25 mayo 2013

VISITA A PRIEGO


A las ocho de la mañana del sábado dieciocho de mayo, un grupo de socios de AMADUMA salimos dispuestos a visitar Priego. El tiempo estaba revuelto y nubes y claros se alternaban en el cielo. Los dos autobuses en los que íbamos cogieron la autovía bajo un cielo cada vez más gris.

Cuando paramos a desayunar en el restaurante La Dehesa, hacía frío. Nos
entonamos con el buen desayuno que allí suelen poner y seguimos la ruta cruzando la vega verde de Antequera hacia nuestro destino.

Entramos en Priego y nos bajamos del autocar en la Plaza de la Constitución, donde nos esperaba la guía. Tras presentarse nos dijo que en la ciudad tienen gran relevancia la cal, el barroco y el agua. Nos comentó que en Priego en el siglo XVIII hubo una floreciente industria de la seda donde se elaboraba tafetán y terciopelo y una importante escuela de artistas fundada por Francisco Hurtado. También nos habló de los pasos de la Semana Santa que en la ciudad gozan gran tradición.

Priego, llamado en la época musulmana “Medina Bahiga”, tiene en la actualidad más de veinte tres mil habitantes, en su mayoría dedicados al cultivo y explotación de la oliva. Posee un estupendo patrimonio religioso y civil, plazas con zonas ajardinadas y numerosas fuentes.

La Plaza de la Constitución está en el centro. Es casi cuadrada y se adorna con frondosos abetos en las esquinas, cipreses podados en espiral y una fuente en medio. También se ubica en ella el Ayuntamiento, un edificio blanco de dos plantas, una torre con un reloj y, en la fachada, además de los balcones tiene tres arcos de dobles columnas en cada planta.

Caminando llegamos a la iglesia de la Asunción. Su exterior es sencillo, pero
dentro nos deslumbró la blancura de su interior y la filigrana de yeso de inspiración rococó que cubre por entero las paredes y la bóveda gallonada. Pasamos a la Capilla del Sagrario, obra maestra del barroco andaluz, construida en el siglo XVIII y declarada Monumento Nacional. Es de planta octogonal y está decorada también con profusión de yesería de bella filigrana. En el centro tiene un tabernáculo de mármol oscuro con los cuatro evangelistas que contrasta con el blanco de la capilla.

Después de ver esta iglesia fuimos a la Plaza de Santa Ana. En medio de ella se alza una gran cruz de piedra y en uno de sus laterales la iglesia de Nuestra Señora de la Aurora. Su origen es del siglo XV y fue reformada en el XVIII por Juan de Dios Santaella. En la portada entre dos columnas salomónicas de mármol está la Virgen de la Aurora. Tiene una sola nave con exuberante decoración barroca y un retablo formado por dos cuerpos y un ático dividido por estípites. En el ático se encuentra una hornacina con San Nicasio, patrón de la ciudad, y en el segundo cuerpo el camarín de la Virgen con su imagen.

Luego visitamos la iglesia de San Francisco que perteneció al convento del mismo nombre. Mandada a construir en el siglo XVI en estilo gótico por el primer Marqués de Priego, Fernando Fernández de Córdoba, en el XVIII fue reformada al gusto barroco. Tiene tres capillas, y la de Jesús Nazareno, con su imagen tallada por Pablo de Rojas, está considerada una joya del barroco andaluz por su arquitectura y su decoración en yesería dorada.

Terminadas las visitas religiosas nos encaminamos a las Carnicerías Reales, antiguo
matadero y mercado, hoy dedicado a exposiciones. Es un edificio del siglo XVI construido en piedra con un frontón triangular a la entrada, una planta cuadrada, un patio central con unas escaleras de caracol que van al sótano y galerías de arcos de medio punto sobre columnas. Después fuimos al Museo Municipal, donde vimos armas primitivas del Paleolítico y del Neolítico y herramientas y cerámicas de diversos periodos históricos.

Luego el autocar nos llevó al edificio de aceites
Vizcántar, situado en las afueras. Allí nos obsequiaron con un vasito de vino y productos derivados de la aceituna, hicimos algunas compras y regresamos a la ciudad para comer en el restaurante Pensión Rafi. El almuerzo fue bueno y abundante y al acabar nos dispusimos a visitar el Castillo de Priego.

El castillo era una fortaleza árabe y fue reformado en los siglos XIII y XIV. Es de carácter austero, tiene varias torres, está amurallado y se accede al interior a través de dos arcos de herradura apuntados. La Torre del Homenaje, situada en el patio de armas, es cuadrada, tiene treinta metros de altura y tres plantas cubiertas con bóvedas de cañón. En 1943 fue declarada Monumento Histórico-Artístico Nacional.

Cerca del castillo está el Barrio de la Villa de origen andalusí. Sus calles laberínticas, estrechas y empedradas, sus casas blancas adornadas con macetas de geranios y gitanillas multicolores en balcones y fachadas, son una delicia para los sentidos. Este barrio lo limita el Balcón del Adarve, un balcón natural que sirvió de defensa a la ciudad. Tiene cincuenta y cinco metros de altura y está protegido por una baranda de hierro. Desde este mirador se disfruta de unas estupendas vistas y en su largo recorrido tiene tres plazas ajardinadas con esculturas y fuentes.

Al terminar de hacer este paseo, cuando íbamos a ver la fuente del Rey comenzó a llover. Esta fuente de estilo barroco fue construida por Remigio del Mármol a comienzo del siglo XIX. Tiene ciento treinta y nueve caños, es alargada y la forman tres estanques a distinto nivel. En el primero un león lucha con una serpiente, en el segundo hay una escultura de Neptuno y Anfitrite y, en el tercero, el agua cae en cascada perdiéndose por el mascarón del Clero. Desde allí va subterránea por la calle Río.

En esta calle, en una casa solariega del siglo XIX nació en 1877 Niceto Alcalá Zamora, primer presidente de la Segunda República Española. En la actualidad es un museo y está decorada con muebles y objetos originales. En las paredes cuelgan retratos, textos informativos y fotografías en orden cronológico y en una sala, cubierto con la bandera republicana, se halla el sofá donde él falleció.

Acabada esta visita cogimos el autocar rumbo a Málaga. En una buena parte del camino nos acompañó la lluvia. Al llegar a la ciudad pensamos, que a pesar del tiempo desapacible, visitar Priego merece la pena. Esperemos que otra vez cuando salgamos de excursión nos acompañe el buen tiempo.



Amalia Díaz
21 de mayo de2013


FOTOS PINCHANDO AQUÍ


1 comentario:

  1. Muy buena descripción, Amalia. Y lo digo porque es el pueblo de Aurora, donde estuve trabajando durante tres años, donde he hollado la Villa y me extasio, sentado, en el barroco del Sagrario, donde he tomado muchos caracoles, donde venden un turrolate exquisito, donde la calle Río es una muestra de la burguesía de otros tiempos, etc... !Mi enhorabuena!.

    ResponderEliminar

Por favor: Se ruega no utilizar palabras soeces ni insultos ni blasfemias, así todo irá sobre ruedas.
Reservado el derecho de admisión para comentarios.

Buscar