Los
tres Reyes Magos, guiados por el cometa Halley, salieron de PERSIA a lomos de
sus tres mágicos camellos: Samura el del Rey Melchor, Tigris el del Rey
Gaspar, y Oasis el del Rey Baltasar. Cruzaron el desierto llegando a Bagdag, y
después a Damasco en dirección a Jerusalén.
Preocupados
por lo vivido con Herodes, salieron los tres del palacio y siguieron la
dirección del cometa que les guiaba. Este les dirigía camino de Belén. En el
camino fueron comentando lo poco que les gustaba el tal Herodes.
“No me parece persona de
fiar”, dijo Gaspar.
“Tiene cara de malo”,
manifestó Baltasar.
“Pienso igual que vosotros
y no volveremos a verlo” - terminó diciendo con
solemnidad Melchor.
Al llegar a Belén, fueron a adorar al niño Jesús, dejando los presentes que habían traído: oro, incienso y mirra.
“Pasaremos por la tierra de los faraones, por el desierto, y por tierra de cartagineses; luego seguiremos nuestro camino hasta las Columnas de Hercules, atravesando el Mare Nostrum llegaremos a Tartessos, el reino del Rey Argantonio, y a tierras de los Comios, cuyo Rey Gargoris nos visitó en otra época”. Dijo Melchor.
Al
llegar a la columna de Hercules que está al norte de África, vieron enfrente
la otra columna de Hercules, que se encuentra en Hispania.
“Enfrente tenemos nuestro
primer destino, la bella Malaka; allí nos dirigimos. Conozco la forma de pasar
al otro lado del mar”, y siguió:
“Sé de unos navegantes que, en sus mágicas jábegas nos transportarán al otro lado del mar en un suspiro. También tienen poderes mágicos como nosotros y pueden manejar el tiempo y el espacio de tal forma que paran el tiempo mientras seguimos nuestro avance. Los tres navegantes son el gran Piyayo, el nervioso Chiquito, y el titiritero Antonius. Los tres conocen los secretos del mar y el dominio de sus veloces jábegas”.
Cargados de regalos y juguetes, cruzaron el mar en menos de lo que se tarda en decirlo. Su magia hizo que, en la noche, mientras los niños dormían, entregaran su carga de ilusión en Malaka.
“Iremos a Gades, tierra de
fenicios, pasando por Caetaria (Algeciras). Debemos pasar pronto y dejar regalos y
juguetes, pues allí los niños se levantan pronto para arrastrar por las
calles los juguetes que han realizado con latas de metal, montando un gran
estruendo que puede asustar a nuestros camellos”, dijo
Baltasar.
A lo que Gaspar respondió:
“Nuestro siguiente destino será Corduba, regada por el gran río
Betis, la Colonia Patricia que fundó el general Claudio Marcelo. Allí tres de
los niños de la ciudad nos han pedido que no los olvidemos, pues a veces no se
encuentran aquí, si no en Caetaria con sus abuelos. Al más pequeño de los
tres, además de juguetes, le dejaremos carbón del dulce, pues a veces da un
poquito de guerra”.
Volvió
a comentar Melchor: “Después de pasar
por Baecula Baielenensis, nos dirigiremos a la muy antigua ciudad de Auringi,
la ciudad en la que la leyenda habla de un enorme lagarto, o dragón, que se
come a todo aquel que se acerca al raudal de agua en el que abrevan los
caballos, y donde saciaran su sed nuestros camellos, pero nuestra magia
anulará la voluntad del dragón. Allí varios niños escribieron sus cartas y
tenemos que atenderlos”.
Añadió Gaspar nuevamente: “Por último nos dirigiremos al centro de Hispania, al Foro, cerca de Complutum, donde tres niños y una niña familiares de los que ya hemos visitado, esperan sus regalos. Así cumpliremos nuestro trabajo con todos estos niños, que según mis informaciones, se han portado muy bien este año”.
(Con
cariño para todos los niños de la familia)
Pedro
José Tíscar Marín
Víspera de la Epifanía de 2022
Málaga
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