27 octubre 2008

CRISIS

CRISIS ¿DE QUÉ Y DESDE CUÁNDO?

 

Es de notoria actualidad el fenómeno de la crisis económica mundial, que tanta alarma provoca en la sociedad y en la política internacional. Y no faltan razones para comprender esa inquietud social y económica que se refleja en los mercados bursátiles con esas fluctuaciones a la baja; se habla de recesión, de crisis, de bancarrota en algunos bancos importantes que tienen que fusionarse con otros bancos o recurrir a las ayudas estatales con las nuevas medidas adoptadas tanto en Estados Unidos como en Europa. Concretamente, en Estados Unidad se ha fijado la cifra de 700.000 millones de dólares y en Europa, con las aportaciones de los diferentes gobiernos, se llega a la cifra de cerca de dos billones de dólares (billones con B) para oxigenar las deudas de los bancos y facilitar la confianza entre ellos; una especie de semi nacionalización de los bancos. Los resultados no se han hecho esperar, las bolsas suben y las inversiones se incrementan… ¿Signos de confianza y de seguridad económica? 

 

Según los criterios de personas acreditadas en el mundo económico, político y social estas medidas tan multimillonarias de apoyo y de ayuda al sector financiero mundial es bueno y necesario para mantener el equilibrio internacional desde un punto de vista económico y político, aportando confianza y seguridad en la economía mundial, la macroeconomía se entiende. Este es el sentir que se respira en todos los medios de comunicación nacional e internacional. Es un sentimiento de solidaridad estatal con los poderosos. No está nada mal, pero este gesto merece otra reflexión importante en el mundo. Veamos, ¿existe esa misma predisposición para invertir dinero de los contribuyentes en los más de 824 millones de criaturas que mueren de hambre en el mundo? ¿Se da esa misma conciencia social estatal para atender a los más de 630 millones de hombres y mujeres sin hogar en el mundo? ¿Existe ese mismo sentimiento solidario estatal con los más de 40 millones de personas infectadas de HIV en el mundo? ¿Hay una actitud decidida en los gobiernos para trasladar los presupuestos armamentistas que destruyen la vida, en reducir o eliminar las miserias humanas del mundo?

 

Sin entrar en esos oportunismos políticos que tanto gustan a determinados grupos parlamentarios, mirando con objetividad nuestra realidad social y humana, hay otras preguntas que flotan en el aire y que se plantean en los foros más modestos de nuestra sociedad. ¿Cómo se van a afrontar las consecuencias que esta crisis económica está provocando en la economía familiar de los asalariados? ¿Qué sucede con esa carestía de vida que afecta a la cesta de la compra y merma aún más los reducidos ingresos de tantas familias? ¿Cómo se va a atender la realidad de tantos miles de desempleados que ahora no saben cómo pagar sus hipotecas y seguir dando de comer a sus hijos? Y así, muchas más preguntas que, por ahora, no tienen respuesta.

 

Tal vez, cuando se traslada esta reflexión a esa otra lectura de nuestra realidad nacional e internacional, se escuchen voces que dicen: “esto es pura demagogia”. Y yo pregunto: ¿No es tan real como esa otra crisis económica que tantas ayudas va a recibir? La solidaridad humana no debe ser excluyente de las auténticas víctimas de nuestro mundo de hoy, los que menos o nada tienen, orientándola solamente hacia los ricos, los poderosos… Estos gestos de los gobiernos deberían remover las conciencias internacionales hacia esa otra realidad humana que sufre, calladamente, las calamidades que destruyen la vida. Y esa es, precisamente, la verdadera vergüenza de nuestro siglo XXI. Ahí queda esta breve reflexión para que cada uno piense lo que quiera.

 

 

                                                                  José Olivero Palomeque

                                                                  Octubre del 2008

 

 

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