12 enero 2009

UN BUEN DOMINGO

Acabo de regresar de disfrutar de un día muy agradable en casa de una entrañable pareja –Fina y Andrés-, en la que nos hemos reunido un grupo de amigos (diez en total) y celebrado una nueva entrada de año, alrededor de una bien montada mesa repleta de abundantes y sabrosos alimentos.

Hemos conversado, reído, compartido confidencias, nos hemos dejado acariciar por los rayos de un sol invernal -que mas bien parecía primaveral-, mientras una copa de vino nos calentaba por dentro y dotaba al ambiente de un matiz cálido que nos hacía sentirnos más cercanos, más afines, más unidos.


Hombres y mujeres –varones y hembras, como le gusta precisar a nuestro querido Tomás-, expresándose con absoluta libertad, sin reticencias, comentando sobre literatura, sobre cine, sobre gastronomía de forma distendida, escuchando al otro, compartiendo o no sus reflexiones, pero sin la menor intención de polemizar o de discutir.

Y pienso "si una buena comida y un buen vino, han conseguido que diez personas de distinto sexo, de caracteres y opiniones diferentes, fueran durante unas horas un grupo homogéneo, compacto y lleno de armonía ¿por qué no se reúnen el primer ministro israelí y el cabecilla de Hamás, y comen y beben y dirimen sus diferencias de un modo civilizado y con la templanza que procura un estómago satisfecho?" Sin desdeñar que por costosa que fuera esa comida, nada comparable al precio de un misil "tierra-aire", y con la seguridad de que no habría de provocar "daños colaterales". Salvo la posibilidad de que ambos ganaran algún kilo de más.

Ya termino. Ángel, a mí no me ha gustado Australia. ¿Lo sabías?


MAYTE TUDEA. 11 de Enero 2009

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Por favor: Se ruega no utilizar palabras soeces ni insultos ni blasfemias, así todo irá sobre ruedas.
Reservado el derecho de admisión para comentarios.

Buscar