Bien, con este título quisiera
introducirme en una frecuente confusión existente en aquellas personas que
deciden hacer ejercicios después de un largo periodo de inactividad física,
tanto por su estado como por su edad.
El catálogo es muy amplio y
completo, hay de todo y para todos, sin embargo, a la hora de elegir, si es que
no vamos a estar asesorados y dirigidos por un experto, la elección se aconseja
que sea programada y organizada de menos a más y rutinaria. Por regla general, quienes deciden reiniciar una actividad
física ya conocen sus métodos y formas. Difícil es para aquellos que lo quieran
hacer y no lo hagan siguiendo buenos consejos.
Aquí no todo vale, seamos
respetuosos. Se debería iniciar esta actividad eligiendo aquella parcela que
más se adapte a nuestra morfología, a nuestra decantación por el género que nos
haga disfrutar y por todo aquello que represente romper con el “status
de comodidad”, que consciente o inconscientemente nos hemos creado.
Escogeremos al principio
ejercicios de flexibilidad y elasticidad, pausados, repetitivos, con moderación
y sentido común. Nuestra mente conserva gratos recuerdos de tiempos pasados, de
actividades con vigor y energías, pero nuestro cuerpo no va en el mismo
sentido. Ahora somos un “sonajero”, todo cruje, todo se resiente, una
articulación se ve obligada a pedirle permiso a la otra para moverse…, es como
una máquina que no se engrasa a su debido tiempo.
Pero no todo está perdido,
siempre, siempre hay un sabio recurso para iniciarse, es una Ley física de
nuestro cuerpo. Lo inteligente es saberlo escoger e iniciarlo decididamente.
Tal vez en ello vaya la pérdida de la novela de turno de la “tele”, el programa
favorito, la reunión con amistades cotidianas o el“de aquí ya no me mueve nadie”,
y un sin fin de pretextos que nos acomplejaran. Pero por algo hay que empezar y
decidir el momento es lo oportuno.
Dispuestos a ello, nos
estudiaremos paso a paso dónde vamos a prestar más atención a esta actividad.
Nadie mejor que nosotros somos conocedores de estas necesidades. Un vivo
ejemplo de análisis sería, Independientemente de necesitar ejercitar nuestra
musculatura, ver las distintas tendencias que llevamos consigo, por ejemplo:
·
Si tenemos un cuello rígido, hombros caídos, espalda
arqueada, tórax hundido, pecho flácido, abdomen abultado, redondez de caderas,
piernas arqueadas… etc. etc.
·
Si nuestro estado anímico y emocional es
satisfactorio.
·
Si el ritmo respiratorio y cardíaco es óptimo.
·
Y por último, pues nunca está de más que nos
vigilemos porque pueden existir otros factores, escoger la mejor hora para
hacer los ejercicios y el tiempo que se dedicaría a ellos.
En definitiva y
volviendo a lo anterior, hay que prescindir de algo si con esta decisión
buscamos mucho bien para nuestro cuerpo. Hoy propongo unos ejercicios muy
sencillos, muy propios“para ir tomando tierra”, bastarían unos 30 segundos para
cada uno de ellos. Veamos:
1º
|
Brazos sobre la cabeza, tirar de un brazo para
cada lado y alternar
|
2º
|
Manos en cintura, inclinar tronco lateral a cada
lado.
|
3º
|
Apoyo espalda pared, elevar los brazos laterales lo
más alto posible.
|
4º
|
Apoyo manos pared, desplazar pierna lateral
derecha y lateral izq.
|
5º
|
Sentado/a en silla, manos en la nuca, ponerse en
pie y sentarse.
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6º
|
Sentado/a en silla, piernas extendidas,
desplazarlas a derecha e izq.
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7º
|
Sentado/a en silla, piernas extendidas, llevar
las rodillas al pecho.
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8º
|
Caminar y escoger el momento del día, sin
fatigarse ni cansarse.
|
Esto podría ser una parte del
principio, hay mucho más, por supuesto, lo importante es tomar la decisión y
comenzar e intentarlo con estos simples ejercicios.
Si una vez dispuestos y durante
la práctica de los ejercicios hay cualquier alteración, será muy importante no
hacer nada y consultar con los servicios habituales de asistencia médica.Aquí también
tendrán recursos para iniciados con dificultades. Como pueden leer, “tiene
arreglo”. ¡Ánimo!.
Juan Fernández Pacheco
– Febrero 2.014
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