Alessandro di Mariano
di Vanni Filipepi, apodado Sandro Botticelli (Florencia 1 de Marzo de 1445
-
Florencia,17de mayo de 1510),
fue un pintor del Quattrocento italiano.
“Botticelli” que
significa botijo o tonel, parecer ser que era el apodo con que era conocido su
hermano mayor, y que él heredó, sin que se sepa si era debido a su gordura o porque
era un gran bebedor; otros autores piensan que viene porque uno de sus hermanos
era orfebre (batigello en florentino).
Fue el pintor favorito
de la Corte de Lorenzo de Médicis, en un momento de fundamental
importancia para el florecimiento de las artes en la Florencia del siglo
XV, conocido como la “Edad de Oro florentina”. Botticelli pintó para
el papa Sixto IV en Roma y para las principales familias florentinas, siendo
muy admirado por sus contemporáneos. Ludovico el Moro, en 1485, lo calificó
como “pintor excelentísimo en tabla y pared”.
Cuentan de él que murió
enfermo y decrépito, en una pobreza rayana en la mendicidad. Aunque ganó
muchísimo dinero con sus obras, como era desordenado y derrochador, lo perdió
todo. Si Lorenzo de Médicis, para quien había pintado muchas obras, sus amigos
y numerosas personas que apreciaban su mérito no lo hubieran ayudado, casi
habría muerto de hambre.
Su estilo no busca el
naturalismo, inclinándose más bien por la delicadeza y la gracia. Quizás por
ello se le daban tan bien los retratos femeninos, sobre todo
sus madonnas y diosas mitológicas. De todas formas no
descuida el dominio de la perspectiva, una sobresaliente aplicación del color y
su magnífica obtención de volúmenes.
Protegido de
los Medici, Botticelli fue estimulado para que pintara los mitos de
la antigüedad, alegorías paganas y demás novedosas temáticas. En esa época,
pintar obras de gran formato que no fueran de religión eran toda una novedad,
por lo que Botticelli fue uno de los primeros artistas en hacerlo,
gozando de gran prestigio que quizás no tendría la veneración posterior de
otros maestros del quattrocento.
En los siglos XVII y
XVIII no fue bien tratado por la crítica, que lo consideraba buen pintor pero
extravagante, raro e inquieto, siendo su obra muy desvalorizada. Después de un
olvido centenario, es recuperado para el gusto moderno a raíz de
una exposición de sus pinturas en la Galería de los Uffizi a
principios del siglo XIX.
A partir de este momento y gracias a una serie de
estudios de John Ruskin, Dante Gabriel Rosetti y sobre todo del crítico
literario Walter Horatio Pater, devolvieron al pintor la grandeza que alcanzó
en vida.
El arte de Botticelli alcanza la
plenitud con El nacimiento de Venus.
Este cuadro fue pintado
entre los años 1482 y 1485, en pleno contexto histórico del Renacimiento. La
obra, en temple sobre lienzo, mide aproximadamente 1,80 metros de alto y 2,75
metros de largo y se encuentra actualmente en el Museo Uffizi en Florencia.
Es uno de los
primeros desnudos de tema pagano que se dan en la pintura, aunque Venus se tapa
púdicamente el pubis y los pechos.
Botticelli recibió de
Lorenzo Pierfrancesco de Médicis el encargo de representar la historia del
nacimiento de esta diosa.
Cuenta el mito que
Saturno (Cronos), dios del tiempo, desgarra y lanza los genitales de su padre
Caelos (Urano), lo que fertiliza el mar. El roce de la espuma engendra a Venus
que, con la ayuda del viento, es transportada hasta las orillas de la isla de
Chipre en una concha marina. Allí, es llevada por ‘las Horas’ al lugar de los
‘Inmortales’.
Desde el punto de vista
iconográfico, los personajes que aparecen en el lienzo son Venus, Céfiro,
Cloris y la alegoría de las Horas.
Venus protagoniza
el centro del cuadro, posando desnuda sobre una concha que la ha traído hasta
la orilla; un cuello algo desproporcionado sostiene la cabeza que se inclina
hacia la izquierda, mientras la cadera se dirige a la derecha su abundante
melena tapa delicadamente sus “vergüenzas”.
A la izquierda del
lienzo se encuentran Céfiro, dios del viento, y su mujer Cloris, diosa de
las flores. Céfiro sopla sobre Venus y la lleva hasta una costa segura donde la
espera una mujer. Se trata de una alusión alegórica a las Horas, las tres
diosas de las estaciones.
El artista logra crear
un modelo de belleza que acompañará a la humanidad hasta nuestros días. El
Nacimiento de Venus de Botticelli es, de alguna forma, el nacimiento de
una idea de feminidad dentro del arte renacentista.
Este cuadro fue
famoso porque, desafiando las costumbres de su tiempo, legitimó la
representación del desnudo femenino de cuerpo completo en el arte.
Amaduma
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