22 abril 2017

CATEDRAL DE MÁLAGA

Uno, que es foráneo, admira la magna obra de la Catedral de Málaga: su esplendido conjunto, la belleza de sus portadas, el monumental interior y la colección de obras de arte que alberga. En ese interior: el dominio de sus proporciones, la esbeltez de las naves y la armonía de espacios. Todo ello hace que sea considerada una de las joyas renacentistas más valiosas de Andalucía. Por eso, ante tanta belleza, no entiendo algunas cosas que a muchos malagueños no parece importarles; a saber: veo que bajo las magnificas bóvedas renacentistas se han colocado redes de protección para retener la caída de partes de la obra que se desprenden a causa de la lluvia por no disponer el edificio de una cubierta a dos aguas, tal como el arquitecto proyectó hace cinco siglos. Y en el exterior, desde el punto de vista estético, tampoco entiendo que la torre sur este sin acabar después de tanto tiempo. No creo que el proyecto original del gran Diego de Siloé y otros grandes maestros del Renacimiento andaluz que de alguna forma participaron en las obras (Vandelvira, Pedro López, Hernán Ruiz, Diego de Vergara…) fuera dejarla así. Serían avatares puntuales de la historia los que habrán hecho que no prosiguieran las obras y no se retomaran para finalizarla. Entiendo la dificultad y complejidad para hacerlo ahora. Pero lo que me parece absurdo es justificar la desidia para acabarla con un adjetivo: LA MANQUITA.PEDRO TISCAR

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