Estamos más allá que acá y ciertamente hay que reconocerlo,
al menos yo, tenemos detrás de nosotros mucho camino lleno de vivencias y
experiencias y por delante el paso de los días venideros. Hemos vivido
sobresaltados y ajetreados, nuestro reloj fue el velocímetro de este recorrido
y el dinero siempre bastaba para acompañarnos. Es esto que llamamos “calidad de
vida = a salud, juventud y dinero”.
En este largo tránsito habrá habido de todo, como suele
decirse: cada vida es un mundo. Unos más y otros menos, e incluso aquellos que
no llegaron a una edad avanzada por miles de causas, en todos ellos existe una
ilusionante historia.
Siempre se ha dicho que “el
tiempo tiene su peso en oro”, mientras se está en activo y cada uno
ejerciendo su vida laboral, va cumpliendo con sus obligaciones para llenar su
estilo de vida, evidentemente con más o menos suerte, pero al fin y al cabo
rindiendo culto con el requisito de estar pendiente de la hora y el dinero.
Leí hace tiempo una estadística de un Departamento de Salud,
Bienestar y Educación de los EE.UU. que me llamó la atención, decía:
A partir de los sesenta
y cinco años de edad, de cada cien personas,
* Una es rica.
* Cuatro tienen
independencia económica.
* Cinco tienen que
seguir trabajando por necesidad.
* Cincuenta y cuatro
dependen de alguien para satisfacer sus necesidades básicas, (familia,
Gobierno, Asociaciones, etc.)
* Y treinta y seis han
muerto. (Esto es tremendo).
No recuerdo la fecha de la citada estadística, pero hoy en
día, si se hiciese aquí en España, estos resultados sobrecogerían al más
pintado. En la actualidad la tasa de riesgo de pobreza se sitúa en el 21,6 por
ciento de la población residente en España, pues al disminuir los ingresos de
la población también aumenta el umbral de riesgo de pobreza.
Pero no podemos pensar que esto sea una “maldición”, tenemos y
me aferro a las tendencias, que como en crisis anteriores, pronto saldremos de
esta situación y esperanzas no nos faltan.
Continuamente el tiempo y el dinero van de la mano, lo
lamentable en estos tiempos es que para unos “en poco tiempo tengan tanto y
otros en el mismo tiempo estén al borde de la miseria”.
Por ley de vida todos nacemos, crecemos, nos reproducimos y
morimos, pero que distinto es para quien, a veces, al borde de su etapa laboral,
todo este proceso evolutivo se les hace convulso y muy cuesta arriba.
Precisamente en una edad donde la salud se debilita, la juventud pasó y su
capacidad intelectual no llega a tanto. Desolador.
La vida es para vivirla al día porque el mañana no es
seguro, el dinero es importante y el tiempo muy vital porque es un recurso que no
se recupera.
Animémonos, seamos optimistas, esta ciclogénesis económica o “la que está cayendo” va perdiendo
fuerza y empieza a alejarse del territorio patrio; así lo espero.
Juan Fernández Pacheco
– Marzo 2.014