16 diciembre 2010

CUANDO LA INTUICIÓN SE CONFIRMA

14 de Diciembre 2010
Mayte Tudea.

El pasado mes de octubre escribí y apareció en el blog de Amaduma, un artículo de felicitación a mi admirado Vargas Llosa con motivo de la concesión por la Academia sueca del premio Nobel de Literatura.

Allí explicaba las razones de mi reconocimiento hacia él, la importancia que su obra había tenido en mi formación, y la huella que ésta había dejado impresa en mi vida, y, también, cómo había trasladado a mis hijos estos sentimientos y de qué manera alguna de las frases de sus novelas habían pasado a formar parte de nuestro lenguaje familiar y cotidiano.

Y establecía además, un doble concepto: Si como autor me parecía extraordinario, como persona lo encontraba francamente admirable.

Pues bien, al escuchar la emocionada lectura de su discurso ante la Academia, no pude por menos de exclamar interiormente: ¡Mi intuición no se había equivocado!

Y de su magnífica disertación, me conmovieron especialmente tres reflexiones:

Primera.- Aquella dedicada a su mujer, la “prima Patricia”, en la que la voz se le quebró durante unos minutos y a la que agradecía su entrega, sus dotes de organización y de administración, y la forma que tiene de preservar y defender su tiempo -que supongo es “oro”- ante los periodistas y otras personas. “Todo lo hace y lo hace bien”, dijo. Y la frase final que le dedicó: “Cuando cree reñirme, me regala el mejor de los elogios: Mario, tú no sirves más que para escribir”.

Si fuera cierto que “detrás de cada gran hombre hay una gran mujer”, Vargas Llosa la colocó a su lado, junto a él, reconociendo su deuda para con ella y lo hizo ante las docenas de cámaras de televisión que le enfocaban, es decir, ante el mundo entero. Todo un gesto de amor.

Segunda.- Cuando mencionó que “la lectura de un buen libro nos hace mejores”, me confirmó algo que advertí hace muchos años y a lo que desde entonces me vengo aplicando con verdadero interés, y,

Tercera.- Su crítica contra los nacionalismos, “que convierten en valor supremo la circunstancia fortuita del lugar de nacimiento”. Sin lugar a dudas es lo que he sostenido durante tanto tiempo y por lo que me he sentido afectada de un modo especial por el lugar en el que nací.

Ahora comprendo mucho mejor, si cabe, la afinidad que siento por este autor, no sólo por sus libros, sino también por su concepto de los temas importantes de la vida.

Y para dar fin a este breve comentario rescato dos de sus frases más profundas, y que son para mí la mejor definición de “lector” y de “escritor” que recuerdo:

“Quien busca en la ficción lo que no tiene, dice, sin decirlo, que la vida tal como es no nos basta para colmar nuestra sed de absoluto, y que debería ser mejor”.

“Inventamos ficciones para poder vivir de algún modo las vidas que quisiéramos tener, cuando apenas disponemos de una sola”.

¿No es esto la LITERATURA?


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