Yo no sé si Pablo Iglesias es
religioso o no (supongo que no) pero, igual que en mis clases en el Instituto,
y cuando tocaba, hacía un paralelismo entre Sócrates y Jesús de Nazaret, sí veo
un paralelismo entre Jesús de Nazaret y Pablo Iglesias.
(Así que, ahí va, a
“vuelapluma” y expuesto al linchamiento)
El mensaje de Pablo Iglesias
y de Podemos contiene permanentes alusiones cristianas.
Da la impresión de que lo que
venden, Pablo y Podemos, en el fondo, es el mensaje, aunque de otra manera, de
Jesús de Nazaret.
Jesús de Nazaret, un judío
sincero, se indignó cuando llegó al templo y contempló el espectáculo de los
vendedores de animales para el sacrificio, a los mercaderes y a los cambistas, ya que el
impuesto a pagar al templo debía hacerse en la moneda judía.
Ello suponía “joderle” el
negocio al Sanedrín, cerrándole la principal fuente de ingresos.
Jesús de Nazaret, en palabras
del evangelio, Sn. Jn. II,
13-22:
“Se acercaba la Pascua de los judíos. Jesús
subió a Jerusalén, y halló en el templo vendedores de bueyes, ovejas y palomas,
y cambistas sentados. Hizo un azote de cuerdas, y los echó a todos del Templo
con las ovejas y los bueyes, tiró las monedas de los cambistas y volcó las
mesas. Y dijo a los vendedores de palomas: “Quitad esto de aquí: no hagáis
de la casa de mi Padre un mercado”.
Sus discípulos se acordaron
que está escrito: “El celo de tu casa me devora”.
Entonces los judíos le
dijeron: “¿Qué señal nos das para obrar así?” Jesús les respondió: “Destruid
éste templo y en tres días lo levantaré”. Los judíos le replicaron:
Se edificó el templo en cuarenta y seis años, ¿Y tú lo levantarás en tres
días?”
Pongamos: “Se acercaban las
elecciones…y Pablo Iglesias halló, en la sociedad española….corrupción en los
partidos gobernantes…y en los poderes económicos….en los Bancos (los “cambistas”
de Jesús)….con su oratoria (su látigo de cuerdas)…..contra los poderes
fácticos…”quitad esto de aquí” acabemos con la casta….la democracia no es un
mercado para los ricos,…la cueva de ladrones….destruir esta democracia y yo
levantaré otra…
En los evangelios, a los malvados
Jesús de Nazaret los llamaba fariseos (palabra que ya se nos ha quedado como
equivalente a “hipócrita”) aunque Él se apuntó a comer en casa de alguno de
ellos cuando lo invitaban.
En la
narrativa de Podemos los llama “casta” (no de “castidad”, sino de “clase
privilegiada especial y separada de los demás”).
Es un
mensaje que apela más a los sentimientos que al raciocinio, a nociones atávicas
de la lucha del bien contra el mal.
Pablo Iglesias y Podemos, haciendo
suya la situación generalizada de indignación ante el desfile de la corrupción,
instalada en las estructuras de los partidos políticos clásicos (las “tramas”)
y la ya poca o nula credibilidad de los mismos, que son los únicos que hasta
ahora, han regido los destinos de España, enarbola la bandera de la “pureza o
limpieza” de las instituciones, queriendo “asaltar” el poder del Estado, porque
desde arriba es más fácil lavar la suciedad, desinfectar las instituciones, de
ahí lo de “casta” (los fariseos de Jesús), los culpables de la crisis
político-económica, en un caso y religiosa en otro.
El mismo Pablo Iglesias
proclama que “Jesús de Nazaret (no lo llama “Cristo”, porque (yo siempre lo he
dicho también) éste es un concepto religioso) habría estado, hoy, en Podemos”.
De ahí que muchos vean a
Pablo Iglesias como el nuevo Mesías laico que viene a regenerar la política, al
echar peste de todos estos “fariseos” que cargan sobre los hombros de los
ciudadanos toda la carga de los recortes y tributos mientras muchos de ellos, a
nivel individual, tienen la espalda cubierta con depósitos en paraísos fiscales
y los partidos tienen instalada la corrupción en su misma estructura,
financiándose ilegalmente, por el método sempiterno de “yo te doy-tú me
concedes” o el viejo refrán de “el que regala, bien vende, si el que lo acepta
lo entiende”.
Y los partidos clásicos sí
que lo han entendido, hasta ahora, mientras están/estaban en el poder (Gürtel,
Púnica, Bankia, Valencia, Andalucía, Cataluña,…y lo que “te rondaré morena” que
no se sabe pero que se sospecha)
Pablo Iglesias, como lo hacía
Jesús de Nazaret, se presentan ante los suyos como “redentores”, “salvadores”
de la situación actual, uno “abarrotando la Puerta del Sol” y el otro en su “entrada
triunfante en Jerusalén” (aunque fuera montado en un simple y rústico burro).
Ambos prometen el cielo, el
paraíso, la felicidad. Uno la de este mundo, una vez desplazados del poder los
corruptos y viviendo todos digna y honradamente, el otro la felicidad eterna,
en la otra vida.
A Jesús de Nazaret lo condenó
a muerte el Sanedrín, el máximo poder religioso, porque ponía en peligro su
dominio sobre los creyentes, al tiempo que le taponaba el grifo económico de
los impuestos (aunque, luego, lo crucificara el poder civil, que tampoco era
totalmente ajeno al fenómeno, porque si se consideraba “rey”, el poder político
no podía consentirlo, al ser Israel una provincia romana)
A Pablo Iglesias lo están condenando los poderes económicos, profetizando la catástrofe que caerá sobre España si llegara al poder, con la huida de capital, la dificultad de financiarse en los Mercados, la no venida de empresas que quieran instalarse aquí, al tiempo que muchas de las que hay se deslocalizarían, y todo ello junto con los partidos políticos que podían sentirse desplazados de la escena de protagonistas.
Pablo Iglesias y Podemos, en
contra de lo que se dice, no son “anti-sistema”, sino partidarios y defensores
de “otro sistema”, libre de corrupción y en el que las desigualdades
desaparezcan o, al menos, se aminoren.
Los privilegios de muchos
desaparecerían si se nacionalizan las empresas estratégicas (agua, luz, gas,
petróleo…) pero repercutiría, para bien, en todos los económicamente débiles.
Tomás Morales Cañedo (Filósofo)
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