¿AÑO NUEVO?

En esta particular división del tiempo en la que nos movemos, hemos alcanzado un nuevo año. Y se inicia ¡otra vez! la ilusión de creer que este nuevo período va a traer cambios drásticos en nuestra vida. “Año nuevo, vida nueva” reza el refrán, y no queremos darnos cuenta de que todos los elementos con los que contamos siguen siendo los mismos, empezando por nosotros. Y que no existen varitas mágicas que puedan posarse sobre nuestras vidas y transformarlas, a menos que la renovación la hagamos desde dentro y utilizando los materiales con los que contamos.

En estos tiempos de crisis, ahora más que nunca hemos de abandonar la cultura del “usar y tirar”, y tratar de adoptar la tan en boga y “políticamente correcta” del “reciclar”. Tomar aquello que es aprovechable -que a lo peor habíamos abandonado en el trastero con la idea de una poco probable reutilización-, y destinarlo otra vez al uso, aunque para ello haya que llevar a cabo alguna pequeña reparación. Hay ocasiones en que unos “ligeros retoques” producen la ilusión de lo recién estrenado, de lo inédito. Que se puede renovar una habitación simplemente pintándola, sin necesidad de cambiar de casa.

Y por otro lado, tampoco pretender que todo sea como fue en otro tiempo, aquél que consideramos “ideal”, porque la memoria suele ser interesadamente selectiva. Las personas y las circunstancias evolucionan y cambian, y, a veces, no para mejorar. No podemos, no debemos exigir a los otros que permanezcan inalterables, si nos consta que nosotros ya no somos los mismos. Hay que aprender a conocerse y “re-conocer” a los demás asumiendo que todos nos vamos transformando.

Y aceptar que nada es definitivo y mucho menos perpetuo. Ser flexibles, (chopos y no olmos), adaptarnos a los cambios y aprovechar lo mejor de éstos. Y sobre todo, utilizar los mimbres que realmente tenemos, y procurar hacer con ellos el mejor cesto posible. ¡Feliz Año Nuevo-Viejo!

Mayte Tudea