17 septiembre 2013

AÚN NOS QUEDA LA POESIA



Hasta la absurda calma de agosto me han vuelto a robar este verano. Todo aquello que fue sosiego es hoy un sueño de cal viva, sostenido por una banda de tironeros institucionales que han envilecido también la limosna del verano. Se encuentran en cualquier lado. Salen en todas las noticias. Trabajosamente se defienden. En cualquier momento la noticia del día son ellos (presuntos delincuentes o no). Quieren hacernos tragar que su política de pufo y medio pelo es legítima, convencernos de que la mentira forma parte de las reglas. ¿De qué reglas? Se apropian de la vida y sólo importan ellos y su laberinto de albañales. Entre nuestros políticos luce tan de repente la mierda que nos ciega. Y pronto llegara el otoño, con los cuchillos estremeciéndose bajo la polvareda.
Solo en algunos poetas es posible hallar esas noticias a las que no llega nunca la prensa. Un espacio iluminado que encierra en su mansedumbre (o en su rotundidad) una discreta verdad sin necesidad de propaganda. Todos tenemos algún bálsamo para intentar aparcar un rato la acida miseria bronca de la actualidad, ese marasmo absurdo. Yo me alojo en los poemas de Pedro Salinas no como ejercicio de huida, sino para amarrarme mejor al presente. Tú, que no eres mi amor, / ¡si me llamaras!
Por eso a veces uno se acerca al milagro de Salinas, aquel poeta de tierra adentro, chamán y telúrico, capaz de adivinar que el hombre está en derrota, pero nunca en doma. Y que soñar es sencillo, pero no el contemplar: ¡Cuánto rato te he mirado/sin mirarte a ti, en la imagen/exacta e inaccesible/que te traiciona el espejo!
Ya casi nada importa más allá del negocio y el peligro de la ternura. Con frecuencia la vida parece un sueño apacible. No la torpe mezquindad de quienes tienen que cantar sus inocencias a cada hora, sino la certeza de estos que aquí estamos: Ayer te besé en los labios. / Te besé en los labios. Densos, / rojos. Fue un beso tan corto/que duró más que un relámpago, / que un milagro, más.
Veo, a media mañana, mujeres que se lanzan a la mar como a una paz sin alianzas, como a una batalla sin héroes. Para ellas el amor se muestra todavía como un sacramento viejo, la última sustancia de sus venas, el cuerpo dolorido de tanto amar. Miran hacia dentro y ven lo de fuera, lo pasado, lo posible: todo. Y estoy abrazado a ti/sin preguntarte, de miedo/a que no sea verdad/que tú vives y me quieres. / Y estoy abrazado a ti/sin mirar y sin tocarte.
Desde la picaresca como ecología del delito hasta el grosero trinque actual, algunos políticos de todas partes, odian lo que no entienden: la decencia, el compromiso, las leyes. Aún nos queda la poesía: Entre tu verdad más honda/y yo/me pones siempre tus besos.   

                                      
Nono Villalta, setiembre 2013


1 comentario:

  1. Tus escritos son un asegurado placer de lectura.
    Besos al por mayor.
    Naty

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