12 diciembre 2010

NOTA AMPLIACION AL ANTERIOR ARTICULO - EL ORDENADOR COMO MEDIO - continuación.

NOTA-continuación

Cualquier hijoputa, de nombre Íker, de 48 años, parado de larga duración porque ha sido un vago desocupado toda su puta vida, puede colgar una foto retocada de cuando tenía 23 años, decir que es Ingeniero de Caminos, que está disfrutando de una beca de formación en Estados Unidos, y pide ayuda sobre un hotel en Málaga, bares de copas recomendados, discotecas más guays en las que se pueda pasar unas noches, porque está de paso, camino de China, donde tiene un trabajo muy…
Y cualquier adolescente (adolescenta) puede entrar al trapo, con la sana intención de prestar ayuda a alguien que la reclama, y recomendarle un hotel, y bares,…. a cuyo mensaje contestará, automáticamente, el hijoputa, que se llama Carmelo y es medio calvo y gordo. Comienza el chateo y… Ya ha caído el pardillo (la pardilla) en la trampa de la red social, en la que queda enredada y será chantajeada con colgar en la red esas fotos que a ella se le ha ocurrido, inocentemente, enviar por facebook. Fotos descuidadas, con poses desenfadados, de variada interpretación,…y con amenazas,… la bola de nieve irá agrandándose.
Y el hijoputa, en plan detallista, avieso hasta los…. mandará un ramo de flores, por Tele-rosa, el día del cumpleaños de la presa. Y ésta alucinará en colores e irá descorriendo el pestillo de su interior, sin ser consciente de la boca de lobo en que está metiéndose.

Hablo del peligro que tiene/puede tener el ordenador en personas psicológicamente inmaduras y con la vitalidad a flor de piel.
Nos enteramos, de cuando en cuando, de casos, pero ¿cuántos existen y que no salen a la luz?.

En las redes sociales el mentir es la norma, la sinceridad es la excepción, la ingenuidad es la presa fácil para el cabrón que ha lanzado la carnaza y ha picado “una” pieza, da igual quien sea.
El cazador sale a cazar perdices, no “esa” perdiz.

Y ¿por qué no, desde el anonimato, disparar contra el profesor, con la ingenuidad de que “como no se me ve….¡yo no he sido¡” a no ser que haya denuncia de por medio e investigación policial consecuente?.
Como si la no presencia física y personal del ultrajado, el profesor, atenuara la responsabilidad, anulara las consecuencias, o certificara la impunidad del ultrajador-calumniador, el alumno.

Leo, hoy mismo, en la prensa malagueña: “El “ciberacoso” al profesorado gana terreno a la agresión física”.
Redes sociales, teléfonos móviles, grabadoras de voz, máquinas fotográficas…. son las nuevas armas contra el profesorado, y han sustituido a la palabra soez, insultante, a la patada o al puñetazo.
Desde esas nuevas armas, se ridiculiza al profesor, se menoscaba su autoridad, y sirve de mofa y de escarnio.
Málaga es la segunda provincia andaluza con más denuncias, siendo al menos cuarenta los profesores andaluces que están en tratamiento psicológico, por esta última moda de acoso escolar, de alumnos entre 12 y 15 años.
Que, además, y tristemente, también los compañeros, más débiles de carácter, los más tímidos,…son ridiculizados y acosados, como una nueva forma de divertimento.
Y el profesor no puede defenderse, entre otras causas, porque no domina las nuevas tecnologías con la misma soltura con que lo hace el alumno.

Sólo conocí a un profesor que, cierto día, al entrar en clase, vio escrito en la pizarra: “El profesor de filosofía es un cabrón”.
Muy quedamente, muy estoicamente, tomó en sus manos el borrador y borró: “El profesor de filosofía es”. Mirando a los alumnos, muy solemnemente, dijo: “Alguno de Uds. ha dejado, en la pizarra, escrita su firma; le rogaría que la borrase”.

Las redes sociales, siempre a disposición de cualquiera, y a golpe de clic, son armas de doble filo. Son como los cuchillos, que pueden servir para cortar pan o para cortarte el dedo, si no estás ducho en su manejo, o para que te lo clave por la espalda el hijoputa asesino al que, como tenía la voz tan meliflua y mostraba un porte elegante y tenía tantos detalles… le has abierto la puerta para que entre.

La ingenuidad de creer que lo que no se ve y no se oye no existe es otra muestra de la inmadurez del alumno adolescente.

¡He ahí el peligro!

Tomás Morales Cañedo
-(Filosofo)


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