29 junio 2012

EL BAUL DE LOS RECUERDOS.

Lástima, cómo cosas que antes nos encantaban han sido muy poco a poco olvidadas o lo que es peor, sustituidas como si hubieran ya perdido importancia o tener que eliminarlas de nuestras vidas.

Empezando el mes de junio he querido acercar cualquiera de los de mi niñez o juventud. Llenos de prisas y exámenes falto de horas. En mis primeros años de estudios, las dos decenas primeras del mes, me tocó vivirlas en Africa, donde los días parecen más largos y las noches para vivirlas. Quién no haya dormido bajo la luna africana no ha tenido un amanecer de ensueño. Siempre había un libro por el medio, pero un amigo llamaba, un barco que salía para alguna excursión, una caña de pescar preparada y siempre el libro en medio, pero esperando.

No hay nada más peligroso para el estudiante que las noches de verano. Esa luna que te quiere acompañar todas las horas .Esa llamada que tiene la noche de donde venga. A nosotros los malagueños nos viene de la mar, con música de peces y aires de Gibralfaro, a mi me venía a bordo donde el tiempo se cuenta por campanadas, con sus secretos y su duende donde tú como el día, comienzas a media noche y se divide en guardias. Una campanada significa las 12,30 ; dos, la 1 , tres la 1.30… hasta 8.

Entre a bordo y tierra firme, siempre había un libro, un libro que en el mes de junio parece diferente a los demás, más grande y más pesado.

Al final triunfaba el calendario y junio se coronaba con el deber cumplido y todo en orden.

¿ Y tú, recuerdas tu calendario? ¿Cuál era?. El mahometano. Gregoriano, Perpetuo, Mundial, Pajarero…

Voy a contarte mi calendario según el canto de los pájaros, porque vivía en medio de la naturaleza sólo un poco de tierra y mucha mar, y las aves venía en junio , nos contaban su primavera y partían para otro lugar.

Los pájaros son muy madrugadores. En cuanto apunta el alba ya se oyen sus trinos. Y sus cantos se suceden casi siempre en el mismo orden. Yo tomaba como punto de partida la salida del sol y un hermoso y claro día de primavera, si no hacía buen tiempo, claro que alternaba este curioso reloj.

Antes de amanecer cuando todavía es de noche, te sorprende y alegra al canto del ruiseñor y la alondra de monte.

Hora y media antes de salir el sol , te cantan tarabillas, currucas, alondras de los campos, la codorniz y el colirrojo.

Una hora antes de la salida del sol, faisán, mirlo, petirrojo, cuco, curruca y carbonerito dan el concierto del amanecer, hasta media hora después, que juntos al hacheen, cerillo, herrerillo, mosquitero, pezón y cateador despiden la madrugada.

Y cuando sale el sol alegre, dueño de levante y amo de la luz, cantan el jilguero, el pardillo, verderón, verdecillo, estornino, vencejo, pico y huye la lavandera

Y junio no es sólo azote o ventura del joven estudiante, la mar y el campo miran al cielo para descubrir a un mes que cuando llega, busca la luz y limpia la era y que si es brillante es año abundante. Ya es hora de acostarse porque los pájaros cesaron en sus cantos por el mismo orden que habían empezado y porque la liviana noche está dormida y el día ha roto su embrujo y su silencio.

Y si no había terminado junio pues lo mismo que todos los junios de todos los años. Ni lunas, ni pájaros ni campanadas. Allí estaban los libros en fila y dispuesto a atacar.

Ahora con inmenso cariño recuerdo como los cogía uno a uno, algunas veces hasta sin ojos.


Francisco Oses/junio


27 junio 2012

DESPERTAR CIEN AÑOS DESPUÉS

He dormido demasiado y siento mis huesos entumecidos, un momento... ¿Dónde estoy? Esta no es mi habitación, quién me ha traido aquí y por qué, esto es muy extraño, no recuerdo nada y la cabeza me va a estallar de tanto darle vueltas ¡Y qué demonios hago en este habitáculo tan raro!
Ya sé, me levantaré e investigaré que ha podido suceder para que me hallan traido aquí, hola, holaaa ¿No hay nadie que pueda contestarme?
Es inútil, nadie me contesta, seguiré buscando hasta encontrar una respuesta a todo este enredo.Por más que grito, nadie responde parece que se haya tragado la tierra hasta el último habitante ¡ay! cuantas telarañas, seguro que no limpian desde el Diluvio Universal. Aunque da igual, yo sólo quiero saber donde estoy.
¿Por qué habran abandonado estos alambiques si están nuevos, cómo si no les doliese el dinero ¡Claro a ellos no les cuesta ganarlo! Bueno, a quién culpo si no les conozco ni se de que va la historia; Yo a lo mío, y lo mío por ahora es: Saber donde me encuentro y por que estoy en este sitio tan lúgubre.
Ya no puedo más, el hambre me hace perder la razón y si no fuese porque ese viejo grifo aun gotea algo de agua, no se que sería de mí ¡Hombre! se oye el ruido de una cerradura. Hola, holaaa, estoy aquí, por favor ayudenmé.

Si, no me miren de sea manera, no les miento, lo único que recuerdo es el impacto que sufrí al leer la noticia del hundimiento del Titanic.



María Subire
Mayo/10/2012


09 junio 2012

CONTINUACION DE LA CRÓNICA DE UNA COMUNIÓN

He leído en el blog de AMADUMA el detallado y reflexivo relato de Esperanza Liñán ”Crónica de una comunión” y ( aunque no le haya pedido permiso a su autora) he tenido la osadía de continuarlo, más o menos, en el lugar donde ella lo termina.
El domingo trece de mayo fui a una primera comunión. Recibía este sacramento el hijo de unos familiares lejanos, y acepté la invitación, porque me ilusionaba el encuentro con ellos y otros parientes que no veía desde hacía tiempo.
La ceremonia religiosa de la iglesia que relata Esperanza, es casi un calco de la que mi acompañante y yo vivimos, pero al acabar y salir a la calle, el panorama era bien distinto, el sol lo inundaba todo y hacía un calor sofocante. Eran las once y media de la mañana, y quien estaba viviendo, el día más feliz de su vida, y todo su séquito, no sabíamos qué hacer para cubrir el tiempo que faltaba hasta la hora del convite, las dos de la tarde. Muy amable, el padre del chico nos invitó a café en un bar cercano a la iglesia, y de él fuimos a la terraza de otro, donde debido al calor, las invitadas fueron despojándose de chales y chaquetas, y el chico neo-eucarístico, con su traje azul de capitán de la marina, sudaba pedaleando por la acera en la bicicleta que le habían regalado.
Como el almuerzo era a las afueras de la ciudad, los padres nos dieron un plano para llegar al sitio, y ellos, se fueron a recoger los regalos del chico que tenían en su casa para llevarlos al lugar de la celebración.
Sin contratiempo llegamos al restaurante. Los camareros nos indicaron el salón del evento, y a su entrada, en un caballete leímos los asientos que deberíamos ocupar en una de las ocho mesas de diez comensales reservadas. El salón perfectamente organizado y, aún casi vacio, nos acogió con una temperatura excelente. Nos sentamos alrededor de una mesa redonda llena de copas y grandes platos repletos de buen jamón y queso, de gambas y exóticas ensaladas. Esperando al resto de los invitados para saborear estos platos, y la cazuelita de salmorejo que había para cada comensal, atrajo nuestra atención un enorme castillo hinchable, de vivos colores, que se veía desde el ventanal cercano a nuestra mesa. Llegaron el homenajeado y sus padres cargados con la tarta y los regalos. Los colocaron en una mesa habilitada para tal fin, y cuando todos estábamos acoplados, los camareros muy atentos nos sirvieron cerveza, vinos, agua y refrescos. Entre los parones de una conversación intermitente, fuimos degustando las viandas de los platos, y quedaba en ellos casi la mitad, cuando se nos acercó un camarero para decirnos; que como plato principal podíamos elegir: bacalao con tomate, arroz caldoso con bogavante o presa con una patata asada. Mi compañero y yo nos miramos viendo lo que quedaba en la mesa, y pedimos una presa para los dos. Antes de servirnos el postre, un gran trozo de pastel de milhojas (que nadie fue capaz de acabar) los camareros retiraron los platos con más de un tercio de su contenido inicial y sirvieron café, infusiones y licores a quien quiso. Al poco rato, se acercó a nuestra mesa la madre del chico y nos preguntó, qué nos había parecido el convite, y yo, con toda sinceridad le respondí:
-Pienso que ha sido excesivo- a lo que ella me contestó, que como su comunión apenas se celebró, en la de su hijo no había querido escatimar nada. En ese instante, vino a mí una imagen casi olvidada; la de una niña con un vestido corto blanco, unas sandalitas del mismo color, y por todo adorno un lazo de raso en el pelo, que después de andar cuatro kilómetros con la maestra y sus compañeras, emocionada, tomaba por primera vez la comunión. Y recordé, que en el desayuno que le dieron en un local cerca de la iglesia, cuando se estaba comiendo un churro mojado en chocolate, al preguntarle una de las niñas, qué penitencia le había impuesto el cura en la confesión, el churro se le atragantó. Con el nerviosismo y la emoción del momento ¡Se le olvidó rezar las tres Salves de la penitencia! El camino de regreso se le hizo larguísimo. Llevaba sobre su conciencia el pecado de haber recibido el cuerpo de Cristo sin estar limpia. Se había saltado una de las normas establecidas para hacer una buena comunión.
La entrada en el salón de dos payasos reclutando a los niños para llevarlos al castillo hinchable, me volvió a la realidad. Vi al chico a mi lado con un álbum (en el que firmamos) le dimos un sobre con nuestra felicitación, y, volvió a enseñarnos otro álbum con el reportaje fotográfico hecho antes de la comunión ¡Estaba guapísimo retratado de todas las posturas! Nos regaló una tarjeta doble con varias fotos suyas, y en otra ronda por las mesas junto a su madre, repartió llaveros con un niño de comunión, y alfileres con un cáliz, como recuerdo de ese día. Luego, se fue a jugar donde estaban los payasos y a regalarles a los niños cartuchos de chucherías.
A las cinco de la tarde, el padre del chico nos animó a tomarnos alguna bebida, insistiéndole a mi acompañante a que se tomara un güisqui. Él finalmente aceptó la oferta, y brindó para que esa tarde ganara el Málaga en la Rosaleda y entrara en la Champions. Cuando al rato nos despedimos para marcharnos, la tarta de la comunión seguía intacta en su sitio.
Ya acomodada en el coche, hice una especie de balance mental de los acontecimientos vividos ese día. Con un gesto instintivo encogí los hombros, y no pude evitar, que de mi pecho saliera un profundo suspiro.

Amalia Díaz
18 de mayo de 2012



05 junio 2012

INMIGRACION......CHIVO EXPIATORIO

Esta mañana me encuentro, como otras muchas, en el Hospital Clínico de Málaga, digo como otras muchas porque de un tiempo a esta parte diversos problemas de salud me han convertido en un cliente habitual del hospital.
Esta situación me ha permitido observar quien compone la clientela habitual de muchos consultorios y servicios.
Esta mañana después de visitar la consulta de Hematología, tuve que bajar al Patio Naranja para que me realizaran una extracción de sangre para una analítica.
Mientras esperaba mi turno observé lo que me rodeaba.
En el Patio Naranja se asienta varios servicios; extracciones, control de Sintróm, cardiología, obstetricia, etc., cada uno de ellos acumula un gran número de pacientes, especialmente en extracciones y control de Sintróm, podría decir que más de cien personas nos encontrábamos en ese momento allí esperando turno.
Di unos paseos alrededor del patio para estirar las piernas y luego tomé asiento en uno que había quedado libre y me dispuse a esperar.
De pronto me llamó la atención aquella mujer, sobre los 40 años, delgada, alta, vestía pantalón y camisa que cubría su cabeza con un pañuelo atado a la manera en que lo llevan las marroquíes, inmediatamente pensé ─una inmigrante marroquí─ sin saberlo a ciencia cierta.
Como la espera se hacía larga me levanté para dar otro paseo por el patio y a la vuelta caí en que no había visto otro pañuelo en mi paseo, recordé la sala de espera de Hematología donde tampoco había visto un pañuelo y recordé otras visitas anteriores a otros servicios donde sólo en algunas ocasiones había visto a mujeres con el pañuelo puesto de esa peculiar manera que todos podemos identificar como perteneciente a una mujer que podríamos calificar como inmigrante casi con toda seguridad.
A mi lado, sobre el asiento libre junto al mío, un periódico abandonado mencionaba en la primera página algo sobre la próxima eliminación de la tarjeta sanitaria a los llamados inmigrantes ilegales, justificada en parte por el déficit que la atención a estas personas crea en nuestra Sanidad.
En aquel momento recapacité: ¿Es esta mujer y otras como ellas la causa del desastre económico y de gestión de nuestra Seguridad Social?.
Si estuviera aquí mi amigo “A” diría que es la prueba de la lenta invasión de Europa por lo árabes, en cambio mi otro amigo “B” diría que es la representante de la explosión de la inmigración ilegal que sufrimos, que colapsan los servicios de atención sanitaria en consultorios y hospitales.
Y me pregunto: ¿dónde están esos inmigrantes que colapsan nuestros servicios, si yo solamente veo caras de nacionales y algún que otro guiri?
Repaso mentalmente mis paseos por mi barrio y por el Centro, veo algunas familias marroquíes jóvenes, con niños tan sanos como el resto de los niños del barrio. Veo hombres de color, con el porte y la estatura de gladiadores romanos, hablando entre ellos, eso sí con voz estentórea, jóvenes que han venido para trabajar y ganarse el sustento, pero los veo sanos y fuertes y no se me hace la idea de que sean habituales de los consultorios de Sanidad, o por lo menos no al que yo voy con cierta frecuencia. Veo sudamericanas jóvenes acompañando a personas mayores al café o a la compra o al Ambulatorio. Veo a inmigrantes chinos, también jóvenes y con niños igual de sanos que otros, en sus comercios, y finalmente también veo a muchas personas mayores nacionales a las que se les notan los achaques y goteras que la edad proporciona, pero muy raramente veo un mayor marroquí o chino o sudamericano o senegalés.
Si la juventud es sinónimo de buena salud podemos inferir que esta gente hace poco uso del sistema sanitario español, o al menos no tanto como para que justifique medidas como las adoptadas y ni mucho menos para esas campañas orquestadas en radio, prensa y TV dirigidas a culpar a los inmigrantes de todos los males que la mala gestión y el mal hacer de nuestros gobernantes y nuestros administradores están causando.
Y sin embargo, estos inmigrantes cuando tienen trabajo (difícil en estos tiempos para ellos y para los nacionales) cotizan a la Seguridad Social como todos y estudios publicados en prensa demuestran que su aportación es beneficiosa para el sistema al aportar más de lo que consumen.
Es fácil buscar un chivo expiatorio y en este momento hemos encontrado uno perfecto el inmigrante.
En ese momento la mujer del pañuelo se levantó ágilmente y se dirigió a la sala de extracciones, pensé ─pobre chica, no sabe que es la culpable de casi todo lo que pasa en mi país─, y continué sentado esperando que llegara mi turno.

Andrés Tello “Perchelero”





04 junio 2012

CONFERENCIA ORGANIZADA POR AMADUMA - "EL CONVENTO DE LA TRINIDAD"

La Asociación “AMADUMA", recuerda a sus socios y simpatizantes, que mañana día 5, martes, a las 19,30 horas y en el salón de Actos de Cajamar, tendrá lugar la conferencia titulada; “EL CONVENTO DE LA TRINIDAD”.

El conferenciante es el conocido historiador e investigador del Patrimonio Cultural de Málaga, Don Salvador Jiménez Morales, Presidente de la Asociación Cultural Zegrí, colaborador asiduo en radio y televisión sobre temas malagueños, y articulista en diferentes publicaciones.

Ha publicado varios libros sobre el patrimonio Cultural de nuestra ciudad, el último y muy reciente, “El sueño de Badis”.

Os animamos a que asistáis, ya que además del resumido perfil del ponente que incluimos en esta reseña, hemos de destacar sus dotes de conferenciante, por cierto magníficas, ya que en él se reúnen conocimiento y amenidad.


Os esperamos.

La Junta Directiva

03 junio 2012

LA ESTIMABLE AYUDA DE UN PROFESIONAL

Supongamos que vamos a precisar los servicios de un profesional, sea de la actividad que sea, y que su trabajo pueda cumplir con nuestras necesidades para dejarnos satisfechos, pues bien, sabido es que desde esos momentos vamos a inclinarnos por depositarle toda nuestra confianza. Solicitar estos servicios a veces es difícil, si, previsiblemente, no vamos a recibir una buena asistencia.

Es de reconocer que no es lo mismo confiar en alguien como persona, que descansar en ella desde la perspectiva del desempeño como experto. Pensamos que es diferente pasar un buen rato con un amigo o amiga, que prestarnos para que ejerza su profesión, por consiguiente, debemos tener claro que la confiabilidad personal diferirá bastante con la puramente profesional.

CONFIANZA O FÉ

Confiar en alguien significa que dicha persona es creíble, igual que cuando deseamos que confíen en nosotros, también precisamos la misma reciprocidad. Es una oportunidad frecuente y no dudamos que este tipo de intercambio de instancias, sean por el contrario, -cuando las hacemos-, que estemos reclamando certidumbre porque igualmente vamos a tener fe en su trabajo.

Nos entregamos a las personas cuando han demostrado que son dignas de ello, sin embargo, llegamos a tenerle fe toda vez que han cautivado nuestra admiración. La fe se basa en creer lo que no se ha visto, de modo que, cuando alguien requiere confianza, también está aspirando a que tengan fe en lo que hace.

Todo es cuestión de confianza. Sin ella no podemos convivir. Toda nuestra existencia gira en torno a la confianza/desconfianza en los otros y también en nosotros mismos.


COMPROMISOS

Con mucha frecuencia nos reservamos depositar nuestra credulidad en alguien que aún no ha demostrado ser merecedor de ella. En los medios profesionales es muy sencillo saber en quién se puede confiar, conociendo los siguientes aspectos:

• si es competente en su área de trabajo y
• si cuenta con una buena experiencia.

Cuando precisamos estos servicios y sabemos que pueden haber varias alternativas, seguro que escogeremos aquel que su nivel y experiencia sea lo mas eficaz posible, tanto en el cumplimiento del ejercicio de su profesión cómo en la honestidad de su trabajo. Así sabremos que podemos depositar nuestra convicción en el elegido, porque es quien posee ambas cualidades y sus servicios serán idóneos.

Desde esta perspectiva aspiramos a recibir una buena ayuda y consejo en las asistencias solicitadas, de manera que nuestras demandas coincidirán con el perfil del experto selccionado. La mejor formación implica, no sólo estar bien preparados, sino ejercer con profesionalidad y seriedad.

CONCLUSIÓN

El mundo profesional ofrece, sin lugar a dudas, las mejores oportunidades a los más capacitados. Ser buenos en su especialidad y cumplir con las solicitudes de los demás es garantía de buenos resultados y sus atenciones son muy agradecidas.

Dichoso es aquel que mantiene una profesión que coincide con su afición.
George Bernard Shaw (1856-1950) Escritor irlandés

Juan Fernández Pacheco – Mayo 2.012


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