Menudo vendaval otoñal,
no meteorológico, el que estamos atravesando. Ante tanta incompetencia y corrupción
cualquier tema resulta insignificante y sólo quería comentar algo que tiene a
casi todo el mundo enganchado.
En los famosos wassap,
las palabras se han acortado hasta parecerse a un amasijo de consonantes, como
máximo de dos sílabas, sin ninguna, o una sola vocal. De una traducción casi
imposible para los que gustamos del sonido paladeado o escrito de las palabras.
Esos mensajes se
completan con los emoticonos: unas caritas sonrientes, llorosas o
cabreadas y otros dibujos tontorrones, que de ninguna manera pueden reemplazar
la fuerza de los gestos naturales de un cara a cara. De esa mirada que te envuelve
o te fulmina, de una sonrisa que te da la vida o te invita a conocer otros
territorios.
Hace poco tiempo escuché
la noticia de que habían ampliado el número de emoticonos por ser
insuficientes los actuales para expresar todos los estados de ánimo.
Deberían hacer una
variante a la española. Bastaría con sacarnos una foto de la cara que se nos
pone cada día al ver y escuchar las barbaridades que hacen o dicen los
personajes políticos de todos los colores que, para nuestra desgracia, sueltan
sus ocurrencias como bombas de racimo. Esos emoticonos reales son la
respuesta ante tanto despropósito, ya que afortunadamente no han conseguido
anestesiarnos, aunque se esfuerzan cada día con ahínco por conseguirlo.
Espero que nunca nos
dejemos invadir por el analfabetismo emocional, y nos convirtamos en personas incapaces
de hilar palabras con sentimientos, si no estamos conectados a un programa de iconos.
Donde se ponga una cara de
verdad, que se quiten las imitaciones que silencian nuestros gestos y nuestra
voz.
Esperanza Liñán
Gálvez
21 Noviembre 2.014
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Por favor: Se ruega no utilizar palabras soeces ni insultos ni blasfemias, así todo irá sobre ruedas.
Reservado el derecho de admisión para comentarios.