21 septiembre 2010

NUEVOS MEDIOS, MIEDOS NUEVOS

Mayte Tudea
18-Septiembre-2010


Esta incorporación tardía a las nuevas tecnologías a la que nuestra generación -ya “talludita”- se está enfrentando, provoca en muchos de nosotros efectos muy diversos, que van desde la inseguridad al temor, y pueden incluso, en algunas ocasiones, hacernos pensar que la dificultad de su manejo nos va a impedir dominarlas. No hay día que no me sorprenda de las posibilidades que ofrecen, y al mismo tiempo me intimide el pensar si seré capaz de aprovecharlas.

Cuando amigos o compañeros me comentan el por qué no me decido a crear un blog donde expresar mis opiniones y permitir que otros las discutan, las rebatan, o en el mejor de los casos las aplaudan, me produce un ligero escalofrío. Salvando todas las distancias necesarias, los blogs me recuerdan a los escaparates del Barrio Rojo de Amsterdam.

Todo cuanto se vierte en ellos, no es otra cosa que la realización de una especie de “desnudo integral” donde tus opiniones, sentimientos, ideas políticas o religiosas -si se emplea el arma de la sinceridad-, quedan reflejados, grabados negro sobre blanco, y dicen más de la persona, que una charla mantenida con ella que durara veinticuatro horas seguidas.

Y en algunos casos se hallan recubiertos de un cierto narcisismo; el deseo de darse a conocer, de encontrar un ágora que amplifique los propios pensamientos y encuentre eco en el mayor número de personas posibles. Ahora que veo escrita la palabra ágora, me doy cuenta que es el término exacto para describir un blog. “Lugar de reunión y discusión”.

Quiero salvaguardar los de mis amigos, porque sé que han sido creados por motivos nobles y altruistas. (¡Como me curo en salud!)

En fin, los blogs me asustan un poco, he de confesarlo, y aunque lo hago con mucho agrado, también el colaborar en ellos, pero esto último siempre puedo modularlo, y elegir el tema del que deseo escribir y el grado en el que me quiero implicar.

Había comenzado hablando de los nuevos medios tecnológicos. La sensación que a veces experimento ante ellos podría compararse a la de caminar sobre arenas movedizas, o al menos sobre un terreno resbaladizo en el que temo derrapar.

Tu correo electrónico puede convertirse en una puerta –por la que aún sin abrirla- se introduzca libremente quien lo desee, se asome a tu intimidad o quiera participar de ella, y además lo haga desde una “ventana indiscreta” que tú desconoces y con la impunidad de ser difícilmente descubierto.

¡Y que decir de las docenas de e-mails que en ocasiones colapsan tu ordenador, y que por mucho que desees abrirlos hay veces que has de renunciar a hacerlo, porque el tiempo del que dispones no puedes estirarlo, no tiene la cualidad del chicle!

Ahora bien, con todos los inconvenientes que lleva implícitos este mundo virtual, no cabe la menor duda de que constituye una herramienta fabulosa, llena de posibilidades infinitas que uno no es capaz siquiera de imaginar, y que permite acceder a conocimientos que de otro modo estarían vedados para nosotros, o conllevarían un grado de dificultad inmensa el conseguirlos. Cualquier información que demandes, por extraña que resulte, tiene en Internet respuesta inmediata. Es un instrumento poderoso e increíble.

De haber llegado a conocer este universo, Einstein, muy probablemente, hubiera quedado en estado de “shock”.

Como suele ser bastante común, lo poco que una ha aprendido utilizando el ordenador, ha sido de modo autodidacta, porque los hijos -y los casos que conozco me lo confirman-, son en esta materia unos pésimos profesores. Ellos dominan el tema y creen que con una explicación rápida y “a vuela pluma”, tú has de conseguirlo de igual modo.

Menos mal –para aquellos que los tenemos-, que nos quedan los nietos. Ellos han nacido “incorporados” a este mundo virtual, y se mueven en él como pez en el agua. Y además, tienen mucha más paciencia que los adultos y experimentan el “orgullo” de poder enseñarte, acostumbrados como están a que los abuelos sean para ellos profesores permanentes.

Animémonos e insistamos en aprender sobre esta materia. “Nunca es tarde si la dicha es buena”, es un refrán que encaja a la perfección con lo que deseo transmitir. Los resultados de este aprendizaje nos abren un inmenso escaparate, un gran ventanal asomado a un espacio “casi” infinito, y que además puede facilitarnos las gestiones de la vida habitual de forma considerable. No los desaprovechemos.


1 comentario:

  1. ¡Cuántos escritos se me habrán borrado, al apretar el "intro", por no darme cuenta que estaban "marcados"¡.
    Envidiaba a los bloggeros.
    Varios días lo intenté. Un día lo conseguí. No había persona en el mundo más satisfecha que yo.
    Me contestó un antiguo alumno, hoy Ingeniero Informático, y me contesto: "Enhorabuena, profe, pero que sepa Ud, que lo que ha conseguido es lo que puede hacer un niño de siete años".
    No sólo no me desanimó su comentario, sino al contrario, porque, para mí, esa herramienta de trabajo es, de momento, suficiente para expresar mis reflexiones.
    Los blogs son escaparates en los que uno puede confesarse y desnudarse o también simular desnudos (desnudos creativos).
    Todos los días entro en los blogs de mis amigos para estar "al tanto" de sus reflexiones.
    Me gusta hacerlo. Los aplaudo o los critico, estoy en mi derecho, como en su derecho están ellos de mandar mis comentarios a la ....

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