02 octubre 2017

CATALUÑA


                         


Mis esperanzas se han visto frustradas.

El Seny no ha vuelto a Cataluña.

La situación se ha agravado y no sabemos cómo puede finalizar.

Cómo cada aficionado al futbol tiene su selección, cada español tiene su solución para los problemas que se nos presentan.

Yo voy a exponer la mía.

Es evidente que la Constitución vigente, después de 40 años, no cumple las necesidades de la situación actual. Se redactó con el acuerdo de los partidos políticos que entonces formaban el Congreso y  se tuvieron que hacer cesiones por parte de todos para llegar a ese acuerdo. Por ello algunos artículos, como los contenidos en el Título VIII, de las Autonomías, que ya entonces presentaron problemas, han quedado obsoletos.

Competencias como Defensa, Justicia, Educación y Sanidad, no deben ser transferidas, si queremos una verdadera igualdad de todos los españoles.

El Presidente del Gobierno propondría un acuerdo entre los partidos políticos, para llegar a redactar un texto que contuviese una nueva redacción de los artículos que deben ser modificados.

Una vez redactado se propondría su aprobación, en la forma que la actual Constitución tiene previsto para su reforma.

Dada la actual composición de las cámaras y el desgaste que el actual gobierno ha sufrido con la recesión económica y el problema catalán, el Presidente debería anunciar que no se presentaría a la reelección y que en la modificación de la Constitución se incluyese la limitación de mandatos.

Todos los partidos tendrían que poner el interés de España por encima del suyo y llegar a un acuerdo que nos llevase a volver a una etapa, que nos permitiese vivir como ha sido hasta este momento. En esa etapa fuimos capaces de superar un golpe de Estado y una crisis económica. Entrar en la OTAN, en la Comunidad Europea y en el EURO, con gobiernos de distinto signo.

En una época, también difícil, el malagueño Cánovas del Castillo llegó con Sagasta, a un acuerdo que supuso una etapa de tranquilidad, finalizada con el golpe de Estado de Primo de Rivera y el advenimiento  de la II República y la Guerra Civil.

Esta también está a punto de finalizar con el golpe de Estado en Cataluña.

Creo que no es una utopía y  conseguiríamos que España no fuese, como dijo Antonio Machado, la tierra de Caín.

José-Luis



Cabo de Creus
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