23 diciembre 2011

FELICITACION NAVIDAD Y AÑO NUEVO

Deseamos a todos nuestros Socios, Amigos y Simpatizantes, una Feliz Navidad, así mismo como una Feliz entrada del año 2012.

La Junta Directiva







VIVIR EN LO INCIERTO

Desde el mes de Noviembre, los lunes, y en semanas alternas, nuestra admirada Martina Martínez Tuya viene presentando en el Ateneo un ciclo de conferencias titulado “Literatura y Salud Mental”.

Las personas que leen nuestra revista, “Amaduma”, han tenido sobradamente la oportunidad de conocer la talla intelectual de Martina -ya que ella es una colaboradora habitual de la misma-, y no digamos las que acuden a sus conferencias.

Doctora en Filología Románica, Catedrática de Francés, Profesora de Psicología y Pedagogía, y escritora, la profundidad de sus conocimientos en estas y otras materias, pero sobre todo, la facilidad para transmitirlos, convierten sus charlas en una mezcla de erudición y amenidad que las hacen francamente interesantes.

Incluir este breve prólogo me resulta del todo necesario antes de pasar a comentar aquello que me ha “enganchado” de un modo especial en su última intervención del pasado lunes día 12.

Hablaba Martina de las certezas y aseguraba que la certeza sólo puede existir como seguridad psicológica. Hay demasiadas cosas de las que únicamente se puede estar seguro por intuición, por convicción personal o en términos más vulgares por aquello de “...me lo dice el corazón”. Pero es peligroso confiar demasiado en nuestras percepciones si éstas no se encuentran suficientemente avaladas, ya que pueden dañar o dañarnos, y muchas de las veces de un modo absurdo e inútil.

No hay verdades absolutas, la verdad es un prisma con varias caras y depende del lugar desde el que se contemple. Habría que deducir por tanto, que todo aquél que crea estar en posesión de la verdad, se equivoca. Niestche afirmaba: “La verdad es una falsedad necesaria”.

Aunque no me atrevo a seguir moviéndome en las –para mí- procelosas aguas de la Filosofía, porque corro el riesgo de ahogarme, comenté con Tomás, nuestro filósofo de cabecera, mis incertidumbres acerca de la verdad. Es realmente cómodo disponer de amigos tan preparados y en tan diferentes campos, porque siempre puedo recurrir a ellos ante mis numerosas dudas (leáse ignorancia) y siempre los encuentro dispuestos a aclarármelas.

Hablando de verdades y de mentiras, Tomás me ayudó muy eficazmente enumerándome las cinco clases diferentes en que se agrupa la verdad:

1ª- La verdad formal o matemática.
2ª.- La verdad material o científica.
3ª.- La verdad moral.
4ª.- La verdad artística.
5ª.- La verdad ontológica.

¿A cual de ellas recurrimos? ¿En cual de ellas nos instalamos? “...Doctores
tiene la Iglesia”. Este terreno pertenece a Tomás, y probablemente ya ha
tratado este tema o reflexionará sobre él en cualquiera de los frecuentes artículos que coloca en su blog o en los que colabora. Yo no me atrevo a profundizar en esta materia tan “inmaterial”.

Yo quería, yo quiero, volver al título inicial que encabeza estas líneas y del que como casi siempre me ocurre, me he alejado, divagando, que es lo mío.

“Vivir en lo incierto”. Tal y como están las cosas en la actualidad, vivir en este mundo cambiante, descreído, inseguro y ambiguo, requiere de un valor notable, pero sin lugar a dudas, necesario si se desea sobrevivir. Ya no hay nada definitivo: Ni el trabajo, ni la salud, ni el matrimonio, ni el estado del bienestar, ni el del malestar, ya sólo sabemos, como Sócrates “que no sabemos nada”, o a lo peor “que no hay nada que saber”.

Y sin embargo, tal y como dice Martina, hay una sabiduría de lo incierto. Las personas hemos de ser capaces de vivir en lo impreciso, sin el soporte de las certezas que se han ido desvaneciendo, y aceptar el mundo tornadizo en el que nos movemos, que a falta de otras cosas, al menos no será aburrido. Y al igual que Machado, “hacer camino al andar”.

Mayte Tudea.
15-Diciembre-2011


21 diciembre 2011

UN MANOLO

Hace seis días, cuando regresaba a casa de madrugada, encontré en la glorieta de Albert Camus, un precioso zapato de mujer.

El zapato es de una piel negra finísima con un tacón de vértigo y tan nuevo que su suela apenas conserva huellas de haber sido usado, incluso con las iniciales de su fabricante (MB) aun intactas. ¡Qué ilusión me ha hecho el hallazgo!

A nadie he dado explicaciones sobre el zapato, pero sé que en torno a mí crece, en silencio, una tupida red de murmuraciones: « Papa siempre tan raro…». « Si tanto le gustan los Manolos ¿por qué no se ha traído los dos?» « Al abuelo le va la marcha, es un trofeo de…»

Desde entonces leo todos los anuncios de la prensa por si su dueña lo reclama. También he imaginado con todo detalle la circunstancia en la que pudo producirse su perdida y la imagen de la desconocida mujer.

El anuncio no aparece en ningún periódico y mi tranquila vida comienza a complicarse de forma alarmante. El zapato esta sobre mi mesa y es tan bonito y sugerente que lo he convertido en el objeto más importante de mi casa. Poco a poco ― comenzando por ponerle dentro un pie ― he llegado a reproducir la figura de su dueña. No es muy alta ― de lo contrario no necesitaría usar esos tacones tan elevados ― solo lo suficiente para ajustar la forma de su figura a la de la diosa Afrodita. Sus ojos tienen que ser marrones y miraban las estrellas ― qué dulce sensibilidad denota ― cuando perdió el zapato. Me preocupa que pudiese ser la llamada del amor ― ¡oh, los malditos celos!― lo que la sustrajese a la realidad del mundo. O se libró voluntariamente de su zapato porque le hacía daño, ¡qué espíritu tan sincero y libre para no sufrir innecesariamente! ¿Me conoce quizás y trata de llamar mi atención? ¡Qué original manera de seducir!

Estoy tan seguro de su elegancia porque en el conjunto del vestuario ― desde la blusa a las medias ― se producen múltiples combinaciones susceptibles de complicar un preciso resumen del gusto pero los zapatos, por sí solos, brindan con prontitud la categoría y fundamentación del porte. Son el refrendo negativo o afirmativo de un guión que empieza y termina por los pies. Cualquier desviación del tino en otros ámbitos puede integrarse, compensarse o simularse pero los zapatos constituyen una prueba fehaciente del gusto, una voz de enorme exactitud y elocuencia

Y es que si la encontrase, si yo fuese príncipe y las cosas no hubiesen sucedido de forma tan anónima para ambos, podría ser el cuento de la Cenicienta (con perdón de la dueña del bellísimo zapato de finísima piel negra que está sobre mi mesa). Qué bonito sería si todo resultara ser cierto.

En fin, sea como fuese, necesito devolver el zapato a su dueña para recobrar la paz.


Nono Villalta (diciembre 2011)


20 diciembre 2011

ENTREGA PREMIO CONCURSO DE RELATOS

Con algo de retraso sobre la fecha prevista en un principio, el pasado lunes 5 de Diciembre, se procedió a la entrega del premio a la ganadora del I CONCURSO DE RELATOS CORTOS, que organizó AMADUMA a través de este blog., el pasado verano y que como ya se publicó anteriormente, recayó por votación popular, sobre nuestra compañera del Aula de Mayores de la Universidad de Málaga Carmen Tomillo Cánovas, aquí queramos dejar constancia de este momento con una instantánea del acto de entrega del mismo que fué llevado a cabo en la sede social de la Asociación. Una vez más felicitamos a la ganadora por su relato “CARTA A MARIANA”.

OBJETOS PERDIDOS

Lucía estaba un poco angustiada la otra tarde cuando nos vimos en la cafetería y empezó a confesarme su manía de acumular cachivaches, pero me tranquilizó al decirme que no tenía el Síndrome de Diógenes; quizás era otro, todavía sin catalogar por los sesudos científicos y que no guardaba cosas materiales.
Después de algunos pastelitos árabes, seguidos por otros de chocolate, convenientemente regados con un té moruno y dos copas de licor de crema irlandesa, empezó a contarme y a contagiarme su inquietud:
—Yo no sé si a otras cabezas les pasa lo mismo que a la mía. Tiene un compartimento que es como una caja, con la etiqueta de: objetos perdidos, a la que van a parar todas aquellas cosas que no puedo o no quiero recordar; llevan ahí mucho tiempo y nadie las ha reclamado, ni falta que hace.
Seguí escuchándola sin perder puntada, porque eso es lo que hacen las buenas compinches y además se veía a las claras que lo necesitaba.
—Cuando hablo con amigas de mi edad y me recuerdan que estuve en tal o cual sitio, les regalé aquel pañuelo para su cumpleaños, el vestido de boda de su hermana la pequeña… A esa altura de la conversación y como no tengo repajolera idea de lo que están hablando, me pongo a mirar al repartidor de refrescos que ha aparcado en doble fila, la furgoneta del panadero que ocupa el paso de peatones o la acera que está hecha unos zorros, con más agujeros que un terreno minado. Entonces ellas siguen insistiendo y al ver mi cara de desconcierto, me espetan con esa coletilla que escucho mucho últimamente sobre mi falta de memoria:
—¡Sí, Lucía, cuando estuvimos en Tenerife! Parece mentira que no te acuerdes, tendrás que hacer algo al respecto.
—La verdad es que he estado allí cinco o seis veces. Me enamoré como una loca de un canario, eso sí lo recuerdo, aunque después me rompió el corazón; solo entonces fue a parar a la caja, pero me acuerdo de lo más importante: dejó muy alto el pabellón insular.
Como veía que mi amiga empezaba a sacar los objetos perdidos de su caja, enseguida empecé a pensar en la mía; porque no nos engañemos, todos tenemos ese archivo personal e intransferible que a veces es mejor no abrir. Entonces le pregunté por una respuesta más que segura:
—¿No me digas que has abierto la caja?
—Sí, y lo peor de todo es que ahora no puedo parar.
—Camarero, por favor traiga dos copas más de lo mismo. —fue lo único que se me ocurrió decir sin dejar de prestarle atención a Lucía.
Y ella siguió recuperando sus objetos, sin orden de aparición, tal cual iban llegándole a escena:
Mi primer beso de amor: lo recuerdo perfectamente, me pareció horrible. El chico tampoco era un experto y me decepcionó con una torpe muestra de lo que había visto hacer a escondidas a mi prima Carmen, mejor que en cualquier película. Menos mal que solo lo mandé a él a la caja; creo que fue una medida prudente, porque a besar, como a muchas cosas en la vida, se aprende con la práctica. Ha llovido mucho desde entonces y de momento tengo el libro de reclamaciones en blanco.
Novios: algunos de los que no recuerdo sus nombres; por lo que imagino que no significaron mucho en mi vida. Seguro que están con esas amigas roba-novios que te los quitaban al primer descuido.
Mi media naranja: al principio creía que era mi marido, pero después del divorcio y de lo que voy encontrando por ahí, estoy completamente segura de que han hecho un zumo con ella.
Compañeros de trabajo: la mayoría, a los que enseñé todo lo que me había costado años y esfuerzo aprender, pero que enseguida se lo apropiaron, en busca de ascensos y reconocimientos.
Fantasmas: seguro que hay una gran legión, pero no de los aparecidos, sino de los que quieren parecer y no pueden.
Sueños e ilusiones: debe haber muchos, porque cuando van a parar ahí, es porque ya son inviables; el tiempo y el curso de la vida determinan su existencia. Pero otros, aún pueden cumplirse y estoy en ello.
Lo bueno de esta caja es su flexibilidad, apenas ocupa espacio y se estira a conveniencia, lo que es de agradecer, porque cada día llega algo nuevo buscando un hueco.
Después de esta última observación, Lucía hizo una larga pausa; pensé que ya había terminado y me disponía a pedir la cuenta cuando me sorprendió con este razonamiento:
—No creas que he querido contártelo solo para desahogarme, también quiero hacerte cómplice de todo lo que tengo ahí guardado, porque a veces me da miedo de que ese personaje con apellido alemán que según dicen está agazapado al lado de la caja, apriete la tapa con fuerza para que nada se escape y no me deje rescatar mis recuerdos. No pienso dejar que ningún intruso la maneje; es mi cabeza y mi caja de objetos perdidos. Sólo yo tengo el derecho y la libertad de echar o sacar cosas de ella según me convenga y quiero contar contigo por si te necesito para seguir haciéndolo…


Esperanza Liñán Galvez


REFLEXION SOBRE LA MUJER

En primer lugar quiero dejar muy claro mi respeto y admiración hacia todos los hombres que se lo merecen, a todos los hombres que a lo largo de los siglos han dejado constancia de su talento, su trabajo y su hombría en todo lo que han emprendido, y a todos los hombres anónimos que han trabajado y velado por sus familias dando ejemplo de vida.
Como soy mujer, voy a defender la postura de las mujeres desde los tiempos de las cavernas a nuestros días.
Empezaré por definir la palabra mujer palabra latina derivada del latín mulier sin raíces indoeuropeas. A diferencia de fémina (hembra) voz indoeuropea relacionada con fecundus.
La mujer, desde los tiempos cavernarios ha estado sometida al hombre, sin que le permitiera hacer ninguna otra cosa, que no fuera las tareas domesticas y el cuidado de los hijos.
Pero la mujer tiene muchas cualidades, aunque no le han sido reconocidas hasta hace poco tiempo, ahora va saliendo de su entorno para realizar todo tipo de actividades; actividades que siempre, de una u otra forma, ha realizado, aunque poco se le haya reconocido.
En todas las épocas ha habido mujeres que han destacado por algo, la inteligencia e intuición en la mujer está muy desarrollada. Con el paso de los tiempos ha tenido que ingeniárselas para poder sobrevivir.
Desde hace muchos siglos ha habido mujeres que no se han resignado al papel de madres y esposas únicamente y han destacado en todos los campos, por eso voy a citar a algunas de ellas, no para hacerles una biografía, solo, para ponerlas como ejemplo de lo que digo.
Hay mujeres que han sido soldados, cuando eso era impensable, como Catalina de Erauso 1585-1650 (la monja alférez) que se escapó del convento y llegó hasta America haciéndose pasar por un hombre, con el nombre de Francisco Loyola; en la actualidad, las mujeres españolas forman parte del Ejercito Español igual que cualquier hombre, y la ministra de Defensa es una mujer.
Escritoras muy importantes españolas y extranjeras han destacado en las letras, como la británica Doris Lessing (1919), que consiguió el premio Nobel de Literatura en el año 2007, este año (2009) también ha sido una mujer la que lo ha conseguido, son casi dos años consecutivos en que lo consigue una mujer, en esta ocasión es la alemana Herta Mueller.
Filósofas y ensayistas significativas como la malagueña María Zambrano 1904- 1991.
Investigadoras de la categoría de Marie Curie 1867-1934, química y física, descubridora de la radiactividad.
Victoria Kent 1892-1987, otra malagueña, nacida en el barrio de la Victoria, primera mujer que ejerció de abogada, política, diputada, Directora General de Prisiones, luchó por conseguir el sufragio femenino. Fue republicana y tuvo que exiliarse, (como muchas otras) durante la dictadura, muriendo en Nueva York.
Suceso Luengo de la Figuera 1864-1931, esta mujer nacida en la provincia de Zamora fue Directora de la Escuela Normal de Maestras de Málaga, mujer progresista y al mismo tiempo conservadora, precursora del feminismo español, realizó una labor muy interesante a favor de las mujeres solteras.
Josefa Ugarte–Barrientos Casaux 1854-1891, Condesa de Parcent, conocida popularmente como “Pepita Barrientos”, escritora, aquí tenemos a otra malagueña, esta perteneciente a una familia nobiliaria, fue poeta y periodista. En 1885 participó en el Palacio del presidente de la Real Academia Española donde fue leído su célebre poema “El serventesio” una trova provenzal.
Rita Luna 1770-1832, actriz malagueña, considerada como la mejor actriz española del siglo XVIII, actuó en los grandes teatros del momento, Goya le regaló un cuadro en el que la pintó en el campo, con un perro ladrando a sus pies, en el que puso la siguiente inscripción: “Los perros ladran a la luna, porque no la pueden morder”.
Hay una larguísima lista de malagueñas que han sido reconocidas por diversas actividades y otras por su belleza: Ana Delgado, maharajaní, Rosario Pino, actriz, Eugenia de Montijo, emperatriz, (era hija de malagueña). Amalia Heredia, hizo de su casa el jardín botánico de La Concepción, trajo a Málaga el colegio de La Asunción y fundó el museo Loringiano. La “Trini” cantaora, Lorenza Correa, cantante de ópera, Beatriz de Bobadilla, camarera, amiga y confidente de Isabel la Católica. Ángeles Rubio-Arguelles (Angelita) polifacética escritora, fundó en Málaga la primera escuela de teatro. Madre Petra de San José, fundó el colegio de San José de La Montaña. Pepita Durán, bailarina. Y así un largo etc. Y eso que me he limitado a mujeres malagueñas casi en exclusiva
En 1918 unas ochocientas mujeres malagueñas se tiraron a la calle para protestar por la subida de los precios en los artículos de primera necesidad, comprometiéndose el gobernador a bajar el precio del pan y el pescado.
¡Esa es la mujer! Una mujer luchadora que defiende lo que cree justo.
No quiero seguir enumerando mujeres que han destacado en unos tiempos difíciles para todas, pero en el que la inteligencia y la voluntad han podido superar todos los obstáculos.
Las mujeres anónimas, son las autenticas heroínas de la Historia, ellas son las mujeres normales, las amas de casa de todos los tiempos, las ya “liberadas”, que hacen de señora de la limpieza, cocinera, costurera, enfermera, psicóloga, niñera, planchadora, amiga, compañera, esposa, confidente, cuidadora de mayores; además, paren, amamantan, trabajan en la calle, hacen gimnasia para mantenerse bien, conocen el arte del maquillaje y el estilismo, (hay que dar buena imagen), llevan al colegio a los niños, van a la compra, administran el dinero, hacen de profesora de apoyo con los deberes de los hijos, y si, aún les sobra tiempo, leen, asisten a conferencias, a conciertos, a actividades diversas, y acompañan a los maridos en lo que sea necesario.
Cuando se jubilan, gozan con alegría de esa edad, no se quedan en sus casas llorando deprimidas y dejando que el tiempo cumpla su misión, por el contrario asisten a la universidad, viajan, se agrupan en coros, hacen teatro, aprenden algún idioma, intentan coquetear con la informática, aprenden a bailar, acuden a talleres de autoestima, de memoria, pintan, caminan, hacen actividades diversas. Resumiendo, hacen lo que no han podido hacer antes, además ayudan en la educación de los nietos, siendo el comodín de la familia. Los hombres por el contrario se hacen más comodones y participan menos de todas estas cosas
Éstas son las mujeres actuales, las de hoy en día, las más normales; también ahora, como en todos los tiempos hay mujeres bajo el yugo del marido, maltratadas, marginadas, mujeres florero, que sólo sirven como adorno en las casas, las señoras de…su señor, que es el que las mantiene, aunque éstas son una minoría.
El hombre, desde que hay memoria, ha dispuesto de la mujer como de una posesión suya, y no acepta que ella “su mujer” quiera romper una relación, si ésta no va bien, entonces se genera lo que se ha dado en llamar “la violencia de género”, son demasiadas las mujeres que pierden la vida a manos de sus maridos, novios o amantes. Afortunadamente no siempre ocurre esto, tan solo en algunos casos, pero aunque solo fuera uno, ya es mucho. Los malos tratos físicos o psíquicos que tienen que soportar muchas mujeres, por no saber o no poder desligarse por completo del hombre que algún día les juro amor eterno, son intolerables, y tienen unas consecuencias nefastas para las que los sufren.
Desde aquí quiero rendir mi homenaje a todas esas mujeres de todas las edades, que han perdido sus vidas por el solo hecho de haber amado.


Sólo cuando la mirada se abre al par de lo visible se hace una aurora.
(María Zambrano)


M ª Eugenia Pereiro Barbero
Octubre 2009






13 diciembre 2011

CONFERENCIA QUE ORGANIZA AMADUMA

Se recuerda a los socios de “AMADUMA” que el próximo día 21 de Diciembre, a las 19,30 horas, y en el Salón de Actos de Cajamar, situado en la Alameda principal esquina con la calle Córdoba, tendrá lugar la conferencia titulada “Alonso Cano: Escultor, Pintor y Arquitecto del Barroco Español”.

Será desarrollada por Don Juan Antonio Sánchez López, Doctor en Filosofía y Profesor Titular del Departamento de Historia del Arte de la Universidad de Málaga.

Poseedor de un larguísimo curriculum y autor de diversas publicaciones, es un gran entendido en la materia que imparte y un profundo conocedor de la obra de Alonso Cano. Su entusiasmo y su gran facilidad para transmitir convierten sus conferencias en algo apasionante y digno de disfrutarse.

La Junta Directiva.

12 diciembre 2011

UN BOTIJO EMIGRANTE

Corría el año 1.949 y en España muchas personas buscaban un lugar al otro lado del mundo en el que labrarse un futuro mejor.
Un matrimonio joven decidió, como tantos otros, liarse la manta a la cabeza y emigrar camino de una incierta vida en un país extraño, pero cargados de esperanza. Ella era una embarazada primeriza de seis meses; toda una temeridad para un viaje de veinte días y en tercera clase, pero los pocos ahorros que tenían no daban para más.
Los dos ya llevaban instalada la nostalgia antes de embarcar y a él se le ocurrió llenar un botijo colorao con agua de su Málaga natal, para beberla cuando llegaran a esa gran nación. Lo cuidó como a un bebé, a pesar de la infernal travesía en aquel viejo transatlántico, que no notaron los pasajeros de primera clase.
Cuando por fin llegaron a tierra firme y desembarcaron, él colocó el botijo cuidadosamente junto a las maletas, quedando ocultos a la vista el asa, la boca y el pitorro, por un paquete de mano que puso encima.
Un marinero contento de llegar a su país, descargó su alegría dándole un patadón a algo redondo como una pelota, haciéndolo añicos.
Adiós al botijo colorao y al agua de Málaga, que regó como si se tratara de un bautismo, la que sería su tierra durante veinte años.
Entonces no se conocía la gran afición de sus habitantes por el fútbol, pero ellos lo supieron nada más pisar el puerto de Buenos Aires.


Autora: Esperanza Liñán Gálvez

LA COMPLEJA Y DIFICIL AVENTURA POR LA SINCERIDAD

Faltaban aún unos minutos para que dieran las diez, y ya había un grupo importante de personas que aguardaban, con semblante paciente, junto a una de las puertas que dan acceso al gran edificio comercial. Entre ellas, las había de todas las edades y caracteres. Alguien ojeaba un periódico gratuito que le habían entregado, minutos antes, en una de las esquinas estratégicas de la zona. Aquella otra señora repasaba, con gesto compulsivo, la esfera cromada de su reloj que, para ella, caminaba con más lentitud de la habitual. Un señor mayor recorría el trozo de acerca, de manera pendular, incapaz de permanecer quieto hasta la hora fijada para la apertura. El sol templaba ya de lo lindo, pues ese cielo azul, limpio de nubes, amenazaba con la llegada árida del terral. Julio vacacional y en rebajas, soportando ese tráfico viario que no sabe, ni quiere, descansar un solo momento. Y un guardia de seguridad bien uniformado que, con llaves en la mano y muy en su papel, pulsaba algunos botones y controles que abrirían, en un tiempo más bien escaso, las puertas para la distracción, el tiempo y la necesidad. Yo también era uno de ellos y, desde la noche anterior, tenía bien diseñada la estrategia de cómo hacer para bien comprar. Suponía que no iba a resultar fácil, pues estas mercancías, transparentes para la materialidad, no se ofertan en la publicidad callejera, ni en los buzones urbanos. Tampoco en el on line de nuestro fijo o portátil, ni en el Mercadona de aquí al lado junto a mi casa, ese que sabe prestar un buen servicio, todo amable y servicial, de lunes a sábado. Con la exactitud puntual del minutero, fuimos entrando en este macrocentro donde aseguran, mediante la publicidad mediática y el boca a boca, venden todo, casi de todo. Por secciones, plantas y departamentos, y durante doce horas en el continuo de lunes a sábado. Todo muy bien organizado para un servicio eficaz y cómodo, ya que el cliente es objetivo prioritario en la satisfacción para su necesidad. Diversión, garantía, precio y calidad. Y si no está Vd contento con la compra, pues a devolver, que esa aventura también conforta y gratifica.
Me dirijo a una joven empleada, bien peinada y pintada. Viste camisa blanca estampada con dibujos celestes y azules, pantalón oscuro y sandalias planas de color oro. Le ruego si me puede atender para una consulta. “Srta. desearía comprar un bote de sinceridad ¿podría indicarme en qué sección o planta puedo encontrar el producto?” Esgrimiendo una mecánica sonrisa, que sólo le hace mover determinados músculos, en el tercio inferior de su rostro, responde, con voz cansina y tolerante, a pesar de lo temprano de la mañana, que la sección de perfumería se halla al fondo de esta planta baja, caminando hacia la zona este. Da media vuelta y continúa con su apariencia de inconcreta actividad. Continúo mi periplo viajero, aún por la planta baja del macrocentro, cuando veo a otro dependiente, con una carpeta y recibos de facturas en la mano, traje de chaqueta alpaca gris, corbata morada y zapatos negros, de esos que se utilizan para las bodas y celebraciones. “Si es tan amable, podría indicarme la sección donde puedo adquirir sinceridad, desearía mejorar el funcionamiento de……” No me dejó finalizar la frase. Con lenguaje de tono caribeño, me señala una escalera mecánica, con sentido descendente, “planta sótano, ferretería/bricolaje”. Continuó su camino, todo erguido en su delgada figura, taconeando con esos Martinelli de piel sobre el suelo de linóleo PVC, como si fuera un alto ejecutivo de la Unión Europea.
Presumía que mi búsqueda no iba a resultar todo lo simple que en un principio había previsto. Y es que en esta sociedad, que avanza a pasos ligeros hacia pandemias deshumanizadoras, hasta los más preciados valores de nuestro espíritu, alma, carácter o creencia, tienden a materializarse, colocándoles etiqueta, código de barras y fecha de caducidad. “Pues mire, creo que me está Vd. preguntando por una nueva línea de lencería que estamos lanzando, y viene ahora con un quince por ciento de descuento. Sincerity of love, es el nombre por el que debe preguntar, planta tercera, señoras. A su mujer le va a encantar esta línea de ropa interior, que se está vendiendo bastante bien. Si me permite la sugerencia, ya la he visto y recomiendo, es muy atractiva y con una atrayente sensualidad. Le va a hacer un buen regalo, imagino que para una fecha a recordar”. Verdaderamente, hay profesionales agradables en esto del comercio. He tenido la suerte de encontrarme con un modelo de atención al cliente. Incluso me ha comentado su nombre, Claudia, por si tengo alguna dificultad para localizar o elegir este “sensual” producto.
“Por favor, señorita. ¿Dónde puedo encontrar ese valor llamado sinceridad?” Eran ya las once menos cuarto, y seguía mi peregrinaje tratando de hallar un espacio donde me facilitaran algo que, lo estamos comprobando, resultaba más que difícil..... disfrutar, en nuestra necesidad. Y vaya si lo necesitamos. “Vaya Vd. a Información y Atención al Cliente”. Tal vez allí le puedan ayudar en eso que busca. La verdad es que no conozco a qué producto se refiere. ¿No tiene algún dato sobre la marca, precio u otras características?” Esta vez se trataba de una chica muy joven. En poco superaría la mayoría de edad. No voy a describir de nuevo el ya conocido uniforme empresarial. En su caso, llevaba falda, también azul, unos centímetros por debajo de sus rodillas. Me impresionaron en mucho sus lindos ojos, de verde naturaleza, enmarcados por una suave melena de color castaño y una sonrisa que parecía “sincera” en la que delataba unos brackets sin la magia de lo invisible, como anuncian las clínicas líderes del sector ortodoncista.
Once y diez de la mañana. Llevaba más de una hora en el macrocentro “que tiene respuestas para todo, con garantía total al cliente” Temía resultar un personaje penosamente conocido por aquello de mis preguntas y frustradas soluciones para lo que, con tanto afán, buscaba, desde poco antes de que diesen las diez, hora puntual de apertura.
Todo apariencia de respetabilidad en su figura, la de este dependiente que, por la experiencia acumulada, se presta a resolver las más peliguadas situaciones generadas a lo largo del día. “Es que no ha ido Vd. bien orientado. Baje de nuevo a la planta cero, sección librería. Hace meses, me recomendaron un manual de autoayuda donde, creo recordar, había un par de capítulos que se referían a esas situaciones y respuestas que, con tanto afán, trata de encontrar. Le he de confesar que yo también he atravesado una etapa complicada y muy desagradable en mi vida, de la que a duras penas aún sigo recuperándome. Ya puede Vd imaginar lo que suponen treinta y cinco años de matrimonio y todo se va al carajo, sin saber bien el porqué”. La verdad es que me impresionó la actitud de este veterano trabajador, con traje beige y corbata de un gris celeste apagado, entrado en kilos y luciendo un poblado bigote entrecano. A poco me cuenta su vida. Me dejó, cuando le avisaron de una reclamación, por la entrega de un televisor con pantalla en relieve. Era el jefe de este departamento, denominado Imagen y Sonido. Buen hombre, servicial y paternal al tiempo. Total, que me encaminé, ya un tanto cansado y desconfiado, al área comercial de los libros.
El joven que me atendía, daba el perfil de un universitario en Letras, que ha desistido de continuar por la aventura de las oposiciones. Su currículo cultural le ha facilitado un buen trabajo, rodeado por una silenciosa pero atrayente familia. La que forman centenares de libros y títulos para la cultura y la memoria. Probablemente, recién casado y a la espera de descendencia. Apenas levantaba los ojos de la pantalla informática. Sólo acerté a pronunciarle la frase “sinceridad, eso es lo que busco”. Un tanto robotizado, en sus movimientos y atenciones, encadenaba esa letanía interrogativa de autor, título, género, editorial, ISBN…… Sin que apenas se diera cuenta, ensimismado como estaba rodeado de clientes, ante las 17 pulgadas para la salvación, abandoné la zona de los estantes repletos con obras interesantísimas y, en una de las esquinas, ya divisé el rótulo de los manuales de autoayuda. Pues… que muy bien.
Era todo un manojo de nervios. Tercer día del comienzo de las rebajas veraniegas. La joven, de la coleta rubia, más bien bajita, con ambos brazos repletos de ropa veraniega, semblante hiperactivo para una larga jornada de ventas que saneen el stockaje acumulado por una temporada en crisis, me recita esa “letanía” ya por tantos aprendida y escuchada: “Si no está colgada en el expositor, es que no tenemos la talla que desea. Hemos sacado toda la mercancía”. Y continuó su camino con las camisas, pantalones y sueters (o sweaters) policolores, panaceas para nuestra ilusión en la estética. ¿A qué le habría sonado eso de la sinceridad?
Fueron casi dos las horas en que permanecí por este supercentro en el que se puede, desde comprar un coche hasta lavar el traje, en un corto espacio de tiempo. Contratar un seguro, adquirir entradas para el gran festival, disponibilidad para todo tipo de alimentos y ropas, programar viajes y estancias por todo el orbe, electrónica para el hogar y el lustre sensual y formativo de la cultura diaria. El listado de ofertas es amplio y heterogéneo. Pero mi intención era gozar de ese valor que no está en venta, que no está disponible para comerciar. Tal vez, con voluntad, formación y bondad, se pueda poseer. Pero, con evidente realismo, es el gran ausente de nuestras vidas. Resulta invisible en su naturaleza, pero trascendente, necesario y ejemplar en su operatividad. Haría posible una convivencia más verdadera, limpia y trasparente, entre tu, yo y los demás. Pero.... ¿dónde está?
Aún me pregunto cómo no me tomaron por loco y desequilibrado. Sin embargo, ningún guardia de seguridad me invitó a irme por ser personaje molesto y sin ánimo lucrativo de comprar. De comprar la materialidad, que es casi lo único que ellos saben ofertar, en el transcurso de horas, días y semanas, para que todos sigamos representando esas escenas teatralizadas que siempre saben a igual. ¿Nadie de los consultados me entendió? ¿Nadie pudo esforzarse por comprender que los valores no son mercancías que se intercambian, para que los de siempre sigan ganando más y mejor? Sólo quise llevar a cabo una traviesa experiencia imposible. Curiosa y desenfada, a partir de que dieran las diez, en el Centro Comercial. Pero, y es de lamentar, la sinceridad es un valor cada vez más ausente y atípico, en el mercado cotidiano de la verdad. -




José L. Casado Toro (viernes 22 julio 2011)
Profesor
http://www.jlcasado.blogspot.com/

11 diciembre 2011

HALLOWEEN

En la primera página del periódico local que compré el uno de noviembre, venía el enunciado “ Halloween en el cementerio inglés” junto a la foto de unos jóvenes sonrientes, pintados y disfrazados como para infundir miedo. Iban vestidos para una escenificación teatral de la historia de ese camposanto, contada por los personajes que lo fundaron o que yacen en él.
(También en otro periódico, hablaba de un ejército de zombis recorriendo las calles del centro de Málaga, sembrando el pánico entre los ciudadanos)
Disfrazarse de brujas, demonios, fantasmas, esqueletos, etc…la última noche de octubre para recorrer las calles, cada día tiene más adeptos entre la juventud que está haciendo de esta tradición importada, una costumbre que acabará imponiéndose como tradición autóctona al pasar unos años.
Halloween es una festividad de origen celta. Su celebración el treinta y uno de octubre coincidía con el final de su calendario, que era el principio del invierno. Esta fiesta, en su origen estaba asociada a la venida de los dioses paganos a la vida, en esa fecha se abría una puerta entre el mundo de los muertos y el de los vivos para que los difuntos pudieran rendir cuentas a los vivos, está basada en el miedo, la magia negra y toda clase de seres monstruosos. Fue introducida por los irlandeses en EE UU, y la celebran los pueblos anglosajones, desde Canadá al Reino Unido, la víspera de Todos los Santos.
Como la fuerza de las costumbres de Norte América: comer hamburguesas, bailar rock, vestir tejanos… es expansiva (casi colonizadora) y han llegado a todo el mundo, Halloween que es una fiesta considerada estadounidense, no iba a ser la excepción. El “jalogüin” como se dice por estos lares, nos ha llegado no hace mucho tiempo, pero ha ido en aumento cada año, hasta dejar arrinconadas las celebraciones de la tradición propia.
Aunque la juventud se divierta esa noche disfrazada de personajes macabros, es un divertimento con cierto cariz morboso, que ha perdido todo vestigio de religiosidad, cosa que no ocurría en la celebración tradicional española. No se festejaba el último día de octubre, si no el primero de noviembre, día de Todos los Santos, en el que se honraba la memoria de los seres queridos que se marcharon a la otra vida, con misas para sus almas, y visitas a los cementerios para poner flores en sus tumbas.
En mi pueblo, la noche del día de los Santos al de los Difuntos, se tenía la costumbre de asar castañas, que se comían regadas con tragos de anís. En casa de mis abuelos la encargada de asarlas era mi tía. Cuando estaban en su punto, nos sentábamos con los mayores, mis primas, mis hermanas y yo, en torno a de la mesa del salón al amor del brasero. Comíamos castañas y también bebíamos algún sorbito de anís, que hacía que nos sintiéramos alegres y nos reíamos, nos reíamos sin saber por qué. Esa noche, mi abuela encendía mariposas a los difuntos de la familia, las ponía en la cocina en tazas con agua y aceite, cuando éste se iba acabando, chisporroteaban, y ese sonido en el silencio de la noche me producía un cierto temor. Luego, los mayores escuchaban le escenificación de “Don Juan Tenorio” en la radio (costumbre que yo seguí al cumplir años) Todas las noches del uno de noviembre, me acostaba tarde escuchando esa obra teatral. Me enternecía la escena del sofá entre Doña Inés y el conquistador Don Juan, y me admiraba su chulería en la cena con los invitados de piedra.
Mi bisabuela, que aún vivía, contaba leyendas de la tradición oral como si las hubiera vivido. La que más me impactaba era la de la procesión de las ánimas. Nos contaba que esa noche salían por las calles de su pueblo las ánimas todas envueltas en sudarios negros, las caras tapadas y antorchas encendidas un una mano. Nadie debía verlas ni perturbar su caminar, pero una noche, el panadero del pueblo que iba a encender el horno se topó con la procesión, y como no llevaba cerillas, tuvo la osadía pedirle fuego a una de las ánimas. Por la mañana se lo encontraron agonizante con un brazo quemado y el horror dibujado en su rostro.
Estos recuerdos vinieron a mi mente, al ver a mi nieta pintarse los ojos con ojeras negras, y el cuello y la ropa con manchas rojas para simular sangre. Iba disfrazada de una princesa abducida por Drácula y tenía que dejar bien patente la huella de sus colmillos. Los compañeros del instituto la esperaban disfrazados también, y antes de que se marchara le dije entre bromas y veras:
-Vaya manera que tenéis de celebrar estas fiestas. Lo que deberíais de haber hecho, es comprar un cartucho de castañas asadas y si en algún lado ponen el Tenorio ir a verlo.
Me miró con cara de extrañeza, igual que si le estuviera hablando en chino, y me contestó:
-¿Qué dices abuela? Yo no sabía que fueras tan anticuada- y se echó a reír. También con la sonrisa en los labios la miré sin responderle, dudando, si mover la cabeza negativa o afirmativamente.

Amalia Díaz
9 de noviembre de 2010




08 diciembre 2011

LA PRINCESA TONTA

Él insistía en que estaba muy enamorado de ella. Le prometía un futuro feliz en armonía, compartiendo cuanto la vida pudiera ofrecerles, y le brindaba mucho, mucho amor. “Te trataré como una reina”, aseguraba tratando de vencer su resistencia. Y le enviaba flores y cartas ardorosas en las que le confesaba su pasión.

Ella, dudaba. El príncipe no estaba nada mal, pero la princesa no quería ser tratada como una reina, quería ser reina. Y en la línea de sucesión al trono, a él la corona le quedaba un poco lejos.

Esperó. Esperó a que apareciera en el horizonte otro pretendiente regio más acorde con sus pretensiones, y como Penélope, fue tejiendo y destejiendo el entusiasmo del príncipe y su afán por conquistarla. Y así permaneció durante un largo tiempo el futuro monarca, en un inacabable “stand by” sin que la desdeñosa princesa terminara por pulsar el definitivo “play”.

Asomada a la ventana de su castillo, una melancólica tarde dejó de percibir la nube de polvo que levantaba el brioso corcel de su enamorado cuando llegaba a solicitarla. Y en el reseco sendero que él recorría, comenzó a brotar la hierba.

Ella supo con toda certeza que se había equivocado, cuando el juglar de turno entonó esta canción a los pies de la muralla:


Tantas frases hermosas como él le dedicaba,
de metáforas llenas, y de halagos sutiles,
y ella con displicencia apenas valoraba,
ni sus tiernos afanes, ni sus gestos gentiles.

Él le mandaba rosas, y la consideraba

la soñada princesa de cuentos infantiles,
y escribía en sus cartas que loco la adoraba,
y que ansiaba sus besos, los quería por miles.

La actitud indolente de la mujer amada,
terminó por cansar al galán insistente,
y un día hacia otros ojos desvió la mirada,
otros ojos hermosos de mirar complaciente.

Y no escribió más cartas, y no envió más flores,
se dedicó de pleno a sus nuevos amores.
Y la bella princesa se dio cuenta muy tarde,
de que el príncipe era un “chollo” y que la cera arde.

Y pretendió de nuevo reavivar las cenizas,
y desplegando ansiosa sus cantados encantos,
quiso recomponer un amor hecho trizas,
mas ya no fue posible ¡se quedó a vestir santos!


Mayte Tudea

04 diciembre 2011

LOTERIA DE NAVIDAD - AMADUMA

COMUNICAMOS QUE ESTAN A PUNTO DE AGOTARSE LAS PARTICIPACIONES DE LOTERIA PARA EL SORTEO DE NAVIDAD QUE SE CELEBRARA EL PROXIMO DIA : 22 DE DICIEMBRE, RECORDAMOS QUE EL NUMERO ADQUIRIDO PARA ESTE AÑO ES EL SIGUIENTE :QUIEN ESTE INTERESADO EN ADQUIRIR PARTICIPACIONES AUN ESTA A TIEMPO, PUEDEN HACERLO DONDE SE IMPARTEN LAS CLASES DEL AULA DE MAYORES EN EL DESPACHO QUE TIENE HABILITADO AMADUMA, O BIEN EN EL LOCAL DE LA ASOCIACION.



MENU COMIDA DE NAVIDAD - AMADUMA


HOTEL MALAGA PALACIO


COMIDA DE NAVIDAD ASOCIACIÓN AMADUMA

DIA : 17 DICIEMBRE 2011
A LAS : 14 Horas



Pastel de berenjenas con salsa romesco y crujiente de trigueros

*****

Lomos de lubina sobre arroz negro con alioli de pimientos del piquillo

*****

Milhojas de nata y crema

*****

Bebidas: Agua, vino blanco de Rueda,
vino tinto de la Rioja, cava y café


Precio: 30,00 € IVA incluido


Para acogerse a estos menús deberá escogerse un mismo menú para todos los comensales.

El número definitivo de comensales para los servicios contratados en restauración, se reconfirmará 1 semana antes del evento, siendo éste el número mínimo a considerar a efectos de facturación. En el caso de aumentar el número de comensales, el Hotel se compromete hasta el 10 % más del volumen contratado siempre que la capacidad de la sala lo permitan.



Nota de Amaduma : Este precio se entiende para los Socios de Amaduma, Los familiares o amigos que deseen sumarse a esta celebración, habrán de abonar el menú completo de TREINTA Y CINCO EUROS ( 35.- € ).



01 diciembre 2011

FADAUM - MadurezActiva

Estimados compañeros,

Nos satisface informarles de la edición de la Revista Madurez Activa 19, correspondiente al mes de diciembre de 2011, donde se publican, entre otros temas de interés y actualidad, los reportajes de las X Jornadas sobre Asociacionismo en los Programas Universitarios de Mayores y del Libro Blanco Estatal del Envejecimiento Activo, así como entrevistas con el Secretario de Estado de Educación, Mario Bedera y el Presidente de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología, Pedro Gil Gregorio, entre otras.

Pueden consultar la publicación, en formato PDF en el siguiente enlace:
http://www.fadaum.org/revistas/madurezactiva_19.pdf

Esperamos que sea de vuestro agrado y utilidad. Para cualquier colaboración, pueden escribirnos al correo de madurez activa.

Recibid un afectuoso saludo

Eva Leal Gil
Directora
madurezactiva@fadaum.org

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