30 marzo 2009

EGIPTO

Palmeras cimbreantes,

emergen de entre un curvo mar de arena,

bajo un sol destellante,

las mecen con sus cantos las sirenas.

Y ese río de vida,

que baña unas riberas complacientes,

en fértil limo anida,

y hace brotar pujante las simiente.

¡Oh, Nilo misterioso,

de discurrir profundo y milenario,

de perfil orgulloso,

invicto te derramas en tu estuario.

Te observan impasibles,

los colosales templos erigidos,

templos inmarcesibles,

a través de los siglos mantenidos.

Egipto de contrastes,

de joyas deslumbrantes, de pobreza,

de bellezas radiantes,

que encubre una miseria sin nobleza.

Impregna mi retina,

ese cobalto oscuro de tu cielo,

y tu luna ilumina,

y cubre con la magia de su velo.

He aspirado tu aroma,

tus intensos colores me han cegado,

y volé cual paloma,

del hoy, al esplendor de tu pasado.

Tu ayer incandescente,

no logra conmover la indiferencia

de tu triste presente,

que va tras de un fulgor, que ya es ausencia.

Mayte Tudea

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