Ahora que todo lo degenera y enmierda la clase política cuando se
sabe que esa reata de mangantes aforados abarata nuestras vidas ahora que lo
mejor sería quitarse de todo mola descubrir gente limpia que llevan en el gesto
la certeza de su mediocridad sin esperar más recompensa que el mínimo destello
de una mirada amable en estos días a esta hora de la mañana el Mediterráneo es
una lámina de estaño y apetece leer en la soleada playa de mi barrio visitada
por un paisanaje poco habitual hago un alto en la siempre amena lectura de
Trapiello y observo una señoritinga con la cara achicharrada de rayos UVA que
agita al viento su balayage californiano que es como llaman las pijas a las
mechas de toda la vida de Dios mientras traga agua a bocajarro y come
cacahuetes en esta playa como si fuese ahora el Saint Tropez de los pobres y en
esa bacanal de frutos secos coquetea con un papanatas lleno de tatuajes
carcelarios que al parecer quiere profanarle el templo lo que vulgarmente viene
siendo rebañarle la pureza del bajo vientre y en lo que ambos dos se reconcomen
al runrún de las olas a mi lado otra mujer de madurez suculenta que se hace
pasar por dramaturga porque ella me dice es muy de escribir y de la prosa del
alma se lleva sus apuntes a la playa porque quiere vivir su particular Memorias
de África aunque sea en Cártama y en su empeño hasta se dejaría lavar la
pelambrera por un estilista amanerado que rodeado de sombrillas quiere
conquistarla con violentas sacudidas de champú y no muy lejos de allí otra
diosa del amor angustiada en sus cincuentas que es una edad muy mala busca al
hombre que ha de devolver la alegría al cuerpo porque al actual se le ha
cortado el fuelle para las urgencias de la cama y el otro anda mal con la
próstata y eso sí que no porque a ver qué pinta ella con un impotente y con un
afectado de los bajos según tiene el reloj biológico que el día menos pensado
le estalla entre los muslos como una bomba de fusión nuclear y luego está la
policía motera firme en la acera que de tan hembra que es parece una Harley
Davison con ese uniforme negro y chaleco amarillo que será lo más en los
chiringuitos de bachata que frecuenta pero que para ejercer de gendarme de la
ley en una comisaría como que no y luego la nena de los cascos y el móvil que teclea
a velocidad de vértigo para contarle a sus amigas el último camastrón con el
que ha pasado la noche y así juntas y revueltas y en edad alegre todas estas
mujeronas desesperadas por llegar a tiempo a esto del amor que está muy
fastidiado el asunto entre tanto moscón y tan poco hombre se hacen acompañar por sus hijos algunas de
ellas para que les aconsejen en la desventura de encontrar novio que ya es
tener cuajo y remangos según está el patio.
Nono Villalta, enero 2013