12 enero 2009

Aviso para tolerantes (no confundirlos con los “respetuosos”

Tomás Morales Cañedo. Enero de 2009.


He dicho y escrito, muchas veces, que aprendamos a hablar bien, porque perder la batalla de las palabras es empezar a perder la guerra de la cultura, que es el alimento de alma.

Cuando hablamos de "dignidad" hablamos de personas. Y todas las personas son igual de dignas, por el simple y mero hecho de ser personas.

Cuando se habla de "tolerancia" estamos hablando de ideas. Pero resulta que hay ideas intolerables y que, por lo tanto, no deber ser toleradas. La idea de que el testimonio de una mujer vale exactamente la mitad que el de un varón y que, por lo tanto, serán necesarios dos testimonios femeninos para igualar el de un masculino, es intolerable. Como es intolerable predicar la inferioridad de la mujer respeto al varón o la necesaria ablación del clítoris para erradicar ese pene atrofiado masculino y poder, así, ser mujer plena y total, al 100% o la necesidad de que la máxima autoridad religiosa y civil recaigan en la misma persona y por lo tanto la no separación iglesia-estado, o retirar a las niñas de la escuela nada más aparecer la primera menstruación porque su único destino es ser madres…

Todas estas ideas son intolerables y no deben ser toleradas.

Hay quien piensa, por error, que uno puede pensar lo que le dé la gana.

El gran problema es que las ideas no se conforman con ser pensadas y habitar en la mente sino que están pidiendo, exigiendo, ser llevadas a la práctica.

Por ejemplo, solemos caer en un error al pensar que una mezquita es igual que una iglesia, un lugar de culto y oración. Y no es verdad.

Mientras uno entra en una iglesia a rezar, a suplicar, a pedir favores, a pedir perdón, a hacer examen de conciencia con propósito de la enmienda, a oír palabras de esperanza que alivien los maltratos de esta vida al tiempo que te abre la esperanza para la otra vida…. Lo normal es oír el mensaje del nazareno que nos recomendaba amar a nuestros enemigos y que, en vez del ojo por ojo (porque todos quedaríamos ciegos) recomendaba poner la otra mejilla….

Una mezquita es otra cosa.

Una mezquita es una fortaleza destinada a arengar a sus fieles para continuar la conquista de territorios que todavía no son musulmanes.

El Islam es imperialista y la misión de todo creyente es convertir al Islam a toda la humanidad.

Las mezquitas desarrollan un papel político. En ellas se deciden las fatwas y las intifadas palestinas; en ellas se fraguan atentados; en ellas se diseñan ataques contra los enemigos del Islam.

De ahí, y para que reflexionemos y sirva de aviso a "tolerantes", esta cita de un arzobispo italiano, puesta en boca de una "autorizada personalidad musulmana":

"Gracias a "vuestras" leyes democráticas os invadiremos" ("cosa que no podréis hacer vosotros en nuestras naciones" –digo yo).

"Gracias a "nuestras" leyes religiosas os dominaremos" ("uno de vuestros mandamientos es la guerra santa, algo ajeno a nosotros" –digo yo).

"Gracias a los petrodólares que entran en las arcas de Arabia Saudí y de otros gobiernos islámicos los usaremos para construir mezquitas y centros culturales en países cristianos con inmigración islámica, incluida Roma" ("nada menos que Roma, la sede, el centro neurálgico del catolicismo" –digo yo)

Aviso, pues, para tolerantes.

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