Mayte Tudea.
5-julio-2010
Mayo y Junio han sido para mí dos meses enormemente cargados de actividades, acontecimientos, celebraciones, viajes, responsabilidades familiares; dos meses intensos en que los días de mi calendario marcados en rojo apenas si dejaban ver algún espacio en blanco -un pequeño oasis de descanso entre el atareado desierto que he recorrido –a veces incluso corrido-, y en el que he ido mezclando tensión y disfrute alternativamente. Me encanta la actividad, pero hay ocasiones en que añoro un poco de aburrimiento, sólo una pequeña dosis.
Pues bien, con tantas experiencias, descubrimientos, acontecimientos como los que se han sucedido, no he encontrado ni el motivo ni el tiempo suficiente para ponerme ante el ordenador, y plasmar en el papel algo de lo vivido y aprendido durante este último período.
Después de unas semanas de silencio, retomo de nuevo las obligaciones para con nuestro blog, e iré comentando a lo largo del verano aquellos temas que más pueden interesar a nuestros compañeros y amigos.
En atención a que Amaduma marchaba a Canadá con más de cien alumnos, la Dirección del Aula decidió adelantar la clausura del curso, y ésta tuvo lugar el día uno de Junio. Como broche final, intervino el grupo de Teatro de Amaduma con la obra “La Zapatera prodigiosa”, de Federico García Lorca, que han incorporado a su repertorio de forma magnífica. Estrenaban un estupendo decorado –muy propio para la ocasión-, y todos los actores desempeñaron su papel de modo convincente y con una entrega e ilusión digna de todo encomio. Hay que felicitar a la profesora, Ana Rosa Fernández, por el acierto con el que dirige el grupo, y la cohesión que ha logrado entre sus miembros.
El día 3 celebramos la comida del Taller de Francés en el restaurante “La Sacristía del Rey”. Sobrepasamos los treinta comensales –más de los que asistimos a clase-, y tanto la comida como la ocasión de reunirnos y compartir unas horas agradables, resultó muy del gusto de los que asistimos.
El día 5 ¡otra comida!, la que habitualmente realiza la Asociación con motivo de la clausura del curso. Esta vez tuvo lugar en el Hotel Barceló –más vale lo bueno conocido...- y fue magnífica. El lugar, el ambiente, el menú, el servicio, todo estuvo a la altura de lo que se esperaba. Llevamos a cabo la correspondiente rifa para recaudar fondos para el Comedor de Santo Domingo, y todos los compañeros colaboraron con la generosidad con que siempre lo hacen. La opinión general de los ciento cuarenta personas –aproximadamente- que nos acompañaron fue muy satisfactoria, y esa es nuestra única recompensa al trabajo que supone organizar todos estos eventos.
El tiempo justo para preparar el equipaje –hay otras obligaciones personales y familiares con las que también cumplir- y el día 7 iniciamos el viaje a Canadá. Ocho horas de vuelo que a decir verdad se me hicieron cortas, y llegamos cruzando el Atlántico a un país inmenso –diez millones de metros cuadrados para treinta y cuatro millones de habitantes-. Un país de grandes espacios, lagos enormes, imponentes cascadas, ríos que parecen mares, parques naturales donde habitan osos, ciervos, alces, lobos, todo cuanto se relaciona con la naturaleza tiene un punto de grandiosidad y de desmesura.
Y las cuatro ciudades visitadas en la Costa Este –sólo nos hemos acercado a esta parte del país-, Montreal, Québec, Ottawa y Toronto, son para describirlas en capítulo aparte. Como ya es una labor que vengo realizando desde hace nueve años, en la próxima revista que editaremos para el principio del próximo curso –D.M-, daré cumplida cuenta de todas las experiencias acumuladas en este viaje. Sólo he de decir que ha resultado especialmente hermoso, que el buen tiempo ha estado de nuestra parte, y que los hoteles y los restaurantes que hemos disfrutado han sido de una categoría excepcional.
Y tras diez horas invertidas en la vuelta –esto fue lo peor de todo-, retomo el título de mi comentario “La difícil tarea del regreso a lo cotidiano”. Porque volver al mundo real después de haber estado “levitando” durante ocho días, requiere otra vez de un cierto entrenamiento.
Joaquín ha colocado en este blog fotografias que ilustran cuanto he descrito anteriormente.
Para no cansarles demasiado, esta va a ser la primera entrega del “serial” del verano. En los siguientes capítulos habrá más información.
Un cariñoso saludo para todos.
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