Dicen que el torero “ El Guerra”, a cada una de las provincias andaluzas, mejor dicho, a sus hijos, le dio un calificativo. Los cordobeses eran los señores.
Yo que soy andaluz y conozco mi tierra y su gente, se que no estaba equivocado.
En la Córdoba culta, artística, llana y serrana. En la Córdoba rural que me acunó durante tantos años, en esa tierra que escogí para que mis hijas crecieran y nacieran en el sitio adecuado, tuve la suerte de conocer y vivir con muchos señores.
Poetas, pintores, músicos, políticos, pero lo que más me enseñó fue la gente del campo. Al atardecer, cuando mi trabajo me lo permitía, solía salirme por una carretera que terminaba donde empezaban las huertas de de Zagrilla o de la Vega. Cuando tenía la suerte de encontrarme con alguien que estuviera cavando, buscaba a su alrededor el clásico botijo y le pedía un chorrito de agua, agua de la pandueca, riquísima aunque digan que con demasiada cal. Eso no era más que un pretexto. La mitad de las veces el agua estaba hasta caliente, pero sabía que sería el preámbulo de un
auténtico tratado social .
No es fácil entrarle al agricultor, pero si es muy fácil conquistarlo y si lo convences y conseguido, tendrás un amigo para todas las horas y días que necesites.
Puedo asegurarte que ese labrador con el que me paraba, a veces analfabeto era un filósofo en potencia. Empezabas hablando del tiempo y las cosechas y terminaba dándote una auténtica conferencia del porqué los jóvenes y los matrimonios que empezaban se tenían que marchar a Barcelona, Suiza, Alemania y dejaban a sus mayores al cuidado de todo. En qué buenas manos lo dejaban.
Te contaban lo difícil que fueron los tiempos pasados. De cómo los del lugar, superaron la política de la II República, la Guerra Civil y los cuarenta años del anterior régimen.
Pero lo más importante es que esta persona se proclamaba actor de todo lo acontecido. Había estado dentro de todo, de lo bueno y lo menos bueno, con la azada en la mano, su tierra, su sudor y los suyos, los que se había ido fuera y los le habían quedado.
Es como si el cordobés llevara un gen que le han ido esculpiendo hombres de todas las tierras y razas, al paso o al quedarse.
En los últimos días del anterior Jefe del Estado, el Rey de Marruecos aprovechando que Franco ya no tenía “Baraka”, ordenó a su pueblo la inmensa Marcha Verde sobre el Sahara. Se precisaba un interlocutor válido para ambas partes. Tarea difícil con tantos intereses por medio. José Solís se comprometió
…” Majestad vengo a hablarle de cordobés a cordobés…”
Hoy, mucho tiempo después leo con pena, que uno de esos niños que tuvieron que dejar su pueblo de Iznajar y de la mano de su padre y su madre, todavía con las alpargatas, emigraron a Cataluña y encontraron un mundo mucho mejor que el que les dejaban a los suyos.
Hoy es tan importante, se ha subido tan alto que para dirigirse a los andaluces en el parlamento, necesita un traductor al castellano. El no podría hablar de cordobés a cordobés
Me estoy refiriendo al Muy Honorable Presidente de la Generalitat Don. José Montilla, que olvidando sus raíces y que sus paisanos son Señores, a diario tiene al imperiosa necesidad de creerse más catalán que nadie, sobretodo más que los de nacimiento y ser más que los del oeste o del sur y con motivo de la sentencia del Constitucional sobre el Estatut, arremete contra España y su ordenamiento jurídico. Yo como vosotros que leéis esto, estamos sometido a la Ley, él cree que no.
Quiere que Cataluña se levante , Se olvida quién le dio la silla que ocupa.
La sentencia es como uno de los” penalti “ que se pitan ahora en el Mundial, la mitad la rechaza. Para unos han triunfado, para otros han perdido.
El Honorable está indignado, quiere de sus nuevos paisanos una movilización civil, que abran brechas y se atrincheren en las barricadas y a mi me da pena… no porque el Estatut haya quedado contaminado que lo está, sino porque este niño que un día salió de una aldea de Iznájar no ha sabido volver, aunque sea un ratito para recoger un poco de lo mucho bueno que se dejó atrás.
Francisco Oses
Julio 2.010
Dependiendo de cómo se utilicen las palabras, el mismo hecho puede significar muchas cosas, y muy distintas.
ResponderEliminarAmigo Paco, eso mismo que tu haces, referente al lenguaje del PRESIDENT DE LA GENERALITAT DE CATALUNYA, es lo que hacían los sofistas para enseñar a sus discípulos cómo debían tergiversar las cosas para ganar al adversario. Y eso, querido Paco, NO ES SERIO.
Un abrazo, Angel