En
la última semana de mayo, la Universidad de Málaga suele finalizar las
actividades desarrolladas en los CURSOS DEL AULA DE MAYORES. A causa del grave combate
pandémico originado por el covic-19, este 2021 es el segundo año consecutivo en
el que el Acto de Clausura no se ha podido llevar a cabo de manera presencial
(se ha realizado online, el jueves 3 de junio, a las 12:00 h). El período de
tiempo que ahora comienza, con la llegada del verano, debe ser una inexcusable
oportunidad para reflexionar y planificar acerca de las actividades del próximo
curso 2021-22, por parte de todos los responsables del servicio, los profesores
participantes y también, por supuesto, los alumnos interesados. Estas líneas
pretenden ser una aportación para esa reflexión y
debate, a fin de conseguir los mejores resultados en la próxima
convocatoria.
Hay
una primera realidad de la que se debe partir, mirando al futuro: el sistema de
clases on-line, a través de medios telemáticos, no encuentra el suficiente eco
y receptividad entre la mayoría de los alumnos. Algunas cifras aparecidas en la
prensa, correspondientes a las matrículas del Aula de Mayores para el curso
2020-21, que ahora finaliza, mostraban el descenso muy notable entre los
solicitantes de inscripción, con respecto a convocatorias anteriores. En cuanto
al seguimiento semanal, de aquellos escolares matriculados, las cifras sólo las
conocen los profesores que han dirigido la docencia telemática. Pero el absentismo
“anímico y físico” sobrevuela “previsiblemente“ en esos datos que, lógicamente,
debían darse a conocer. Esta situación aconseja establecer la absoluta
presencialidad, para las clases del Aula de Mayores, en base a razones
didácticas, técnicas, anímicas o psicológicas, a fin de facilitar la motivación
y la fraternidad relacional entre los integrantes de los diversos cursos.
Sabemos
que se nos puede ofrecer un sistema mixto, de horas presenciales y horas a
través del ordenador. Pero como estamos viendo en otros servicios, como ocurre
en la medicina pública, el sistema on-line resulta muy apetecible para
determinados intereses, por lo que mueve a la desconfianza que nos quieran “vender”
una cosa y después nos encontremos con otra. Es mejor y deseable la docencia y
el aprendizaje totalmente presencial.
Los
planificadores del próximo curso deben conocer y utilizar las cifras y datos de
participación de los alumnos, en los distintos módulos desarrollados durante
este curso. Ciertamente, no es fácil llegar a esos datos de participación, pues
ha dejado de pasarse lista en las clases, lo que perjudica y limita el
conocimiento de los cursos que realmente interesan. De poco sirve multiplicar
las ofertas de cursos diferentes, cuando al final resulta que muchos de ellos
apenas cuentan con alumnos o con asistencias semanales. Por lo tanto, la oferta temática debe incidir en aquellas áreas
y actividades que realmente interesan y motivan. Si hay cursos vinculados al
estudio del cine, a la construcción literaria, a la práctica escénica o
deportiva y al aprendizaje de los idiomas, que se colapsan por las peticiones
de matriculas, al abrirse la convocatoria de inscripciones ¿Por qué no duplicar
o triplicar estas actividades, a fin de dar satisfacción a los numerosos
alumnos que desean participar en las mismas? Todo ello es cuestión de voluntad,
imaginación y optimización de los recursos.
No
se debe eliminar o reducir la posibilidad de realizar las
matrículas directas, como se hacía tradicionalmente. Muchos alumnos
sufren importantes limitaciones para realizar las gestiones administrativas
mediante el sistema informático. No todos tienen los medios técnicos y
conocimientos para aplicar unas normas informáticas que, en muchos aspectos, resultan
difíciles y complejas para su eficaz realización.
Hablamos
de clases para mayores de 55 años. Parece lógico pensar que para octubre todos
los aspirantes a participar en este servicio estén ya vacunados contra el
covic-19 y sus variantes. Para su mejor control, tenemos los certificados de
vacunación, expedidos por la Consejería de Salud Andalucía. Sin embargo,
resultaría desaconsejable (y a pesar de las mascarillas obligatorias) masificar
las aulas donde se imparten los cursos. Estos meses previos al otoño es un tiempo
muy oportuno para realizar las obras y adaptaciones necesarias, a fin de
habilitar espacios más grandes, aulas más amplias y con mejor ventilación,
donde los alumnos no tengamos que padecer el desaconsejado
hacinamiento.
Las
clases de 90 minutos, en la mayoría de los casos, se tornan cansinas e
insufribles, en orden al mantenimiento de una constante atención, especialmente
para las personas mayores. Por muy atractivos que sean los contenidos
impartidos y la habilidad expositiva y motivadora del correspondiente profesor,
es deseable un máximo de 60 minutos por sesión
didáctica. En algunos cursos, 45 minutos “bien aprovechados” sería un
tiempo oportuno, prudente y suficiente.
Hay
aulas, en las instalaciones del Ejido, en
las que se sufre calor o frío intenso, según las estaciones climáticas. Es necesario
reflexionar sobre esta importante cuestión, habilitando los fondos y las
reformas necesarias para paliar o evitar los extremos
térmicos durante la presencia de los alumnos mayores en las aulas.
Las
actividades prácticas resultan inexcusables en este servicio y, en
consecuencia, muy necesarias, en la mayoría de los cursos programados. En este
contexto, las “salidas” o “visitas de estudio” a
los centros o lugares oportunos, deben ser objeto de notable potenciación. En modo alguno se deben aducir motivos
económicos para limitar o anular estas actividades externas al aula, pues, al
margen de la disponibilidad económica de la Universidad de Málaga, la mayoría
de los alumnos disponen de capacidad y voluntad económica para el “copago” de
esas actividades que son tan lúdicas, atractivas y enriquecedoras para la
motivación y el conocimiento. La “cantinela” del precio que exigen las empresas
de autobuses para su alquiler, ha de abandonarse. Málaga posee un sistema de
transporte público municipal muy bien organizado y perfectamente asumible para
casi todos los bolsillos y la mayoría de los destinos. La motivación anímica
que proporciona una bien programada y realizada visita de estudio, en los
alumnos y profesores, es uno de los mejores recursos didácticos que utiliza
todo buen profesional docente.
¿Y
porqué siempre el horario de tarde, en las
clases de mayores UMA? También existen las mañanas,
en las horas que constituyen el día. Pueden aprovecharse algunas de las horas
matinales, a fin de evitar la concentración de alumnos en las instalaciones,
durante las tardes, A nadie se le oculta que durante las mañanas la mente suele
estar más despejada y receptiva en orden a la integración de los diferentes
aprendizajes, impartidos y trabajados. También la aglomeración o concentración
de los alumnos, en las entradas y salidas de clase, puede evitarse
estableciendo horarios escalonados para los distintos cursos impartidos.
Muchos
consideramos que el carnet de alumno, físico
o digital, del Aula de Mayores está absolutamente desaprovechado en su
versatilidad. ¿Por qué no se gestiona que dicho documento sea considerado
válido para usarlo en los autobuses de la EMT o en el propio Metro de Málaga,
como ocurre con el carnet de estudiante junior de la UMA? También debía ser más
eficaz en sus ventajas para usarlo en los museos, cines, teatros, conciertos e
incluso para obtener beneficios en las grandes áreas comerciales de nuestra
ciudad.
Habría
otras consideraciones y aportaciones que hacer, durante estas semanas y meses
previos a la organización del nuevo curso académico del Aula de mayores. En
estas breves líneas se han expuesto algunas opiniones, que pueden ser útiles y
significativas para la reflexión. Son los responsables del servicio quienes han
de decidir las características del próximo Curso
2021-22. Antes de cerrar la planificación, pregunten, por favor, a
todos los implicados. Los alumnos participantes tienen mucho que decir y
aportar a este enriquecedor debate. –
José
L. Casado Toro
Mayo
2021
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