La
por supuesto.
Más de 60 años después de que el farmacéutico de Atlanta John Stith Pemberton creara una bebida gaseosa y refrescante que se vendería en todo el mundo, llega la Coca-Cola a España, concretamente en 1953. Madrid y Barcelona fueron las primeras ciudades que probarían el nuevo refresco. La llegada al resto del país se fue produciendo de forma paulatina. Un producto nuevo que había que promocionar en campañas publicitarias y que pronto fue siendo aceptado por la población. A muchos lugares llegaron representantes de la marca ofreciendo catas del nuevo producto; muchas de ellas dirigidas especialmente a una juventud ávida de novedades que provinieran del mercado americano.
Corría el año 1959 y en un colegio salesiano de Úbeda se realizó una de esas catas que aquellos niños que allí estudiaban no han olvidado. Uno de aquellos estudiantes se llamaba Joaquín Ramón Martínez Sabina, el gran Joaquín Sabina, que con 10 años realizaba los estudios de primero de bachiller. También mi hermano José Antonio, que evoca en sus recuerdos esta anécdota, y no olvida a uno de los excelentes profesores que tuvo allí: nada menos que al excelente escultor Francisco Palma Burgos, del que trataré en un futuro artículo de la revisa de AMADUMA.
Pedro J. Tíscar Marín.
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