Si bien esto puede ser un deseo o aspiración, con todos los
razonamientos, ciertamente tenemos que reconocer que es la mayor esperanza del
ser humano. Nada nos lo debería impedir, pero todos sabemos que los años se nos
van echando encima y no vienen solos.
En esta carrera de vivencias, avatares y semblanzas que
forman nuestro “curriculumvitaefísico", no van a faltar aquellos episodios
de salud que con el paso del tiempo vamos acumulando.
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A ciertas edades -mi respeto por las muchas y por las
pocas- la máquina
que nos mueve y desplaza va presentando signos de herrumbre, si claro, es la
artrosis, o con mayor grado, la artritis, la cual en circunstancias muy
diversas nos irá marcando un camino muy distinto al realizado unos años atrás.
Si lo definimos mejor, "es la rueda del tiempo”, tiempo éste que nos marca y dirige, y si
no tratamos de oponernos un poco, nos llevará por sendas desconocidas.
Afortunadamente algo queda por hacer y esto puede ser factible si disfrutamos
de una alimentación sana y una rutina de ejercicios físicos.
Con esta pauta ayudaremos a mantener una buena densidad en
los huesos, coadyuvar a que el dolor de las articulaciones sea menor, evitar
unos kilos de más y controlar mejor nuestro equilibro.
Está demostrado todo lo que he relatado hasta aquí, pues hay
estudios muy rigurosos que los avalan. Pero, ¿que nos pasa, que falla, que nos enseña
la calle cada día con tantas personas gruesas, caderas y rodillas desviadas, tantas
muletas, bastones y sillas de ruedas?... Yo diría que nos equivocamos en la
alimentación y en la poca actividad. Los anglosajones nos ganan en todo esto,
los vemos muy a menudo por nuestras calles, ágiles, vigorosos, llenos de
vitalidad y sexagenarios o más, por supuesto.
Pero nosotros no, y por aquí por el Sur menos aún, nosotros somos
como relataba Luís de Góngora (1.561-1627) en un fragmento de uno de sus
poemas:
"Coma en dorada
vajilla, al Príncipe mil cuidados como píldoras doradas, que yo en mi pobre
mesilla quiero más una morcilla que en el asador reviente y ríase la
gente".
Hablemos pues de movimientos, desde que nos levantamos
"nuestra máquina corporal" ya está dispuesta, a partir de aquí "el
puente de mando" -cerebro- marcará
la ruta de cada instante, a veces con exactitud programada, a veces según
acontecimientos. ¿Qué nos puede impedir romper rutinas equivocadas? !la decisión! es sólo dar el primer paso.
Merece la pena intentarlo.
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Y hasta aquí es todo lo que se necesita para "sentirse
bien", ahora en nuestro "cuaderno de bitácora" habrá que escribir cómo vamos a comportarnos,
yo voy a escribir lo que sigue:
"Hoy el día se
presenta ante mí esperando a que yo le dé forma y aquí estoy,
soy el escultor. Lo que suceda hoy depende de mí,
yo debo escoger qué tipo de día voy a tener".
soy el escultor. Lo que suceda hoy depende de mí,
yo debo escoger qué tipo de día voy a tener".
Que tengan
un feliz día.
Juan Fernández Pacheco – Octubre 2.014
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