transición, comenzó a editarse Cambio 16 que se convirtió en el periódico más progresista de España. En esta etapa de nuestra historia, la prensa experimenta un gran auge con publicaciones de todo tipo.
Con la democracia, tras la Constitución de 1978, se formaron las grandes empresas periodísticas. Siguieron editándose los diarios históricos ABC y La Vanguardia (que recupera su título original) y aparecieron otros cercanos a los dos principales partidos: El País, vinculado al PSOE editado por el Grupo Prisa y El Mundo al PP por el Grupo Vocento.
Cuando se habla de temas relacionados con la prensa, siempre me acuerdo de Orson Welles en su película “Ciudadano Kane”. En esta su opera prima como director, nos mostró la vida del magnate del periodismo Randolph Hearst y los entresijos del denominado “Cuarto Poder “en EE UU. Ese poder tiene hoy unos grandes competidores en la radio, la televisión e internet, aunque estas no son más que otras formas actuales del periodismo. Así lo ha reconocido el prestigioso premio Pulitzer que otorga la Universidad de Columbia, que en vista de que los diarios utilizan cada vez más internet para su divulgación, desde 2006 entrega un premio a las obras publicadas en este medio de comunicación.
Como la publicidad está hoy en todas partes, ella es la que nos costea esos periódicos gratuitos que nos ofrecen en la calle. Los editan los grandes grupos periodísticos que dominan la prensa en nuestro país, y traen apenas esbozos, de las noticias que desarrollan los de tirada normal. El poder que tengan de ese llamado “Cuarto Poder” pienso que será mínimo, pero no me gusta verlo en el suelo ensuciando las calles de nuestra ciudad.


Amalia Díaz, 17 de abril de 2011


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Por favor: Se ruega no utilizar palabras soeces ni insultos ni blasfemias, así todo irá sobre ruedas.
Reservado el derecho de admisión para comentarios.

Buscar