11 abril 2025

RINCÓN MUSICAL: ENRIQUE GRANADOS

 

Enrique Granados y Campiña (Lérida 27 de julio de 1867- Canal de la Mancha, 24 de marzo de 1916), fue un compositor, pianista y pedagogo vinculado a los movimientos modernistas.

Hijo de padre cubano y de madre gallega, su disposición para la música se reveló ya en su niñez. Estudió los primeros elementos de solfeo y teoría en su ciudad natal pasando poco después a Barcelona, donde entró en la Escolanía de la Merced. También  recibió lecciones de piano y armonía.

En 1887 se traslada  a París, para estudiar; en la capital francesa vivió con su amigo el pianista Ricardo Vinyes. Regresó a Barcelona en 1889, donde dio un memorable concierto en el Teatro Lírico. En 1892 obtuvo un nuevo triunfo como concertista y como compositor al dar a conocer sus tres primeras Danzas.

Como pianista fue excelente colaborador de grandes violinistas  así como de notables pianistas, con los que interpretó composiciones escritas para dos manos.

En 1910 envió sus composiciones para piano Goyescas al pianista Montoriol Tarrés, que residía en París y que entusiasmado con ella, la divulgó y consiguió que se organizara un concierto dedicado íntegramente a él el 4 de abril de 1914.

 El éxito fue rotundo y constituyó la consagración del joven compositor. A raíz de este concierto le fue concedida la Legión de Honor y recibió del director de la ópera  de París, el encargo de convertir las Goyescas en ópera, para su representación en París.

Enrique Granados puso manos a la obra y concluyó la partitura sobre un libreto de F. Periquet; pero estalla la guerra mundial y el proyecto se vuelve irrealizable.

Desde Nueva York, recibe una propuesta por parte de un editor musical para representar la obra. Granados acepta y se traslada a América con su esposa.

La representación de Goyescas, efectuada en el Metropolitan el 28 de enero de 1916, constituyó un gran éxito y Granados fue invitado por el presidente de los Estados Unidos para tocar en la Casa Blanca. Esta circunstancia fue causa de que el compositor perdiera el transatlántico que había de volverle a España. Cumplido su compromiso, no quiso esperar la salida de otro buque español y embarcó para Inglaterra. Allí, tomó el "Sussex", el cual, a poco de zarpar, fue torpedeado y hundido por un submarino alemán. Granados y su esposa murieron ahogados.

 La noticia causó sensación; en Barcelona, en Lérida, en París, en Nueva York, se le tributaron homenajes póstumos.

Además de Goyescas  se deben a Granados, entre otras, las siguientes obras: Bocetos, 12 Danzas españolas, Piezas sobre cantos populares, Valses poéticos, Madrigal, la ópera María del Carmen (1898), Follet, Picarol, Liliana (sobre textos de Apel·les Mestres), una nueva serie de Danzas Españolas, SardanaRapsodia aragonesa, El Pelele, El canto de las estrellas (para piano, coro y órgano).

 

Enrique Granados fue además un notable pedagogo; de la academia de música que en Barcelona llevaba su nombre salieron muchos de los mejores pianistas catalanes de estos últimos tiempos

 Fue un extraordinario intérprete de la música popular hispánica, a la que estilizó con su alto sentido poético y su fina intuición.

Las Doce danzas españolas, Op. 37 para piano son una serie de doce piezas pianísticas compuestas por el compositor Enrique Granados Se desconocen las fechas exactas de composición de cada una de ellas, si bien se cree que fueron escritas entre 1892 y 1900. El propio compositor declaró que la mayoría son de 1883 (cuando contaba 16 años). Cabe la posibilidad de que, por otro lado, escritas en fechas tempranas, fuesen perfeccionadas más tarde por Granados, lo cual haría compatibles dos de sus cualidades: por una parte, su sencillez de escritura, lleva a pensar que son obras de juventud; por otra parte, la maestría, la elegancia y el dominio rítmico indicarían que estamos ante un compositor maduro. Estas danzas constituyen una gran aportación a la música nacionalista española para piano del siglo XIX, siendo Goyescas su máximo exponente.

El video que publicamos es la danza nº 5 denominada “Andaluza”, interpretada con guitarra por un gran maestro como fue Andrés Segovia en 1959. Creemos que, aunque esta composición está escrita para piano merece la pena recordar esta interpretación.




Nuni Yáñez y José Ramón Vega


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