REFLEXIÓN EN CAMPAÑA ELECTORAL

 

Los pueblos son los que a sus circunstancias se revelan,

pero, también, los que a sus debilidades se abandonan;

y hasta los que se permiten acomodar sus sentencias

a lo que sus conductas les condicionan;

            porque en su afán de satisfacciones

normal es que todo eso pretendan;

ya que, regir sus propias vidas,

eso, hoy, los pueblos, no anhelan.

            Requieren quienes les ojeen el terreno;

necesitan, quienes les indiquen las piezas

que deben satisfacer sus egos,

y, ¡hasta quienes les organicen sus fiestas!

            La conducta con propia opinión

parece no ser deseada,

pues, estando entretenidos,

la vida debe ser, ya, una gozada.

 

            Habitamos un orbe complejo

que sigue lleno de hormigas y cigarras,

pero que, ahora, no persiguen los criterios

que las clásicas historias nos narran.

            Y entre jaraneras hormigas dichosas

y cigarras, inteligentemente, enmascaradas,

no debe ser fácil encontrar rectos líderes,

y menos aún, idóneas utopías, hallarlas.

 

            Pero, ¿dónde están las mentes que piensan?;

¿quién con esfuerzo se prepara?;

¿quién confecciona un proyecto

que en el bien general repara?

            ¿Quién se ocupa de los diarios problemas?;

¿quién censura las inacabables malandanzas?;

¿quién, las arbitrariedades continuas

que observamos en nuestras plazas?

            Sin esfuerzos obligados; sin utópicos ideales;

sin proyecto realista conveniente,

y sin pleno respaldo y sin fisuras,

seguiremos obligados a vivir, sólo, el presente.

Y conducidos por políticos al uso,

que gustan mostrarse obsequiosos ocasionales,

seguiremos estando confinados,

en nuestros cómodos palcos virtuales.

 

            Grato no ha sido nunca el cambio, no,

y perder el poder a nadie agrada;

pretender reformas serias, por tanto,

no debe ser caminata grata.

            Y mientras el pueblo esté entretenido;

mientras el pueblo, feliz, en fiestas se encuentre,

no se encontrará con sus necesidades,

y eso de encontrar soluciones, ¡quitémonoslo de la mente!

 

                        Un abuelo con muchas citas electorales.