Como los CUATRO JINETES DEL APOCALIPSIS, súbditos
de Satanás y esclavos del anticristo, que destruirán la tierra
en el fin del mundo, montando caballos de desgracias inmundas que nos asolarán
y perseguirán, así estas cuatro circunstancias de grandes
alteraciones para nuestro equilibrio emocional también vendrán a destruirnos en
las situaciones y momentos menos esperados.
Las preocupaciones exageradas y reiteradas y la dificultad
para adaptarnos a los cambios en nuestra vida personal o profesional nos
conducen a realidades difíciles de soportar; algunas de estas alteraciones,
cuyas palabras se escuchan todos los días, tienen grandes repercusiones en
nuestra salud física y mental.
Como cita La Organización Mundial de la Salud” (OMS) “la salud es
un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente como la
ausencia de enfermedad, sino para hacer frente y lidiar las tensiones normales
de la vida”.
Ante tales retos, hay momentos en que podremos sentirnos incapaces de
superar algunas de estas citas, pero al ser alteraciones psico-somáticas muy
comunes, que nos marcaran con reveses, contrariedades y adversidades, deberemos
optar por la actitud de recapacitar y serenar nuestro ánimo.
Un par de días de “tristeza” puede suponer que afecte al cuerpo, al
espíritu, a los pensamientos y alterar radicalmente la alimentación o el sueño.
Por ello, reaccionar a tiempo con decisión y aptitud para afrontar todo esto, será
una de las mejores medidas que adoptemos. Salir fuera de lugar, alejarse del
“motivo”, hacer una pequeña caminata por el parque, realizar cualquier
actividad física que ayude a liberar la energía acumulada y distender la
tensión muscular, ayudarán a generar una buena sensación de bienestar.
Concentrar la atención en estos aspectos conseguirá aliviar la mente,
levantar el ánimo, aumentar la autoestima y sentir el control de nuestro
cuerpo.
Pues sí, todo esto puede sonar conocido,
pero cuando se pasa de castaño a oscuro es el momento de tomárselo en serio.
Normalmente se siente miedo o ansiedad
frente a ciertas situaciones y según determinados acontecimientos, esto es
debido a factores físicos, genéticos o personales y con ellos transitaremos por
aspectos como:
·
Respiración
dificultosa y acelerada.
·
Sofoco,
escalofrío o sudor.
·
Palpitaciones,
temblor, ahogo.
Pues bien, frente a todo esto es de gran
utilidad aprender técnicas de respiración y de relajación, descansar
lo suficiente y hacer ejercicio. Los síntomas pueden mejorar con el tiempo
(con tratamiento adecuado) y la depresión, el estrés y lo de más… se irán a
paseo y nuestra vida volverá a ser más placentera y relajada. Así lo deseo.
Juan Fernández Pacheco.
Este artículo se publicó en el Blog de Amaduma en Julio de 2.013
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